The Last Guardian: Emociones, puzles y valores

The Last Guardian: Emociones, puzles y valores
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Segunda prueba con el mando entre las manos y The Last Guardian en la pantalla. La demo del Tokyo Game Show llega al Barcelona Games World. ¿Cuáles han sido nuestras sensaciones ya familiarizados con el juego? Respondemos a las cuestiones más apremiantes sobre el largo camino que ha recorrido la obra de Fumito Ueda.

Cuando un juego se retrasa tanto como The Last Guardian, ocurre algo significativo. El jugador de ahora no tiene porqué ser el mismo que se enamoró de ICO y Shadow of the Colossus hace 15 y 10 años. No tiene ni siquiera por qué haberlo jugado. ¿Cómo explicar a este jugador lo que hizo tan grande a estas obras en PlayStation 2? Sencillamente, no se puede. Incluso jugarlas ahora por primera vez requiere de un periodo de adaptación al esquema de control y al estilo de una época que ya no se prodiga mucho en la actualidad. Y con The Last Guardian, un videojuego que sale ahora, a finales de 2016, sucede exactamente lo mismo.

¿Cómo explicar las sensaciones que provoca este juego, entremezcladas con un control de una época y un apartado técnico de otra? ¿Cómo mantener fe ante la desconfianza que heredan las obras eternamente retrasadas? No hay respuesta correcta. La única forma de entender The Last Guardian será jugándolo. Y pese a su fama, es un rara avis. Un juego de nicho. Casi una excentricidad para los tiempos que corren. Un juego con alma de puzles y plataformas, alejado de los cánones de acción, mundos abiertos y toques RPG del ahora. Es la anti-actualidad.

Y sin embargo, me he vuelto a sentir embriagado. Todas las sensaciones de mis primeras impresiones al jugar en el E3, potenciadas. Los puzles más imaginativos a la hora de utilizar a Trico (la criatura), darle órdenes y tener que comunicarse en un lenguaje que ninguno de los dos protagonistas domina, pero que hacen todos los esfuerzos posibles por interpretar y seguir para avanzar juntos. A fuerza de voluntad que construye una relación especial, como pocas veces habrás visto en un videojuego. Y sí, afecta. Ver a Trico en peligro desata todo tu sentido más sobreprotector. No quieres que le hagan daño ni que le pase absolutamente nada, aunque tengas un checkpoint al lado. Ahí radica su fuerza.

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Hay algo majestuoso en ver saltar a Trico, en subirse a él para avanzar en el escenario

La demo que he podido probar es una versión ampliada del gameplay del E3 2015 con un puzle anterior al que habéis visto todos incluido. Pero las cosas se ven distintas cuando tienes el mando entre las manos. Esa sucesión de puentes en mal estado, con una criatura como Trico tambaleándose por ellos, impresiona más cuando eres tú el que puedes cometer el error, incluso sabiendo la solución. Hay algo majestuoso en ver saltar a Trico, en subirse a él para avanzar en el escenario, en alimentarlo con estos curiosos barriles o protegerlo de ciertos iconos que teme.

Los puzles, sin embargo, son los verdaderos protagonistas, más allá de las plataformas. Su mecánica no es la más original, se basa en poder abrir una puerta o puzles de físicas y tirar de cadenas. Pero el hecho de tener que contar con Trico para todos ellos es lo que los hace tan especiales, porque tienes que pensar en cómo Trico actuaría para ayudarte a resolverlos. En algunos momentos sirviéndose de él para escalar o dándole órdenes para que escale y agarrarse a su cola para acceder a zonas inaccesibles de otro modo. Es una forma de pensar e interactuar con una perspectiva diferente. Y cada una de estas acciones hace que sientas un poco más de cariño por la criatura, porque gracias a su ayuda, tú puedes avanzar.

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Pero también hemos vuelto a enfrentarnos a su control extraño. A saltar con el triángulo y ver movimientos y animaciones que no hacen el control nada sencillo. A una cámara que no gira hasta llegar al final del recorrido del stick. Muchos jugadores, sencillamente, no podrán pasar por alto estos detalles, a los que se le suma un framerate que tampoco es el mejor y que algunas veces puede hacer la navegación por los escenarios más difícil de lo que debería ser. En este aspecto, no descartaría del todo algún parche para la versión de PS4 Pro, o algún parche general posterior que solucione un poco ciertos problemas de estabilidad que tiene el juego, al menos la demo.

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Preparaos, porque habrá mil debates generados por The Last Guardian

Preparaos, porque habrá mil debates generados por The Last Guardian. Y, en el fondo, todos ellos son muy interesantes si se afrontan de la manera correcta. Porque, ¿cuál es la forma más acertada de juzgar algo que es capaz de transmitir lo que pocos juegos logran, a través de mecánicas y controles que la actualidad denomina "anticuados"? ¿Si jugaras por primera vez hoy día a un Prince of Persia Las Arenas del Tiempo o un Max Payne, veríamos su grandeza intacta? Con esta nueva aproximación, me queda claro que The Last Guardian es un producto de otro tiempo, pero hay algo que nunca envejece: la capacidad de emocionarse con un videojuego. Y ahí la obra de Ueda no es vieja. Es sabia.

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