Mercury Steam dice adiós a la serie Castlevania con la segunda entrega dentro de la serie Lords of Shadow. Más exploración, batallas y posibilidades en el título probablemente más ambicioso que ha salido de la factoría española. Es la hora de la verdad, la de conocer el desenlace de la historia de Drácula y la terrible maldición que acompaña a los Belmont. La sangre correrá… ¡por tus colmillos!
Si hay un logro que se le debe reconocer a la desarrolladora Mercury Steam, después de todos estos años trabajando junto a Konami, es el de haber sido capaces de aportar una visión propia -y lo cierto que muy interesante- sobre la licencia Castlevania. Esta es la mayor conclusión que hemos sacado después de haber probado durante cuatro horas la versión final de Castlevania: Lords of Shadow 2, el videojuego con el que el estudio de San Sebastián de los Reyes (Madrid) se despedirá de esta venerada franquicia.
Un cambio de registro que no sólo implica occidentalizar la serie tanto jugable como artísticamente, sino también impregnarla con un aroma único, ahora en la forma de una aventura en tercera persona que supera claramente a su predecesora. Un mundo con mayores posibilidades de exploración, un sistema de combate más profundo y una historia que gana en presencia podrían distinguirse como los grandes pilares de esta secuela, una que nos lleva hasta -tal vez- el Drácula más "humano" que hayamos visto en un videojuego.
Nos ponemos pues del lado del conde, siglos después de los sucesos acaecidos en Lords of Shadow. Levantamos de nuestro letargo, y no con muy buenas noticias. Hay un plan oculto para resucitar a Satán, algo que deberemos evitar a toda costa en un mundo que ha cambiado "un poco" mientras dormíamos. Una extraña industria farmacéutica se erige como el elemento más destacado de Ciudad Castlevania, una urbe de aire gótico postmodernista, y lo más curioso es que no se dedican a hacer algo en pos de la humanidad precisamente. Os sorprenderéis al comprobar lo arriesgado del planteamiento, pero no os diremos más aparte de que hay experimentos genéticos de por medio en la trama, y eso sin olvidarnos de Zobek, que cambia su aire de guerrero por el de hombre de negocios.
El Castlevania más grande
Queda claro que Castlevania: Lords of Shadow 2 es una reinvención en toda regla, y no sólo en términos narrativos. Aunque la entrega parece que gozará de un tiempo de juego similar al anterior (cerca de 20 horas), se aprecia un importante esfuerzo por proponernos más tareas secundarias. Esto es consecuencia directa de hacer que el título respire un tono más exploratorio, muy al estilo de la serie Darksiders, con muchas batallas "hack 'n slash", pero adicionalmente cantidad de tiempo para perdernos en diseños mazmorrianos.
La exploración, los combates y algún que otro puzle significan el alma máter de un producto que confía en la ganancia de puntos de experiencia para sentir algo de progresión. Los obtenemos por recorrer el entorno o derrotar enemigos, y se utilizan principalmente para adquirir nuevas habilidades de combate (haciendo más contundentes los combos). Resulta interesante el gráfico en árbol que contiene estas técnicas -que no son pocas-, pero aún más la oportunidad que se nos da para ganar maestría en el uso de armas, lo cual supone otra remarcable incorporación.
Eso sí, que nadie se espere un mundo abierto en la concepción más amplia del término. No parece que exista un área central que interconecte las diversas partes del programa. Más bien, Mercury Steam juega con el concepto de portales que nos llevan de una región a otra. Pero que nadie se preocupe. Esto no es algo negativo en absoluto, porque aún así podremos perdernos encontrando secretos en forma de "memoriales", fichas de personaje y diarios de soldado ideales para profundizar en la historia que se halla detrás del juego, la más elaborada de la trilogía. Localizar gemas para incrementar la barra de vida o la de magia se unen al conjunto para invitarnos a explorar hasta el último rincón de los mapas presentes: una acertada idea.
Fuerza sobrenatural
Por supuesto, Lords of Shadow 2 posee muchos más ingredientes en su fórmula. Tenemos la típica activación de mecanismos y partes plataformeras que recurrentemente nos invitan a poner en práctica nuestra habilidad y precisión. De igual forma, se presentan momentos especiales que añaden variedad. En esta demo fuimos consciente de dos de ellos, uno consistente en convertirnos en rata para pasar desapercibidos por una zona y otro relativo a tomar posesión de un cuerpo humano con el fin de ganar acceso a una área restringida.
Sin embargo, nos engañaríamos si no dijéramos que los combates son lo más importante del programa. Para la ocasión, se apuesta por un esquema "hack 'n slash", que destaca por dos poderes: el del Vacío y el del Caos. Uno versa su poder en el hielo, otro en el fuego (interesante para determinados enfrentamientos); pero lo mejor es que mientras que el primero nos hace recuperar vida con cada golpe, el segundo resulta absolutamente devastador contra rivales con escudo. Gran parte del interés combativo reside pues en alternar entre estas habilidades mediante los gatillos izquierdo y derecho, aportando una complejidad que sienta fenomenal al sistema de combate.
El equilibrio logrado es considerable, con la oportunidad de atacar, pero también de defendernos de forma fluida mediante la técnica de esquive y contraataque. Cuesta acostumbrarse, pero el esquema parece correcto, muy manejable tanto en enfrentamientos con varios rivales como en los cara a cara contra todo tipo de jefes finales, incluidos los que ocupan toda la pantalla. De estos últimos habrá alguno que otro, y serán tanto o más largos que los que vimos en el anterior videojuego. Mercury Steam ha echado el resto en una obra que creemos que se adaptará a bastantes estilos de juego, gracias a los cuatro modos de dificultad que presenta.
Nueva sangre
Lords of Shadow 2 ha conllevado muchos esfuerzos por parte de Mercury Steam. Seguramente uno de los más importantes tenga que ver con haber encontrado un motor propio lo suficientemente potente como para mover el nuevo mundo de Drácula, la ciudad de Castlevania postapocalíptica, moderna y oscura -toda la acción discurre de noche- que se necesitaba. El resultado es convincente, sobre todo en el plano artístico, con unos diseños muy inspirados en los entornos, destacando en especial los personajes, todos perfectamente caracterizados tanto gráfica como sonoramente, con voces de actores como Robert Carlyle o Patrick Stewart (más conocido este último por ser el capitán de la nave Enterprise en Star Trek).
Todo en inglés -y subtítulos en castellano- que se acompañan de tal vez el mejor apartado del programa: el musical. Óscar Araujo firma otro destacado trabajo con temas que caminan entre la grandilocuencia, la epicidad, la oscuridad de Drácula y la modernidad del mundo en que se desarrolla la trama. No ha sido fácil, con tonos eléctricos que se fusionan con coros en un trabajo talentoso.
En suma, hay ingredientes de calidad en la que será la particular despedida del estudio español en relación con la serie Castlevania. Ahora sólo queda comprobar en nuestro análisis si las diferentes partes logran formar un conjunto tan sólido como el que se espera de cualquier producto basado en esta importante licencia. Durante estos años, la compañía de Enric Álvarez ha trabajado convencida de que su perspectiva, una genuina y arriesgada a partes iguales, era la correcta. El próximo 27 de febrero veremos en PS3, Xbox 360 y PC junto a Drácula si la sangre que corre por las venas de este videojuego provoca la resurrección tan esperada. Afilad vuestros colmillos…