¿Un MMO de acción sobre Warhammer 40.000? ¿Dónde hay que firmar? Behavior Interactive prepara un trabajo que ilusiona a los fans de la IP, y que busca mezclar acción con estrategias al más alto nivel para una monumental guerra de facciones de la que sólo podrá salir un gran vencedor.
Games Workshop sigue alimentando con su propiedad intelectual videojuegos, y en esta ocasión Warhammer 40.000 vuelve a vestir su oscuro y terrorífico futuro de título de acción con Eternal Crusade. Este juego adopta la fórmula de MMO de acción de no demasiado boyante factura gráfica, pero que cuenta con algunos potentes pilares para convertirse en algo grande desde la óptica jugable.
El modelo de negocio es tan sencillo como el de distribuirse de dos maneras: Por un lado el título es de carácter free-to-play si sólo unos interesa una de las cuatro facciones, la de los Orcos. Por otro es un título que se puede comprar también a un precio completo, y que cuenta con microtransacciones para, adicionalmente, que el que lo desee invierta cuanto guste en mejoras cosméticas. Dos alternativas muy interesantes para buscar acomodo en cualquier perfil de aficionado que quiera sumergirse en este universo.
Cruzada en los Confines
Los chicos de Behavior Interactive no son precisamente unos novatos en esto de desarrollar videojuegos, sin embargo sus trabajos hasta ahora no siempre han resultado particularmente brillantes. Muchos juegos de licencias, incluyendo algunos sobre Bob Esponja o de la película Rango trufan un catálogo en el que también destaca la continuación del olvidable Naughty Bear o las futuras versiones para Xbox 360 y PlayStation 3 de La Tierra-Media: Sombras de Mordor. Como puede verse el currículum no es para tirar cohetes, sin embargo lo que presentan en Eternal Crusade podría ser lo que hiciera levantar sus obras hasta la fecha y brindarnos algo de veras digno de la marca de la que hablamos.
Para ello tienen entre manos este MMO especialmente centrado en la acción, como ya hemos dicho, y también muy volcado en el combate entre jugadores en una guerra futurista y de fantasía que se presenta verdaderamente masiva. Las clases y su elección serán fundamentales para adaptarnos al estilo que más nos interese, y los estilos de éstas serán los clásicos de unidades muy pesadas y lentas pero verdaderamente demoledoras, o las de otras mucho más ligeras y de gran movilidad. Éstas últimas, por ejemplo, en algunos casos harán gala incluso de jet-packs que garantizarán que podremos alcanzar con ellas posiciones de otra forma inaccesibles. Con esta herramienta podemos movernos a toda velocidad por el escenario e incluso caer sobre nuestros enemigos con un ataque en caída que resultará casi mortal.
Las habilidades, de hecho, tendrán una importancia capital en el videojuego. El sistema de combate busca una cierta profundidad que permita al programa subsistir manteniendo nuestro interés durante largo tiempo, pero todavía hay mucha información que hacerse pública sobre todo ello. Lo que sí sabemos positivamente es que habrá mecánicas de cobertura para los tiroteos, y que los combates cuerpo a cuerpo se resolverán por otra parte con bloqueos y golpeos en un sistema que sus responsables buscan que tenga la profundidad suficiente como para no caer en lo accesorio. Se busca de este modo que, dentro del inevitable caos que compondrá las batallas entre cientos de jugadores, se acabe también encontrando un cierto orden y un riguroso control por parte del usuario de los movimientos del protagonista.
También habrá algunos matices de PvE que toman forma en los tiránidos dirigidos por la inteligencia artificial, pero como hemos dicho la principal intención es la del combate entre aficionados. Lucharemos, de hecho, por puntos clave de un mundo gigantesco en el que la fuerza de las facciones irá consolidando la pugna por territorios monstruosos en un tira y afloja constante entre las cuatro facciones que componen su escenario bélico. Ahí entra en juego la figura del comandante, uno de los elementos de equilibrio al que más atención tratan de presentar los responsables del programa.
Cada diez jugadores formarán un escuadrón, y cada uno de ellos tendrá a su propia cabeza pensante. Como suele suceder en estos casos los usuarios podrán escoger si ir por libre o si desean seguir las órdenes para no romper el escuadrón, sin embargo se fomentará la colaboración entre aficionados con una serie de bonus y recompensas en caso de ceñirnos a las órdenes del equipo. ¿Cómo se transmiten las instrucciones para mantener la cadena de mando? Con la radio in-game, que servirá para guiar. Los jefes, además, contarán con la posibilidad de invertir recursos en tropas con vehículos y otras ventajas para alcanzar las metas puestas por la facción para salir airosa del dominio de un determinado territorio.
La escalera de mando sigue progresando con, por encima de los comandantes de pelotón la figura de los líderes, y sobre ellos están los peces gordos de cada facción que son escogidos a través de una elección y que componen el Consejo de Guerra de cada facción. Con este complejo organigrama de jugadores asumiendo puestos de responsabilidad sus creadores esperan que se fomenten las intrigas políticas y también las negociaciones y la diplomacia para dar forma a este fascinante universo.