Lo tenía claro antes de jugar y lo he corroborado tras soltar el mando: Persona 5 es muy especial. Atlus prepara su gran golpe en la saga, con unos ladrones de secretos que se sumergen en el inconsciente colectivo para ayudarnos a comprender la realidad. ¿No lo has entendido? Coge tu "persona" que te lo explico.
Había límite para esta demostración de Persona 5. Uno de los responsables me dijo que tenía una hora… ¡una hora! Me parapeté en el asiento, me puse los cascos y sujete con fuerza el mando, convencido de que iba a aprovechar hasta el último minuto. Pero, espera… una intro. La típica que salta en los juegos de Persona, una especie de videoclip. Sabía que iba a perder algo de tiempo, pero era necesario para reafirmar una creencia que mantengo desde hace años: Atlus tiene estilo.
Esa secuencia de poco más de un minuto no tiene trama, diálogos, ni gameplay. No te explica nada. Sin embargo, te demuestra muchas cosas. Que es un juego con un estilo artístico que rompe convenciones. Que se salta las normas. Que detrás hay desarrolladores de renombre. Que la música de Shoji Meguro sigue siendo carismática. Que esto, señores, es Persona.
Es como cuando te traen un plato muy bien presentado. No sabes si te gustará, pero a primera vista te apetece engullirlo. Soy alguien que tiene muy en cuenta las formas, por eso me agrada ver que hasta los menús son carismáticos. Da gusto su forma de combinar colores o contemplar la animación de cómo se pasa de una línea de texto a otra. Son detalles que quedan en tu subsconsciente. Pero cuando reflexionas sobre ello, asientes y te dices a ti mismo: demonios, esta gente tiene personalidad.
Video impresiones
Ladrones sociales
No todo son formas, faltaría más. Persona 5 tiene contenido. No esperaba por supuesto que la saga huyera de su leitmotiv. De hecho, sigue ahí: narrar las vivencias de un grupo de estudiantes japoneses. Podría parecer aburrido, pero no lo es cuando las dimensiones real y fantástica se fusionan, mezclando simulador social con mecánicas J-RPG. Y con mensajes subyacentes: el abuso, el suicidio o el estrés al que se somete al alumnado en Japón.
Y esto sólo en la hora que he jugado. Persona siempre ha ido sobre tabúes, sobre esa máscara que nos impide comprender cómo es en realidad nuestra sociedad. Esta entrega va directamente a por ellos, como un lince, con una narrativa elaborada, pero que cambia de tercio. Esta vez nuestros personajes son problemáticos, vienen de un pasado tormentoso… y por supuesto tienen una doble vida. De día como estudiantes. De noche como ladrones.
Ladrones, eso sí, metafóricamente hablando. Persona nunca ha sido evidente, ahora tampoco. Nos debemos enfrentar a depravados de todo tipo en una suerte de dimensión que representa el inconsciente colectivo de la humanidad (Metaverso). Casi nada. Allí estará lo peor de nosotros, y como ladrones deberemos llegar hasta el meollo del asunto y robar los oscuros objetos de deseo que atormentan a la sociedad.
Persona siempre ha ido sobre tabúes, y esta entrega va directamente a por ellos
Así es Persona 5 si hablamos desde un punto de vista metafísico. En lo jugable es más sencillo. Durante el día tenemos conversaciones, vamos de un lado para otro, nos enteramos de lo que pasa en nuestra escuela, flirteamos con chicas, hacemos amigos, algún enemigo… En fin, una manifestación con estética manganime del estudiante japonés.
¿Novedades? Hay más NPCs, más conversaciones adicionales, más sensación de ciudad… Tokio se nos muestra viva, con sus calles, medios de transporte, localizaciones. El juego se adapta a los tiempos actuales, con un "smartphone" que va a gozar de cierto protagonismo. Lo comparas con otros Persona y dices: esto ya es otra cosa. Buen trabajo, también por lo relativo al "social link". Hay muchas opciones de respuesta, y estas definen nuestra relación con amigos y compañeros.
La otra cara de Persona 5 es la noche, con sus mazmorras y batallas por turnos. Vuelven esas invocaciones de nuestro yo conocidas como "personas". Vuelven los ataques especiales, la opción de defensa y de detectar las debilidades de los adversarios. También la exploración, con objetos, recompensas y algún que otro puzle.
Pero el revés es significativo. Como "ladrones fantasma" podemos practicar sigilo, evitar rivales o sorprenderlos por la espalda. Esta novedosa temática da mucho juego, y ahora al acabar con enemigos se nos ofrece la opción de negociar con ellos, ya sea para obtener dinero, un ítem o conseguir que se unan a nosotros. Tenemos uso de pistolas como arma combativa, y resalta la figura de los confidentes, que dependiendo de nuestras conversaciones en la aventura nos permiten obtener determinados beneficios en los combates.
Hasta aquí mi primera hora de juego… y no es poco. Me he quedado encantado con el apartado visual. La banda sonora de ritmo "acid jazz" es espectacular, con esos temas cantados tan característicos en Persona. El videojuego cuenta con una ejecución brutal, con detalles por doquier. La jugabilidad es maravillosa, puro J-RPG salpicado con un toque de simulador social. Las novedades son llamativas, desde la temática de ladrones hasta la introducción de mecánicas de sigilo o técnicas de negociación en batalla.
Pero tenía que haber un "pero". El juego viene con selector de voces para inglés y japonés, pero sólo sin subtítulos en castellano. No es la primera vez que sucede, así que no nos pilla por sorpresa. Sin embargo, siempre es un obstáculo, sobre todo para los que no tengan tanto nivel en el idioma de Shakespeare… Aunque algo os digo: el juego merece mucho la pena. Persona 5 me parece uno de los mejores de la saga, y ojo a esto: puede ser uno de los grandes del 2017. El 4 de abril comienzan las clases, ¿nos encontraremos por allí?