Sexy, explosiva, inteligente, intrépida. Así es Lara Croft, la protagonista de Tomb Raider; de haberla conocido en nuestros años universitarios más de uno hubiera estudiado Arqueología en lugar de Derecho para disgusto de sus padres. Estamos ante una nueva aventura de la famosa heroína, y frente a la primera que está ideada especialmente para los sistemas de nueva generación. Sumérgete con 3DJuegos en la entrega más ambiciosa de la saga. Underworld, el reino del averno.
Cuando Crystal Dinamics recogió el testigo de Core Design nadie daba un duro por la serie Tomb Raider. Pese al excelente currículum con el que contaba el nuevo estudio de desarrollo –Legacy of Kain o Soul Reaver 2, entre otros-, el daño hecho por The Angel of Darkness había sido tan grande que pocos dudaban de la inminente desaparición de la saga de culto.
El sentimiento popular pedía a gritos una reinvención total de las características del juego o un abandono definitivo, pero Crystal Dinamics demostró que no era necesario el tomar medidas drásticas, pues bastaba con lanzar un producto cuidado y plenamente finalizado, y con ser respetuoso con las normas de la primera entrega.
Mujer y Mundo Sobrenatural, Frente a Frente
Si bien Crystal Dinamics está tratando de ser respetuosa con el legado Tomb Raider, lo cierto es que desde que la saga cayó en sus manos está intentando hacer profundas aunque episódicas modificaciones, tanto en las formas como en el fondo.
Más tarde entraremos a detallar las decisiones que afectan a lo visual y a lo artístico, pero ahora toca hablar del toque más adulto y maduro del que se está tratando de impregnar a Underworld.
Y es que poco se sabe todavía de la trama que adornará al octavo episodio de las series Tomb Raider, pero lo que si conocemos fehacientemente es la intención de que al acabar el juego sepamos más de su protagonista, conozcamos más de ella y de sus inquietudes y que averigüemos más sobre los miedos y fantasmas personales de este personaje.
Se acabó, por lo tanto, la Lara Croft bidimensional de anteriores entregas, se trata de ponerla a prueba, de ahondar en ella y de construir, de este modo, el título más trágico, personal e impredecible de la saga.
El título está planteado en su totalidad para que el hilo argumental no se nos cuente sino que lo presenciemos y seamos parte activa de éste, de modo que contaremos lo menos posible, y tan sólo pondremos “en situación” al lector para que sepa a grandes rasgos lo que se encontrará en Underworld.
El juego comienza con la coronación de la búsqueda de una calavera dorada en Sudamérica con el descubrimiento por parte de Lara Croft de un templo Maya, cuya extinta civilización tenía profundas creencias en la vida más allá de la muerte. En el templo consigue abrir una puerta subterránea hacia lo que cree que es el inframundo, y se aventura a través de ella segundos antes de que ésta se cierre a su espalda atrapándola en el subsuelo.
Lara Croft: Heroína de Leyenda
Sigue la progresiva transformación visual de Lara Croft en aras de conseguir un mayor realismo y un reflejo veraz de su personalidad y carácter a través de su físico. Resulta obvio el cambio físico que garantizan la potencia de los nuevos hardwares, pero los cambios no quedan ahí.
Lo cierto es que Lara nunca ha estado más guapa, y su cuerpo mojado por la lluvia y manchado por el barro resulta la representación más brillante y acertada de la bella arqueóloga vista hasta el momento; no tanto por lo tecnológico –que, como ya hemos dicho, resulta evidente-, como por las diferentes decisiones artísticas.
Con un rostro sensiblemente más trabajado y con un cuerpo cada día más humano Lara Croft se acerca paso a paso a una mujer real, alejándose de este modo de sus imposibles curvas –más bien rectas- de la primera entrega y de su neumático aspecto de episodios sucesivos.
Esto tampoco debe inducir a equívoco, la heroína de Tomb Raider sigue presentando un físico realmente explosivo, pero todo parece más natural y su aspecto más fibroso encaja, sin duda, mucho mejor con sus acrobacias y ágiles movimientos.
La expresión de su rostro también resulta remarcable, y transmite el trágico transfondo de la historia. Dentro de estas decisiones de “humanización” se enmarca la mirada inteligente de sus ojos, la forma de su boca y la concepción general de su rostro, cada vez más alejado del estereotipo “muñeca hinchable” de los primeros títulos. Con unas cejas más marcadas y pronunciadas, la personalidad y el estado de ánimo se transmite en gran medida gracias a la conjunción de éstas y los ojos, otorgándole a la protagonista en las escenas de acción un aspecto mucho más amenazador y más oscuro en líneas generales.
Cabe destacar también el efecto de agua, barro, etc. sobre el cuerpo de Lara. Ya en Tomb Raider Legend la ropa de nuestro protagonista se mostraba mojada si sometíamos a la arqueóloga al agua, aunque el efecto era algo tosco; en esta ocasión, no obstante, el factor está sensiblemente más pulido. Al salir del agua veremos como ésta empapa su atuendo y resbala por su cuerpo de forma inmejorable, y cuando nos lancemos por el suelo o trepemos por las paredes veremos el efecto de la tierra húmeda sobre la ropa, la piel y el calzado de la protagonista.
La Danza Mortal
Underworld ha centrado uno de los principales aspectos de su desarrollo en mejorar todo lo que tiene que ver con los combates, sin duda uno de los factores más deslavazados de anteriores juegos.
Lamentablemente se vuelve a apostar por el auto-apuntado, y por las gigantescas y anticlimáticas dianas sobre los enemigos, pero en esta ocasión el gigantesco abanico de movimientos que podemos llevar a cabo mientras abrimos fuego parece una excusa más que pertinente para tener que recurrir a este siempre incómodo y poco exigente método de disparo.
Como decimos hay decenas de movimientos nuevos, y algunos de ellos hacen referencia a las capacidades acrobáticas de la heroína, mientras que otros afectan a su capacidad mortífera. Han sido especialmente pulidas las animaciones de escalada o de salto, y se han añadido muchas inéditas como la posibilidad de disparar colgando desde un risco o la de abrir fuego sobre dos objetivos diferentes al mismo tiempo.
La sensación de estar ante un espectacular baile de la muerte nos vendrá a la mente cuando veamos a Lara accionar sus armas, de la misma manera en que nos lo sugerían los mortales movimientos de Kratos en God of War.
Crystal Dinamics, por último, está trabajando para conseguir un moderado realismo en los movimientos de su protagonista, y para ello está empleando la cada vez más habitual técnica del “motion-capture”.
La Corona del Infierno – Conclusiones
Como ya hemos señalado estamos ante el primer juego de Tomb Raider que está plenamente desarrollado con la nueva generación de hardware en mente; y se trata, por lo tanto, de un juego que no estará encorsetado por las limitaciones tecnológicas de consolas “old-gen”.
Los escenarios presentan un tamaño imponente, y están repletos de objetos con los que interactuar a la hora de afrontar tanto los aspectos más puramente genéricos del título –las plataformas-, como los cada vez más abundantes rompecabezas.
Tan sólo hemos podido ver, por ahora, el brillante modelado de Lara Croft, y apenas hemos visto nada que haga referencia a enemigos apenas de algunas criaturas como pumas; sin embargo es suficiente como para empezar a barajar a Underworld como un juego más que notable en lo visual, y con unos efectos como los de lluvia, explosiones o polvo tremendamente cuidados.
Para finalizar debemos señalar las escasas informaciones de las que disponemos en torno a la salida de Tomb Raider Underworld, y es que sólo estamos al corriente de que se producirá en algún momento todavía por determinar a finales de 2008 en sistemas de nueva generación, PC, Xbox 360 y PlayStation 3; aunque también lo hará en Wii, PlayStation 2 y Nintendo DS. El desarrollo todavía se encuentra en un estado muy prematuro, con lo cual cabría apostar por una salida probable enmarcada en la campaña navideña. Habrá que esperar, por lo tanto, todavía mucho tiempo para tener en nuestras manos la nueva aventura de Lara Croft; entonces veremos si la espera mereció la pena.