The Elder Scrolls Legends: Juego de Cartas, Arena estratégica

The Elder Scrolls Legends: Juego de Cartas, Arena estratégica
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Primer contacto con Legends, y no nos ha dejado indiferentes. Su grito de batalla es claro: entrar fuerte en el mundo de los juegos de cartas, intentando aportar un sistema rápido y con ritmo, pero con algo más de profundidad que el actual rey del género. Echamos nuestras primeras partidas y os ofrecemos nuestra opinión sobre si The Elder Scrolls: Legends puede competir cara a cara, o será un intento más.

No se puede entender The Elder Scrolls: Legends sin el fenómeno que ha supuesto Hearthstone, así que esperemos que nos sepáis perdonar las constantes menciones que haremos también a este videojuego, pues probablemente muchos de los que nos estéis leyendo lo hagáis atraídos por el éxito del segundo. No creemos que a Bethesda le moleste tampoco, pues ellos mismos estarían encantados de admitirlo, y así se ve también en algunas de las pautas y reglas que nos hemos encontrado a lo largo de nuestras primeras partidas. Pero aunque haya una ferviente moda de juegos de cartas en ebullición, y aunque sea lógico aproximarse con cierto grado de desconfianza hacia todo aquel "Hearthstone Killer" que se acerque, vemos en Legends una aproximación, cuanto menos, honesta.

Legends toma prestadas reglas de aquí y de allá, con un sistema de maná prácticamente calcado a la obra de Blizzard, pero con una disposición del tablero dividida en campos, con condiciones aleatorias y que cambian por completo las reglas del juego. Podríamos explicaros y detallaros el sinfín de sinergias y contrastes que hay entre los juegos, pero sinceramente, la lectura no se lleva bien con las reglas precisas de un juego de cartas. Preferimos que os quedéis con lo básico: Legends está a medio camino entre Hearthstone y Magic. Cogiendo la simpleza de uno y sus partidas rápidas, pero retorciendo cada uno de sus turnos con más posibilidades, efectos y factores a tener en cuenta a la hora de colocar las cartas en el tablero, propias de las reglas de Magic.


Aun así, Legends quiere que juegues partidas cortas y quizá en ese intento de equilibrar todo lo que Bethesda quiere añadir (mantener el juego rápido, pero más complejo) es donde el futuro pondrá a este título en su sitio. Porque en un juego de este género, por mucho que quieras, al igual que no entran todas las cartas en el mazo y tienes que realizar sacrificios, tampoco puedes intentar tenerlo todo. Pocos turnos por partida, pero mazos de 50 cartas o más si así lo deseas. Poco tiempo para pensar, que no es cuestión de aburrir al contrario, pero muchos efectos y situaciones que prever antes de cada acción. Quizá Legends está intentando abarcar demasiado…

Legends está a medio camino entre Hearthstone y Magic

Lo que no cambian son las modalidades. Y la tienda, por supuesto. Partidas contra otros jugadores, una arena a la que entrar para conseguir nuevos premios, jugar contra la IA y el modo campaña, que a diferencia (de momento) del modo Aventura de Hearthstone parece más elaborado, intentando contar una historia en el universo de Tamriel. Una que, por el momento hasta donde hemos llegado en esta beta, tiene poco de especial y de interesante y mucho de tópico fantástico.

Tampoco varía la tienda, como decimos. Sobres a 100 monedas de oro y el resto mantiene las mismas cantidades de sobres y precios. Eso sí, aquí se ha hecho la conversión de dólar a euro uno a uno, sin pensarlo demasiado, por lo que salen más caros que el juego de Blizzard.

The Elder Scrolls Legends: Juego de Cartas, Arena estratégica


Una flecha en la rodilla

Lo bueno, todos esos factores que sí son diferentes realmente se aprecian, y te haga o no abandonar otro juego de cartas, Legends puede ser un buen añadido a tu tiempo de juego, sea en el modo aventura o en los duelos contra otros jugadores. Las diferencias entre las razas o el poder combinar dos estilos diferentes de barajas hace que las posibilidades se multipliquen. Aún falta por establecer un metajuego y aprender qué punto de solidez pueden conseguir nuestras barajas, pero ya en nuestras primeras partidas hemos podido constatar que cada uno de los efectos y añadidos de las cartas especiales están muy bien planteadas para formar mazos verdaderamente letales. Por supuesto, vuelve a destacar el aggro, la forma agresiva de jugar, que combinando unidades baratas que multiplican sus estadísticas al equipar objetos, pueden arrasar en pocos turnos. Las dudas nos vienen con efectos tan devastadores como la perforación: que resta a tu héroe la vida en proporción al ataque sobrante a una unidad en Guardia (Provocar). Estilos de juego muy agresivo que no dan cuartel.

El tablero se suele dividir en dos campos. Y cada uno puede tener efectos de sigilo u otros que cambian la disposición de las cartas.
El tablero se suele dividir en dos campos. Y cada uno puede tener efectos de sigilo u otros que cambian la disposición de las cartas.


Pero si logras controlar el juego, también tendrás sus bonificaciones. Efectos pasivos, como el hecho de robar carta cada vez que se rompe una runa relacionada con tus puntos de vida, la posibilidad de detener la acción del rival al robar una carta de Profecía, permitiendo interceder en su turno, matar a alguna unidad antes de que ataque o salvarte de un “letal”, son maniobras inmensamente satisfactorias y a las que nos referimos cuando hablamos de ese plus de complejidad que lo acerca algo más a una partida de Magic.

La historia se esfuerza poco por mantener nuestro interés, al menos por el momento. Es un pretexto para combatir contra enemigos y sus distintas propiedades.
La historia se esfuerza poco por mantener nuestro interés, al menos por el momento. Es un pretexto para combatir contra enemigos y sus distintas propiedades.


El arte de las cartas es oscuro, está muy bien dibujado y sólo echamos de menos algunas animaciones y efectos de luz y color algo más aclaratorios, que ayuden a simplificar y resumir nuestras acciones en el tablero, ya que tenemos que tener en cuenta más factores durante la partida. Aun así, es un buen inicio para este género que no hace más que crecer y que se niega a dejar que uno sólo se quede con todo el pastel.

Si buscáis una previsión, es difícil darla. Hearthstone tiene una base de usuarios difícil de arrebatar, sobre todo en la escena competitiva. Pero también es cierto que a Blizzard le cuesta mucho alterar el metajuego incluso añadiendo más cartas o recortando las combinaciones con el modo Standard. Si Bethesda recoge a una buena cantidad de usuarios algo descontentos con dicho metajuego, le añade otros que quieran alternar con un modo historia algo más elaborado, y sumando incluso a aquellos jugadores que cumplan las misiones diarias de uno y quieran más, The Elder Scrolls: Legends es probablemente la mejor alternativa que hay a la vista si no se quiere dar el paso al Magic en su versión física o digital. Pero de ahí a derribar a un coloso, queda mucho juego.

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