Outlast: Avance

Outlast: Avance
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Los grandes representantes del "survival horror" han dejado de serlo para muchos. La búsqueda de ventas les han llevado hacia la acción. Sin embargo, todavía queda espacio para este género, o al menos los desarrolladores de menores recursos así lo creen. El terror se hace independiente y descargable. Outlast es otra buena muestra, un título que nos hará saltar de nuestra silla.

Nació en los años ochenta, tuvo su mejor momento hacia el cambio de siglo, y se ha transformado durante la última década. Hablamos del "survival horror", un estilo de crear juegos querido por un amplio sector del público hardcore, aunque venido a menos según muchos. Por suerte, de vez en cuando llega alguien para volver a poner las cosas en su sitio, con la voluntad de traernos terror del bueno, con todos los principios que vieron nacer a los grandes del género.

Ha tenido que ser el recién formado estudio canadiense Red Barrels el artífice de traer de vuelta el espíritu de supervivencia tras el éxito de otras destacadas producciones como Amnesia (de Frictional Games) o Slender (de Parsec Productions). Y es que, como ellos, Outlast nace con espíritu independiente y plenamente digital. Bueno, con eso, y también experiencia, la de sus responsables, partícipes en obras tan importantes como Splinter Cell, Prince of Persia o Assassin's Creed.

En definitiva, un equipo con talento y las ideas muy claras que pretende concentrar sus conocimientos en sigilo y exploración para crear algo único, inmersivo y, por supuesto, capaz de hacer que "te cagues de miedo" (como ellos mismos literalmente aseguran). Una aventura en un psiquiátrico abandonado del que escapar será nuestra dinámica de juego fundamental. Un concepto que podría resultar extraño para la mayoría, más en una época en la que disparar siempre es una opción, pero que seguro agradará a los habituales de este tipo de juegos, que gracias a plataformas como Steam -en la cual se estrenará- está regresando a su estado natural.

El psiquiátrico del terror

Outlast nos sitúa en un escenario cuanto menos intrigante. En la piel del periodista independiente Miles Upshur nos adentramos en las montañas de Colorado, concretamente en un psiquiátrico que tras muchos años de abandono ha sido reabierto por cuestiones de "seguridad y caridad". Desconocemos exactamente qué es lo que empuja a nuestro protagonista a visitar el macabro recinto, aunque todo apunta a que la multinacional encargada de esta reapertura, la Corporación Murkoff, está ocultando algo realmente diabólico.

Según hemos podido averiguar, todo tiene relación con el proyecto Mkultra, un programa llevado a cabo por el gobierno estadounidense -junto a científicos de la Alemania nazi- para modificar conductas humanas. Y es obvio que algo no debió resultar del todo bien, llevándonos hasta este oscuro y decrépito manicomio en el que descubriremos los peligrosos experimentos que se llevaron a cabo.

Todo esto con cámara en mano (espíritu periodístico al poder), la necesidad imperiosa de conocer la verdad y una perspectiva en primera persona. Así se plantea este relato tan terrorífico, interactivo e inmersivo en el que nosotros seremos los absolutos protagonistas. Debemos sobrevivir para que nuestra experiencia no acabe perdida en este maldito sanatorio, algo que promete generar una sensación "survival horror" plena, que nos atormente desde el primer hasta el último minuto de juego.

No os esperéis unos gráficos ultrarrealistas, y ni falta que hacen. Outlast juega muy bien sus cartas, logrando un apartado audiovisual acongojante en el que destaca la iluminación.
No os esperéis unos gráficos ultrarrealistas, y ni falta que hacen. Outlast juega muy bien sus cartas, logrando un apartado audiovisual acongojante en el que destaca la iluminación.

Para conseguir sus objetivos, Outlast deposita la mayor parte de sus esfuerzos en los enemigos, en hacer que nos sintamos atrapados continuamente. El trabajo en IA ha sido contundente, con rivales que parecen cortos en número, pero que una vez nos avistan nos siguen allá donde vayamos. Y sí, decimos esto porque nuestra única defensa será correr y escondernos. Por todo ello la perspectiva en primera persona, que recuerda poderosamente a la de Mirror's Edge, es tan importante, ya que muestra la agilidad de las persecuciones, con los brazos y piernas de nuestro personaje asomándose por la pantalla.

El planteamiento jugable es sencillo. Dentro de un avance lineal, debemos ir cumpliendo objetivos, relacionados mayormente con la exploración. Por el camino nos llevaremos sustos, claro que sí, provocados por la aparición repentina de un cadáver o el inofensivo chirrido de una silla de ruedas. Sin embargo, deberemos ser fuertes, porque pasar inadvertidos es nuestra única oportunidad de supervivencia. Y si no, deberemos correr, y mucho, siendo esto algo que sin embargo nunca garantiza el éxito.

De hecho, si fallamos y morimos, una vez entremos de nuevo en la partida nada será igual. Así que más vale ser cautos y asomarnos por las paredes (acción posible) para hacer más segura la exploración. Y si la habitación está oscura -muy común- podremos sacar la cámara de vídeo con la finalidad de verlo todo desde su pantalla gracias a la visión nocturna. La inspiración de la película REC parece aquí clave, añadiendo un toque siniestro a la acción, enfatizado cuando se nos agotan las pilas y nos quedamos a ciegas.

La visión nocturna de nuestra cámara nos será de verdadera utilidad, aunque deberemos poner un ojo en la batería. Coge pilas o te quedarás a oscuras...
La visión nocturna de nuestra cámara nos será de verdadera utilidad, aunque deberemos poner un ojo en la batería. Coge pilas o te quedarás a oscuras...

La jugabilidad, en su conjunto, parece construir una experiencia satisfactoria en Outlast, y eso es tal vez lo más importante. El sigilo heredado de Splinter Cell, las dinámicas de navegación de Assassin's Creed y las plataformas de Prince of Persia sientan las bases de un videojuego que nos da su propia receta sobre el terror. Pero claro, falta un ingrediente fundamental para cocinarla y hacerla apetitosa al usuario: el apartado audiovisual.

Outlast se sirve del ya sobreexplotado Unreal Engine, pero eso no quiere decir que no sorprenda. Aprovecha las técnicas de iluminación de forma destacada, aparte de que contribuye a dar vida a los monstruos, criaturas que se mueven con animaciones sobrenaturales, casi sacadas de una cinta de posesiones demoníacas. Estos elementos, combinados con un apartado sonoro escalofriante, el cual cambia dependiendo con la situación, generan un potente sentimiento de inmersión y acongoje en el jugador.

Escucharemos las pisadas, cómo se acelera la respiración de nuestro protagonista, las puertas que se cierran y, por supuesto, los terroríficos sonidos que emiten los malévolos especímenes que pueblan el manicomio de Colorado. Sin duda, una entrada de no retorno a un pasaje del terror muy interactivo y que estará con todos nosotros dentro de muy poco: el próximo 4 de septiembre, para PC y a un precio de 19,99 euros en Steam (hay planeada una versión para PlayStation 4). Esta vez, la verdad no está ahí fuera, sino dentro de una auténtica pesadilla. ¿Serás capaz de salir de ella?

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