Parecía imposible, pero los chicos de Volition lo han vuelto a hacer. Delirantemente divertido y estrambótico como el que más, Saints Row 4 prepara su llegada al mercado con la que sin duda es la entrega más decididamente loca y salvaje de la serie. Un frenético juego de acción estilo sandbox que nos pondrá en la piel de un presidente de los Estados Unidos con súperpoderes, que deberá enfrentarse a una peligrosa invasión alienígena.
En un principio iba a ser un loco pack de contenidos descargables para el exitoso Saints Row: The Third, pero finalmente la expansión Enter the Dominatrix ha terminado convirtiéndose en un juego independiente más grande, caótico y desternillante de lo que lo ha sido cualquier entrega de esta ya de por sí alocada serie de acción estilo sandbox. Porque a pesar de mantenerse muy fiel a las líneas maestras de la franquicia, Saints Row 4 traerá consigo importantes novedades que decididamente le han sentado de mil maravillas.
Una guerra de otro mundo
Tras haber superado tantísimas penurias, la banda de los Saints ha alcanzado la gloria llevando a su líder al despacho oval de la Casa Blanca, donde ha sido proclamado presidente de los Estados Unidos de América. Un sueño inalcanzable para la gran mayoría de mortales que, sin embargo, desgraciadamente no disfrutaremos por mucho tiempo debido a la inesperada invasión alienígena que ha llevado a la humanidad a vivir bajo un régimen opresor de otra galaxia. ¿La solución a este problema tan fuera de lo común? Medidas todavía más extravagantes. Y es que lejos de conformarse con los recursos propios de planeta Tierra, el comandante en jefe de Estados Unidos se apropiará de una serie de increíbles súperpoderes con los que podrá hacer frente a la amenaza extraterrestre con mayores garantías de éxito.
Y así es como se presenta Saints Row 4. Un frenético juego de acción de mundo abierto que ahora más que nunca se asemejará a títulos como Crackdown o Prototype por las espectaculares y disparatadas habilidades especiales con las que contará nuestro protagonismo, alejándose un poquito más del estilo clásico –aunque muy alocado- que siempre ha caracterizado a esta franquicia. Y no es para menos, teniendo en cuenta que ahora tendremos la oportunidad de realizar saltos kilométricos, planear por el aire, correr a la velocidad de la luz o machacar a todo aquel que se cruce en nuestro camino, gracias a la descomunal fuerza de la que hará gala nuestro protagonista, representado en el juego como un auténtico súperheroe… o algo así.
Porque lejos de encarnar a la figura heroica y caballerosa a la que estamos acostumbrados, Saints Row 4 volverá a darnos total libertad para causar el caos más absoluto a nuestro alrededor haciendo uso de nuestros nuevos y tremendamente destructivos poderes especiales. Habilidades con mucha enjundia que nos van a dar la oportunidad de congelar a los enemigos, usar la telekinesis para levantar y lanzar por los aires a personas y objetos pesados; la habilidad de crear terremotos, e incluso la capacidad de irradiar una fuerza de energía incendiaria que envolverá en llamas a todo el que se encuentre a nuestro alrededor.
Locas habilidades especiales a las que debemos sumar también un no menos desternillante arsenal de armas de fuego, que bien podría convertirse en el más absurdo y espectacular de la serie. Y es que entre las herramientas de destrucción a nuestra disposición contamos con un rifle de asalto que hará que los enemigos se inflen como globos hasta estallar; una pistola generadora de agujeros negros que atrapará todo lo que se encuentre a su alrededor; la loca pistola musical dubster, que hará que todo el mundo –incluyendo árboles y vehículos- baile al ritmo de la música; así como escopetas, ametralladoras, rayos láser, lanzacohetes… en definitiva, todo lo necesario para hacer la vida imposible a los alienígenas que ahora dirigen y controlan las calles de Steelport.
En este sentido, nos ha gustado mucho el grado de absurdez supina que presentaba el juego en la demostración jugable que pudimos probar en el E3, aunque obviamente esto no es suficiente para determinar si el juego mantendrá las altas cotas de calidad de su antecesor. En principio, todo parece indicar que así será, básicamente por la nueva dimensión jugable que nace del uso de estos súperpoderes; pero como suele ocurrir en estos casos, un exceso de chistes y bromas fáciles puede terminar cayendo en lo repetitivo… más si el diseño de las misiones tampoco acompaña. De momento, sin embargo, nada nos hace pensar que esto tenga porque terminar así, ya que la cerca de media hora que dedicamos al juego se nos pasó volando de lo bien que nos lo estábamos pasando.
Algo a lo que ayuda mucho, como decíamos, el salvaje sentido del humor que desprende el programa, con situaciones cómicas con las que resulta muy difícil no soltar una carcajada. Y es que hasta la Casa Blanca ha pasado por el filtro Saints Row, convirtiéndose en una suerte de paraíso erótico festivo en el que bailarinas de striptease amenizan la espera a unos políticos hasta arriba de alcohol, mientras matones y otros individuos de baja estofa moral pasan el rato con otros divertimentos de la misma índole o con la mascota presidencial, que es ni más ni menos que un tigre. Lo más divertido del asunto es que durante unos instantes, también nos tocó hacer de presidente escogiendo qué leyes debían salir adelante y cuáles no, con la absurdez y mala leche por bandera.
Porque Saints Row 4, por si no lo habíamos dejado claro, promete ser un título condenadamente divertido. Una obra tan absurda e hilarante, que tras haber disfrutado de ella tan solo unos minutos, ya nos morimos de ganas por seguir provocando el caos absoluto en las calles de Steelport. Una ciudad que no parece haber sufrido grandes cambios a nivel estructural más allá de ciertos retoques estéticos, lo que bien podría convertirse en una de las principales lacras del programa. Todo dependerá, como decíamos, del diseño de las misiones y de lo bien que se aprovechen las nuevas habilidades de nuestro súperheroico protagonista, que contará con toda la libertad del mundo para masacrar a inocentes y alienígenas a partes iguales. Y eso será posible a finales de agosto.