Conoces bien la fórmula DOOM: moverse, disparar, saltar, sentenciar, reponerse y repetir. Con Eternal, id Software quiere condensar la diabólica esencia del juego de 2016 y convertirla en un explosivo con mucha, mucha metralla. ¿Quieres más excusas para venirte al infierno el 20 de marzo? Acompáñanos. El djent lo ponemos nosotros.
¿Qué queremos? ¡Matar demoños! ¿Cuándo lo queremos? ¡Matar demoños!”. Efectivamente, eso es lo que hicimos ayer en DOOM Eternal, y mucho. La segunda parte del DOOM de 2016 está a solo dos meses de distancia, pero ya hemos probado los tres primeros niveles y nos hemos dado unas vueltas por el nuevo universo demoníaco (y celestial, y terrestre) de la saga durante varias horas. Nos ha quedado muy claro que id Software quiere dotarnos de la experiencia DOOM más furiosa, violenta y dolorosa hasta la fecha.
Para ello se sirve de una propuesta de acción frenética, ágil y agresiva, pero también estratégica, con una colección de enemigos a los que plantar cara con nuestra propia colección de armas, aprovechando el mapeado para dar rienda suelta a nuestra movilidad y activar las trampas que en ocasiones se nos regalan. Aparte, existe un sistema de progresión con una gran lista de habilidades, atributos y modos de disparo, amén de herramientas como la motosierra o el escupellamas; y un nuevo planteamiento del mapeado en el que contamos con una especie de nexo en el que ponernos a punto, planear la próxima incursión y, por qué no, relajarnos un poco.
Da vértigo, ya lo veréis, porque nos pasamos la primera parte del juego asimilando todo lo nuevo y, vaya, empezando casi desde cero con muchas de las habilidades a las que nos acostumbramos en el DOOM de 2016. No obstante, se nota que el equipo de desarrollo se ha empeñado en fabricar nuevas herramientas que de verdad queramos usar. Por eso, superada la renovada curva de dificultad es fácil que os sintáis en vuestra salsa, más poderosos y hábiles que nunca.
Debemos hacer una mención aparte a dos elementos que os entrarán por los ojos y casi por la boca: el apartado visual y la destrucción de enemigos. El juego original sigue resultando de lo más refinado a pesar de sus 4 años de edad, pero este Eternal se ha renovado para acoger tendencias más chillonas, heredadas de su legado de más de 25 años, y explorar nuevas formas de expresión que se adaptan a los nuevos mundos que visitamos. Sí, aparte, los efectos, la definición y demás elementos técnicos son mucho más finos. Lo que no logramos quitarnos de la cabeza es lo gratificante que resulta disparar a esos demonios gracias a la forma en que sus cuerpos pierden integridad. La casquería de 2020, señoras y señores…
Qué nos ha gustado de DOOM Eternal
- La fórmula se renueva con más habilidades, trampas y mapas más verticales.
- Es estéticamente muy atractivo.
- El diseño de los enemigos se ha renovado visual y mecánicamente.
- Promete ser muy rejugable, con combates, secretos y códices que encontrar.
- El desarrollo de las misiones parece poco repetitivo.
- Es furioso, violento y doloroso.