Probamos Mount and Blade 2 Bannerlord para ver si la larga espera ha merecido la pena

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Más de 10 años después del lanzamiento del Mount & Blade original (y casi lo mismo desde Warband), TaleWorlds Entertainment viene a romper los esquemas con una secuela que ya ha triunfado en Steam. ¿Está justificada esta expectación, esta popularidad y este éxito tan rotundo? Tras pasar un tiempo jugando esta versión, parece que sí.

Cuando Mount & Blade II: Bannerlord llegó a Steam, logró un titular impresionante. Se había convertido en el mejor estreno del año en la plataforma de Valve con más de 145.000 jugadores simultáneos. Siendo un acceso anticipado, con un estudio relativamente pequeño detrás, frente a lanzamientos como DOOM Eternal y a un precio superior al que suelen tener los juegos en este formato. No es más que una muestra de la verdadera devoción que suscita esta serie, y de la expectación que había en torno a esta entrega, que llevaba en seguimiento desde 2012. En otras palabras, había ganas de Bannerlord.

Y parece que estaban sobradamente justificadas, también, a juzgar por lo que he podido probar en las últimas semanas. Es un título que se siente bastante completo de salida, que funciona bien, y además es uno de esos juegos que prácticamente están entre los obligados para los usuarios de ordenador. No es perfecto, desde luego, y hay algunas cositas que echamos de menos respecto a los anteriores, pero es uno de esos "más y mejor" que, sencillamente, funcionan. Estando ante el juego que tenemos entre manos, no es decir poco.

Así pues, es hora de tomar de nuevo el casco y la espada y volver al Calradic Empire, en lo que se configuraría como una precuela de Warband: tras la muerte del emperador Arenicos, el trono se queda sin heredero, y todos sabemos que esto conduce indudablemente a una guerra civil. Para alguien de origen humilde como nuestro protagonista, esto no dice originalmente gran cosa, pero terminará implicándose en su propia guerra asediando castillos y aldeas, estableciendo rutas comerciales y poniendo su propio reino en marcha. Te adelanto que a grandes rasgos es un juego conservador, pero las nuevas tácticas de combate y asedio, las herramientas a nuestra disposición y las mejoras al combate y diálogo lo hacen todo mucho mejor. Vamos con ello.

Construye un reino con maña y fuerza

Probamos Mount and Blade 2 Bannerlord para ver si la larga espera ha merecido la pena

Explicar Mount & Blade a un novato puede ser complicado, porque es un juego bastante grande. Tenemos estrategia dentro y fuera del campo de batalla, como en Total War; pero la acción de sus batallas medievales multitudinarias nos recuerdan a las que ofrecen Chivalry: Medieval Warfare y Mordhau. Incluso hay elementos de rol que no puedo pasar por alto. Empezar de cero puede ser un poco abrumador, pero quienes estén dispuestos a dedicar el tiempo de aprendizaje que el juego merece, encontrarán en Bannerlord un verdadero pozo de horas sin fondo. Y la verdad es que el acceso anticipado se las apaña para satisfacer ese tipo de consumo, con sus más y sus menos, así que no me extraña que esté teniendo tan buena aceptación.

Diría que TaleWorlds sabe muy bien a qué se enfrenta, y se ha preocupado de sostener la sartén por el mango desde el primer minuto. Bannerlord llega con un buen volumen de contenidos, incluyendo los modos campaña y multijugador; tutoriales muy completos para los nuevos, todas las funcionalidades que esperarías de un juego completo incluyendo soporte para mods, y más bien ligero de bugs. Además, no ha dejado de actualizarse prácticamente día sí y día también con nuevas correcciones, mejoras, ajustes de balance e incluso funciones como la rama de pruebas beta. Todo se traduce en una buena experiencia con el ratón y teclado.

Probamos Mount and Blade 2 Bannerlord para ver si la larga espera ha merecido la pena


Es recomendable hablar de vez en cuando con los campesinos, caravanas y expediciones que pasan por la región.
Es recomendable hablar de vez en cuando con los campesinos, caravanas y expediciones que pasan por la región.

Comenzamos nuestra aventura creando un personaje en un editor relativamente completo, con un número respetable de parámetros y barras deslizantes para dar forma a su rostro; pero también numerosos cuestionarios para definir su historia, abarcando individualmente su procedencia, niñez, adolescencia y madurez; y perfilando los puntos de habilidad que figuran en su hoja final de personaje. Me sorprende que el proceso sea tan complejo, que alcance hasta los padres y el hermano del protagonista, porque lo que viene después parece desvincularse mucho de todo aquello.

La propia campaña arranca con un extenso tutorial donde aprendes a manejar las armas en combate, a familiarizarte con los controles, a montar a caballo, a desplazarte por el mapa y gestionar un poco el inventario; pero también a tomar tus primeras decisiones, que llevan hasta el saqueo de una guarida de bandidos. Para cuando lo termines, tendrás más o menos clara tu misión: acercarse a la nobleza para aprender más sobre un extraño tesoro que ha llegado a tus manos. Todo eso es, básicamente, una excusa para abrirte el mapa y dejarte hacer lo que realmente haces en el modo en solitario de Bannerlord: extender tu control político, militar y económico por toda la región. ¿La meta a largo plazo? Fundar tu propio reino.

Pero aunque suene muy rimbombante, la realidad es que se trata de pura y dura habladuría. Al margen de tus gustos personales, muchos jugadores ya están modificando sus juegos para saltarse el tutorial de controles, las primeras horas de la mano del hermano, e incluso la campaña entera. Aquí la historia no tiene gran peso. No hay personajes históricos como en Mount and Blade: Warband, no hay momentos épicos ni nada particularmente emocionante. Lo que realmente gusta es la jugabilidad, y ahí sí que da en el clavo, en muchos sentidos, y más aún si lo comparamos con su predecesor. Es un juego muy conservador, eso sí, donde esencialmente todo se traduce en refinar las cosas que ya estaban bien en el título anterior.

Probamos Mount and Blade 2 Bannerlord para ver si la larga espera ha merecido la pena

¿La meta a largo plazo? Fundar tu propio reino

Así pues, la interfaz de usuario es mucho más clara y concisa, más cómoda de usar y más fácil de entender. Todo lo tocante a la política es mucho más satisfactorio y ergonómico también, tenemos diálogos similares a los que esperarías en un Elder Scrolls, por ejemplo; podemos explorar libremente cada aldea y hablar in situ con sus lugartenientes —o acceder a ellos desde el mapa regional directamente, si lo prefieres. Se puede llevar buena cuenta de todo lo que ocurre en el mundo en todo momento, del estado de los encargos, de cómo van las rutas comerciales que hemos establecido, las caravanas y las tropas que viajan con nosotros, por ejemplo. Todas las cosas tardan tiempo en llegar, pero una vez están ahí se gestionan mejor que en el pasado.

El combate ha mejorado lo suyo, por su parte. Uno de mis amigos se mostraba muy entusiasmado por lo preciso que se siente respecto a Warband. En aquel juego, parecía que los escudos tuvieran un imán para las flechas, y los 'parries' (contraataques) con dagas eran absurdamente fáciles de ejecutar dando lugar a situaciones absurdas donde un individuo con equipaje lograse que otro mucho mejor equipado mordiera el polvo. Ahora, los parries se resuelven teniendo en cuenta la colisión real de las armas, y los escudos detectan con precisión la llegada de los impactos. No te engañes, a fin de cuentas hablamos del mismo combate 'arcade' basado en golpes direccionales de toda la vida, pero al menos ahora se hace mejor. Sin florituras, pero hace los deberes.

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Aunque puedes gestionar de todo desde el mapa, vale la pena entrar y ver las aldeas de vez en cuando.
Aunque puedes gestionar de todo desde el mapa, vale la pena entrar y ver las aldeas de vez en cuando.

A mayor escala, también se permite hacer algunos pinitos. Por ejemplo, sus batallas más impresionantes pueden alojar a 500 vs. 500 individuos como máximo, y en ellas contamos esta vez con maquinaria pesada: hay balistas, catapultas y otros utensilios de guerra de gran tamaño que podemos usar. Aunque aparezcan en la campaña, donde cobran protagonismo es en el multijugador, que viene bastante completo con modos como el típico Team Deatmatch (duelo a muerte por equipos) de 100 vs. 100, más Siege (asedio) que se traduce en ataque y defensa de una fortaleza, Skirmish (escaramuza) un 6 vs. 6 estratégico donde la clave es gastar puntos de recursos con cabeza, y Captain Mode (modo capitán) otra opción 6 vs. 6 donde guiamos unidades de NPC en combate.

Todas las opciones de arriba están bien, aunque me pregunto si a la larga no tendrá que competir mejor con Chivalry y Mordhau para sobrevivir. Por ahora, le va bien, no hace falta más que mirar los números: en el momento de redactar estas líneas es el sexto juego más activo de Steam con más de 145.000 jugadores simultáneos, muy por encima de sus competidores más directos. Habrá que ver qué pasa en el futuro, pero todo apunta a que TaleWorlds tiene el caballo ganador, y mientras siga actualizándolo al ritmo que lo hace, es posible que siga siendo así. Hay pocas cosas que echar en falta respecto a la entrega anterior, principalmente con el DLC de Viking Conquest (como la religión o el mapa extra) pero en general está en buenas manos.

Pensamientos finales, esperanzas y preocupaciones

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Mount & Blade II: Bannerlord es un juego conservador, tal vez demasiado

Mount and Blade II: Bannerlord es un juego conservador, tal vez demasiado; pero también es uno con mecánicas refinadas y otras muy bienvenidas. Por ahora, el único problema que le veo es que la campaña es corta y sosa al punto de que mucha gente quiera saltársela para comenzar a jugar como un reino. Y aunque el sistema de combate también ha mejorado y se ha vuelto más preciso, diría que no le hubiera venido mal algo más de ritmo o animaciones algo más ambiciosas. Sea como fuere, es un acceso anticipado bastante funcional y completo, en constante actualización y que tiene un año de planes en camino.

En el futuro estaría bien ver mejoras en la campaña y el combate, añadidos como las religiones (tal vez nuevas unidades, o la posibilidad de mejorar las que ya tenemos más allá de darles caballos) o algún que otro cambio en el comportamiento en la IA, pero también hay otras muchas cosas confirmadas como la posibilidad de hablar con NPC menos relevantes en las ciudades. En general el juego ya de por sí cumple a todos los niveles, tiene éxito y sus responsables parecen tenerlo todo bajo control.

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