The Wind Waker fue probablemente una de las leyendas de Zelda que más ruido causaron en la industria del videojuego. Con una estética de dibujo animado que rompía con todo lo anterior, Link recorrió los mares en otra épica aventura para derrotar al mal. 10 años después de aquello, Wii U convierte el clásico en HD. Probamos la leyenda, ahora más fuerte que nunca.
El momento en que se anunció una nueva entrega de Zelda allá por el 2001 resultó especial para todos los fans de la licencia. Siempre lo es, pero esta vez más, puesto que vino con sorpresa. El universo de la franquicia se teñía de espíritu "cel-shading", uno colorido, casi de dibujo animado, que rompía con las expectativas generadas, más inclinadas a pensar que el título exhibiría el estilo maduro y oscuro que se había presentado un año antes como demo técnica en el Nintendo Space World.
La Gran N sorprendió otra vez, aunque no hubo poco recelo por parte de los medios de comunicación. Miyamoto afirmó que esta dirección intentaba llegar a más jugadores, algo que se tomó en el sentido de que la serie trataba de convencer a un público más joven. Pero todos se equivocaban. De hecho, el videojuego, The Legend of Zelda: The Wind Waker se convirtió no sólo en uno de los grandes lanzamientos de Gamecube, sino además en uno de los mejores exponentes de esta gran saga.
El estilo artístico nos daba una nueva perspectiva sobre la serie, al tiempo que se añadía una importante mecánica de juego: navegar por el mar. Con el mundo sumergido en las aguas, Link recorría el vasto océano en busca de su hermana, raptada por unas temibles fuerzas. El resto, ya lo sabemos, o al menos lo intuimos: una nueva leyenda con la trifuerza como protagonista, cantidad de mazmorras, batallas y puzles clásicos dentro de un género único: el género Zelda.
Una leyenda sumergida en el agua
Han pasado 10 años desde el lanzamiento original en Gamecube, y en ellos hemos avanzado dos generaciones de consolas. Sin embargo, Nintendo ha decidido rescatar el título original, bañándolo con una capa HD para traerlo de nuevo hasta nosotros, al tiempo que se da la oportunidad de conocerlo a aquellos que no compraron en su día el sistema con forma de cubo (el cual, por cierto, no alcanzó gran éxito, con poco más de 20 millones de sistemas vendidos).
La jugada parece pues inteligente, más si comprobamos que The Wind Waker es uno de esos títulos que, aún transcurrida una década, siguen resultando interesantes. De hecho, nos ha agradado comprobar que ha envejecido de forma espectacular en sus mecánicas de juego, algo de lo que no pueden presumir muchos títulos de principios de milenio.
Pero para ser estrenado en la actualidad, y en particular en Wii U, el videojuego necesitaba un profundo lavado de cara. Se conserva su carismático aspecto "cel-shading", por supuesto, pero se añade una resolución de 1080p y una tasa de 60 imágenes por segundo que cambian significativamente nuestra experiencia visual con el título. Más todavía si consideramos que se integra un nuevo motor de iluminación (con cantidad de "bloom lighting"), se reconstruyen las texturas y se incrementa la carga poligonal. El resultado es la obra que todos conocíamos, pero ahora aún más entrañable. Es más que nunca una película de dibujos animados en movimiento.
Cabe destacar que la sensación que hemos obtenido es que, si no hubiese existido el original, nunca nos hubiésemos percatado de que el programa ha sido desarrollado hace 10 años. Nintendo ha realizado un gran trabajo en términos visuales, siendo una auténtica gozada disfrutarlo a través de la opción "off-TV" del GamePad, integrada para la ocasión. Con sólo pulsar el botón "-", podemos pasar la imagen del televisor a nuestro mando cómodamente.
Y si no, el GamePad nos servirá aún así como pantalla de inventario, ideal para equipar objetos -arrastrándolos mediante la interfaz táctil- sin necesidad de entrar en el menú de pausa. Con ello, el sistema se perfecciona, añadiendo algunos detalles adicionales, relativos a facilitar el uso de los objetos más frecuentes (como el gancho). Tendremos que comprobarlo más adelante, pero por el momento todo parecen ventajas, haciendo la experiencia de juego más fluida, con menos pausas.
En este sentido, hemos descubierto que uno de los aspectos fundamentales de la aventura -la navegación en barco- se ha perfeccionado para que cambiemos la dirección del viento de una forma más sencilla. Aparte, y gracias a una vela especial que se ha incluido, el Mascarón Rojo irá más rápido que nunca. Para aquellos que dejaron el juego a la mitad (no fueron pocos) debido a las enormes distancias a recorrer, esta es una gran noticia, aunque hasta nuestro análisis no podremos confirmar el grado de corrección sobre la jugabilidad original que esto significa.
Otro detalle importante es que ahora podemos caminar mientras nos encontramos en la vista en primera persona, incluso cuando usamos el arco. Asimismo, contamos con un nuevo sistema de apuntado que saca partido de la tecnología giroscópica del GamePad (de un modo similar al empleado en Nintendo 3DS con el "remake" de Ocarina of Time).
Nos encontramos ante algo más que una mera versión en HD del clásico The Legend of Zelda: The Wind Waker. Otra demostración la tenemos en que ciertas partes de la aventura se han modificado con el fin de no romper el ritmo de la trama. Todo ahora pretende estar más equilibrado, de forma que la jugabilidad fluya con naturalidad, de una manera completamente satisfactoria para el jugador. Y no podemos olvidarnos de Miiverse, que nos permitirá escribir mensajes, meterlos en botellas y lanzarlos al mar para que otros usuarios los lean.
Las playas del título se llenarán así de mensajes anónimos, generando una interesante dinámica de interacción en línea. En definitiva, un esfuerzo que se sale de la típica remasterización en alta definición para acercarse más a lo que conocemos como "remake". Es el regreso de una obra por la que han pasado muy bien los años. Tanto, que se sentirá completamente nueva para aquellos que no la descubrieron en su día, así como realmente interesante para los que ya la disfrutaron. El 4 de octubre toca echarse al agua.