Just Cause 2: Impresiones Beta

Just Cause 2: Impresiones Beta
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Convertido, por méritos propios, en uno de los principales candidatos a Sleeper de este comienzo de 2010, ponemos nuestras manos una vez más sobre Just Cause 2 como última parada antes de su inminente puesta a la venta. ¿A qué se parece? Más que a un videojuego, a una descomunal descarga de adrenalina.

El primer Just Cause, a pesar de su más que notable propuesta, pasó sin pena ni gloria por las estanterías de todo el mundo, en buena medida por la pobre narrativa del arco argumental principal. La monotonía de las misiones y la escasa fuerza del guión acabaron lastrando un videojuego que contaba con materia prima para ser un extraordinario entretenimiento.

Ahora, con su segunda parte, sus responsables prometieron aprender de los fallos cometidos, y ya desde el principio insistieron mucho en el plus de variedad de la experiencia. Avalanche y EIDOS nos han hecho llegar una versión preview muy cercana al master final de este Just Cause 2 para echarle un nuevo vistazo, y te podemos confirmar las buenas sensaciones que en pases previos hemos tenido con el videojuego: Rico Rodríguez va a hacer ruido.

La variedad de vehículos a pilotar o cabalgar vuelve a ser una de las principales señas de identidad de Just Cause 2.
La variedad de vehículos a pilotar o cabalgar vuelve a ser una de las principales señas de identidad de Just Cause 2.

El Agente del Siglo XXI
Imagínate un videojuego que comienza con un helicóptero a la deriva, una caída libre de casi medio kilómetro para dar con nuestros huesos en unas instalaciones que acaban sumergidas en infinidad de explosiones mientras recogemos unos valiosísimos objetos de inteligencia, instantes antes de salir huyendo una vez más colgando a una sola mano de un helicóptero al mismo tiempo que todo a nuestro alrededor se ve envuelto en una gigantesca bola de fuego. ¿A partir de ahí? El juego sólo ha empezado a calentar.

La ausencia de signos de puntuación en el anterior párrafo es una licencia premeditada para que el lector se haga una idea de lo agotador, espectacular y frenético que puede llegar a ser Just Cause 2. Pero lo genial de su propuesta es que funciona.

Por lo que hemos podido ver el juego funciona muy bien en términos de control y todas las maniobras, por complicadas que sean, se llevan a cabo con extraordinaria fluidez y accesibilidad. Así pues con sólo unos minutos a los mandos del juego seremos rápidamente capaces de abrir el paracaídas con gran precisión y de dirigirlo como deseemos, de emplear el gancho para encaramarnos a gigantescas construcciones, o de asirnos a un helicóptero en pleno vuelo y arrebatárselo de las manos a su sorprendido piloto.

Lo mejor del videojuego a nivel de control es que nos permite llevar a cabo maniobras increíbles con extraordinaria sencillez.
Lo mejor del videojuego a nivel de control es que nos permite llevar a cabo maniobras increíbles con extraordinaria sencillez.

Cuando acometemos una misión tenemos un área restringida en la que movernos si no queremos que ésta se cancele, sin embargo éstas zonas tienen un tamaño muy respetable, de modo que lo mejor del título acaba derivándose de la cantidad de opciones que tenemos para superar estos encargos.

Uno de los primeros, por ejemplo, incluye dos gigantescas torres de aspecto casi similar que actúan a modo de hotel en las islas, y mientras que la acción al comienzo del encargo se sitúa a los pies de las descomunales construcciones con abundantes patrullas, lo cierto es que nada nos impide escalarlas para acabar con ellos desde arriba o escoger cualquier tipo de táctica de distracción que saque partido de la particular orografía de las localizaciones.

Esta apertura de miras es lo que más llamó la atención del primer Just Cause, y vuelve a ser la seña de identidad principal de la segunda parte. No sólo dentro de las misiones tenemos enorme capacidad de escoger, sino también fuera de éstas. En Just Cause 2, de hecho, se ha tratado de dar algo de sentido a todo lo que queda al margen de los objetivos principales, obligándonos a sembrar “el caos” para acceder a nuevas metas.

¿Cómo funciona esto? Se trata de hacer daño al enemigo, atacando instalaciones, destruyendo vehículos o sencillamente acabando con sus unidades para hacer aumentar un medidor de “Calor” que nos permitirá el desbloqueo de siguientes capítulos de la historia. Esto no es nada nuevo para quien haya seguido el desarrollo del videojuego, lo que sí es nuevo es el hecho de que el procedimiento funciona francamente bien y resulta muy divertido.

¿Persecuciones imposibles? ¿Maniobras demenciales? ¿Infinidad de vehículos? Just Cause 2 es lo más parecido a un taquillazo de acción hollywoodiense.
¿Persecuciones imposibles? ¿Maniobras demenciales? ¿Infinidad de vehículos? Just Cause 2 es lo más parecido a un taquillazo de acción hollywoodiense.

En la primera parte las misiones secundarias eran ciertamente aburridas, con repetición de patrones constantes sin un gran incentivo para tomar bases rivales o destruir instalaciones. En la segunda parte la necesidad de hacerlo es un prodigioso estimulo para llevar a cabo este tipo de acciones que, además, se benefician notablemente de los cambios en el diseño de este tipo de acciones que se han llevado a cabo.

En definitiva nuestro último contacto jugable con Just Cause 2 antes de su análisis ratifica las positivas impresiones que nos ha dado el juego en todos los encuentros que hemos tenido con él. Gráficamente es brillante, gestiona el mapa jugable más grande que hemos visto nunca, y sus controles son tremendamente accesibles aun a pesar de la cantidad de opciones que oferta.

En marzo, con su lanzamiento para PC, PlayStation 3 y Xbox 360, comprobaremos si todo lo expuesto acaba consolidándose en el gran videojuego de acción que no consiguió ser su predecesor.

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