Assassin's Creed 4: Impresiones E3

Assassin's Creed 4: Impresiones E3
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La vida pirata es sinónima de libertad absoluta. Pero Ubisoft no se inspira sólo en el concepto, sino que lo expresa a través de múltiples actividades. En este Caribe siempre hay algo que hacer, desde búsquedas de tesoros hasta abordajes de barcos, pasando por múltiples combates y objetivos que cumplir para nuestra hermandad de asesinos.

Puede que el nuevo Assassin's Creed tenga un IV en su nombre, pero luce como un juego completamente nuevo. Empezando por su paleta de colores, que con la ocasión caribeña, desata verdes, dorados y azules de ensueño en comparación con los grises de la entrega anterior, y demostrando por el camino que en el uso del color a Ubisoft pocos le tosen. Todo luce impecable en la versión de PlayStation 4 que pudimos ver, con una gran atención al detalle y una extensión muy considerable. Ubisoft ha creado un patio de recreo lleno de variedad y la temática pirata le viene ni que pintada. Coge tu barco, persigue a un objetivo y por el camino puede que te encuentres un islote donde un náufrago que pasó a mejor vida sostiene en su mano un mapa del tesoro. Sigue adelante, y cuando reconozcas una de las edificaciones del mapa comenzarás una nueva aventura hasta encontrar el cofre enterrado, que llenará las arcas de tu facción añadiendo fondos y nueva tripulación a tu causa.

Poco se sabe todavía de los secretos enterrados que guarda su historia, salvo que somos el capitán Edward Kenway, tan temido como respetado, recién entrenado como asesino, aunque al parecer viviremos también algo de su etapa antes de ser instruido como tal. Ahora bien, lo que sí sabemos es que, con la trama de Desmond cerrada, nuestro héroe en el mundo real es el propio jugador, que llega a Abstergo con la misión de desvelar los secretos del Capitán Kenway. Puede chocar la primera vez, pero lo cierto es que integrar al jugador en el mundo de Assassin’s Creed es una idea muy atractiva, sobre todo teniendo un antepasado tan llamativo como un pirata que aterró el Caribe en 1715.

Tesoros, abordajes de barcos, combates y un sin fin de objetivos que cumplir para nuestra hermandad de asesinos. Assassin's Creed IV: Black Flag tiene un aspecto formidable
Tesoros, abordajes de barcos, combates y un sin fin de objetivos que cumplir para nuestra hermandad de asesinos. Assassin's Creed IV: Black Flag tiene un aspecto formidable

Cambio de rumbo
Hay ciertas cosas que han cambiado, pero el núcleo sigue siendo el mismo de cualquier Assassin's Creed, sólo que se ha realizado un gran trabajo de pulido para que funcione en un entorno realmente abierto donde tener libertad total, que para eso somos un pirata. Por ejemplo, seguimos teniendo la vista de águila, icónica de la saga, o habilidades de sigilo, que vuelven con mayor protagonismo que nunca. Esta vez funcionan mucho mejor para despistar o atraer a los guardias, con nuevas animaciones y movimientos que ayudarán a aquellos jugadores que prefieran pasar desapercibidos, y que además podrán usarse como una opción viable siempre que se desee acabar con un objetivo principal. Y en ocasiones será muy necesario, ya que algunos enemigos, sobre todo los que van armados con mosquetes, serán extremadamente duros, pudiendo acabar contigo de dos disparos.

Black Flag recupera la jugabilidad ya vista en la tercera entrega a bordo de nuestro barco, el Jackdaw, segundo protagonista del juego. Está rebosante de vida, con marineros subiendo por los mástiles, meciéndose al ritmo de las olas, gritando y animando en la batalla. Hasta podrán cantar canciones, que a modo de minijuego podremos ir recopilando para darle variedad a las travesías marítimas como si una radio de GTA se tratara. Conseguirles ron y unir nuevas filas a la tripulación también será importante, porque muchos de ellos puede que no sobrevivan a las refriegas de las batallas navales. Éstas son intensas, bravas, con astillas salpicando la pantalla y agujeros de cañón decorando nuestro barco y el del enemigo. Rompe el mástil mayor del oponente y comenzará el saqueo, alineando tu barco con el suyo. Aquí entra un detalle que nos ha llamado especialmente la atención. Si recordáis que todas las atalayas de un Assassin's Creed iban añadiendo algo de dificultad al subirlas, Ubisoft ha prometido que en Black Flag los abordajes serán variados, pudiendo saltar tanto de un costado como a través de los mástiles para asaltar al enemigo. Y una vez que esté rendido y pidiendo clemencia podremos reclutarlos para nuestra tripulación, capturarlos y mandarlos a la flota, o utilizarlos para las reparaciones que han hecho estragos nuestro buque.

Los abordajes son brutales y variados. Derrotar al enemigo significa también utilizarlos a tu favor.
Los abordajes son brutales y variados. Derrotar al enemigo significa también utilizarlos a tu favor.

Black Flag vuelve a ser variado, vuelve a contar con innumerables actividades que realizar, vuelve a subirnos a azoteas de teja aprovechando las grandes ciudades, y utilizar el océano entre islas para explorar y dejarse llevar por la marea, encontrarse con ballenas que saltan y casi vuelcan nuestro barco, y enfrentarse a las duras tormentas tropicales que rompen los hermosos colores de puestas de sol y convierten el mar en un verdadero infierno. No se olvida tampoco de buscar complicidad en los registros históricos, con personajes que esta vez puede que sean más o menos conocidos, como Barbanegra, Calico Jack o Benjamín Hornigold, pero que pueden ser tanto o más interesantes que a los que estamos acostumbrados. Su tema es muy atrayente, con la vida pirata libre de complicaciones como telón de fondo, pero sin olvidar la cruda y violenta realidad intrínseca en todo lo que la rodea.

Multijugador y dispositivos móviles: la otra cara del Caribe
Por su rama de multijuga dor, Black Flag todavía no se ha pronunciado. Será una experiencia más conocida que la que Ubisoft está tratando de conseguir con otros juegos como Watch Dogs o el recién anunciado The Crew, sin intentar entremezclarse tanto con la campaña individual. Pero no por ello será menos original, ya que además de disponer de nuevos personajes con distintas habilidades, dispondremos de una nueva herramienta llamada, curiosamente, GameLab, que nos permitirá diseñar nuestra propia experiencia multijugador alterando habilidades, reglas y extras.

Black Flag también es nueva generación, per no por sus gráficos mejorados, sino por algo que vamos a ver en muchos juegos a partir de ahora y sobre todo en los próximos títulos de Ubisoft: la segunda pantalla en forma de aplicación para tablets, que en el caso de Assassin's Creed servirá como un mapa donde podremos ver las islas y saber a dónde nos dirigimos. No deja de ser un accesorio que funciona un poco a modo de mando de Wii U o como el Smartglass de Microsoft, utilizándose como pantalla supletoria de información o para ubicar ciertos menús cuyas acciones se trasladarán al juego en tiempo real, además de poder compartir puntos de interés con nuestros amigos para que se revelen en sus respectivos mapas.

La demo pasó a otra de las actividades que recoge nuestra travesía por las islas: el asalto a los fuertes de los españoles, donde nuestro objetivo es acabar con el comandante de cada fuerte. Las batallas siguen el mismo estilo que la de los barcos, sólo que aquí tendremos que luchar contra una costa bien armada, tener mucho cuidado con sus potentes cañones y una vez derruido encontrar el modo de subir, abrirnos paso entre los supervivientes y acabar con el capitán. Estos fuertes no son meras misiones secundarias. Muchas de ellas serán obligatorias, por ejemplo, si queremos desbloquear la isla de Cuba para atracar en La Habana. Una vez que los poseamos, nos servirán para protegernos de ataques del enemigo, pero tomarlos requerirán de un grado más elevado de estrategia, sobre todo a medida que se van volviendo más difíciles de conquistar.

Es curioso, porque Far Cry 3 es un juego que se inspiró mucho en el concepto de Assassin's Creed para construir su terreno, donde las torres de radio hacían las veces de atalayas, pero eran también una excusa para disfrutar del paisaje y como zonas de viaje rápido. Es ahora Assassin's Creed IV quien se fija en los aciertos de Far Cry 3, derrochando belleza natural en sus puntos más altos, que dejan de ser simples edificaciones para pasar a ser zonas más orgánicas, puntos altos de una montaña donde ver el paisaje, crear un punto de control y poder viajar rápido de vuelta siempre que quieras.

Piratas de la nueva generación
¿En qué se nota que esta versión es de nueva generación? Es una lástima que no tengamos, por ejemplo, un objetivo de 60 frames por segundo, pero a su favors el equipo de Ubisoft ha logrado crear un mundo tremendamente grande y sólido. La iluminación es muy destacable, creando entornos totalmente vivos en los que cada zona de vegetación está llena de detalle, hierbas altas y no simples texturas. Se nota también en sus bordes y contornos más definidos, en sus sombras y reflejos; incluso durante los dos segundos en los que buceamos tras hacer un salto de fe al océano contemplamos las refracciones de nuestro cuerpo sumergido con mayor nitidez. Las animaciones están más definidas, con pequeños detalles que surgen cuando menos te lo esperas, como la forma que tiene Edward de ocultarse tras una esquina, andar por las orillas de las costas o hacer el habitual "parkour" por los tejados. Nueva generación son también los modelados, mucho más detallados y curvados tanto en los personajes como los escenarios, al igual que esas maravillosas puestas de sol en el horizonte que divisaremos subidos a lo más alto de nuestro barco pirata.

Los entornos naturales son muy detallados y los colores caribeños lucen espectacularmente en la nueva generación.
Los entornos naturales son muy detallados y los colores caribeños lucen espectacularmente en la nueva generación.

Assassin's Creed IV: Black Flag inaugura una nueva era. Recoge el testigo de juegos como Skyrim (en su justa medida), donde la libertad pirata, el hecho de poder ir donde te plazca en tu propio barco y realizar todas las fechorías que puedas, está a la orden del día. No decimos esto a la ligera. Si ponemos como ejemplo una misión tradicional de Assassin’s Creed, lo normal es que esta suele acabar con la muerte de nuestro objetivo. Pero en Black Flag podemos encontrarnos en el camino con ciudadanos acosados por las tropas españolas, por ejemplo, y al salvarlos abrir una nueva misión en una plantación al otro lado del mapa, con lo que tendremos que coger el barco y poner rumbo a otra isla si deseamos seguir esa misión.

El juego supone además una nueva era en la que todo está bañado de una iluminación que no intenta utilizar en exceso las sombras para ocultar fallos o escenarios poco trabajados, donde cada rincón luce espectacularmente. Sin duda, la vida pirata es la mejor vida, y si encima todo está bañado de ron de nueva generación, más todavía.

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