Con agua, frío y un barco aterrador Ubisoft intentó tener su propio Silent Hill... y fracasó

Con agua, frío y un barco aterrador Ubisoft intentó tener su propio Silent Hill... y fracasó
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Con grandes marcas como Silent Hill o Resident Evil dominando el mercado de los juegos de terror, en su día Ubisoft también quiso probar fortuna con un survival horror que ambientado en el interior de un gigantesco barco. ¿Qué tal fue la experiencia? Volvemos a jugar a Cold Fear para ver qué tal le ha sentado el paso de los años.

Cuando piensas en Ubisoft te vienen a la mente juegos como Assassin's Creed, Far Cry, Prince of Persia o incluso Rayman, pero a lo largo de sus más de 30 años de historia, la compañía francesa nunca ha dejado de probar nuevas ideas; de atreverse con propuestas originales de cualquier género. Y el de hoy es un gran ejemplo. Con el revuelo generado por un potencial regreso de Silent Hill me acordé de Cold Fear, el particular juego de terror de la compañía gala. Así que he decidido instalarlo de nuevo en el PC para ver qué tal le han sentado el paso de los años a este survival horror camino de cumplir 20 años que ya en su día destacó por presentar algunas ideas interesantes… aunque otras otras no terminan de funcionar.

El título parte de una premisa intrigante. Tom Hansen es un soldado llamado a filas para arreglar un desaguisado acontecido en un ballenero ruso: de la nada, la tripulación del barco muere en extrañas circunstancias. El protagonista debe esclarecer los hechos mientras los tripulantes rusos le atacan. Pero no solo ellos: cuerpos cercenados o mutilados continúan vivos, se mueven, se desplazan, e incluso intentan matar. Los zombis aquí se rebautizan como exocelos. Poco a poco iremos descubriendo qué pasa en el barco y cuáles son los motivos por los que estos campan a sus anchas por entre los camarotes.

El terror en un nuevo escenario

Ubicar la acción en un ballenero tiene más enjundia de la que parece. La premisa narrativa es muy similar a la de Resident Evil: el protagonista debe ir a X sitio a solucionar un fenómeno desconocido relacionado con lo biohazard –esto lo sabemos conforme jugamos-. No obstante, en la franquicia de Capcom exploramos lugares fijos: una casa o una comisaría, por hablar de los dos primeros. Aquí estamos en un barco y eso se nota en la jugabilidad. Las olas, en caso de golpearnos, nos quitarán vida; la movilidad del barco por la corriente afecta al apuntado, resultando más difícil de lo habitual; e incluso podemos llegar a precipitarnos por la borda si no coordinamos los movimientos con el vaivén del navío.

Sin embargo, estos momentos son muy puntuales y solo afectan a cuando se explora el exterior del enclave. En el interior, en los distintos camarotes que lo componen, esto se diluye, como si el movimiento del barco no existiese. Es lógico que en el interior ni las olas nos golpeen ni podamos caernos por la borda, pero el movimiento sí debería afectar al apuntado para dar esa sensación de indefensión y, por ende, de terror.
Breve mención al protagonista: Tom Hansen es terriblemente insulso. Apenas habla y mantiene conversaciones con la torre de control y, cuando las tiene, parece poco impresionado o poco conmovido por lo que ve. Es un simple mensajero que cumple con lo que le dicen, que no da mucho más de sí y del cual se podría haber sacado algo más que una personalidad plana y vacía. La antítesis del carisma.

A caballo entre dos aguas

Con agua, frío y un barco aterrador Ubisoft intentó tener su propio Silent Hill... y fracasó

Cold Fear coquetea constantemente con el miedo y la acción, pero se queda un poco en tierra de nadie. En el juego no hay inventario; no hay objetos que manipular ni utilizar. Hay armas, municiones con las que recargamos y botiquines con los que sanamos, pero no hay acumulables más allá de llaves. Esto puede parecer un elemento típico de otros survival horrors, pero contrasta cuando entramos a la Armería o a la Enfermería y recuperamos tanto las balas como la salud del protagonista sin mucho reparo. Es decir, desaparece esa sensación de estar siempre bajo mínimos de todo.

Por eso me ha sorprendido que, por otro lado, Ubisoft decidiera eliminar el mapa; que me parece algo valiente. El barco, como la casa del Resident Evil original –o del segundo o del séptimo, los más ‘clásicos’-, está lleno de recovecos, salas, escaleras, alturas, en fin, de ubicaciones. No tener guía y tener que memorizar el itinerario es un arma de doble filo: a mí me da esa sensación de survival horror de no saber dónde estoy, de agobio y de ansiedad. Pero al final dar vueltas y vueltas sin encontrar el camino puede llegar a resultar frustrante y poco efectivo.

Con agua, frío y un barco aterrador Ubisoft intentó tener su propio Silent Hill... y fracasó

El título contiene algunas cinemáticas que parecen decantar el juego por el terror. Hay una, muy al principio, donde un exocelo se deja ver a través de una ventana y desaparece justo cuando cae un rayo. O la primera vez que un muerto no está muerto: no son ni dos segundos, pero no te lo esperas y te da cosa. Pero luego muchas decisiones de gameplay contrastan con el planteamiento inicial. Hay muchas balas, hay mucha vida y hay elementos en el entorno que podemos utilizar a nuestro antojo, como los barriles explosivos, algo que se aleja del sentimiento de indefensión típico del género.

Quizá si el juego hubiese salido en otro momento hubiese tenido algo más de repercusión

El escaso éxito de Cold Fear puede llegar a entenderse: camina entre dos aguas peligrosas, el de la acción y el terror, pero tira más hacia la primera cuando, creo, prometía ser más la segunda. Y lo hizo –en su día, cuando salió- justo cuando nacía Resident Evil 4, el título que marcó el viraje hacia la acción de la franquicia Resident Evil y que eclipsó a la obra de los franceses. Sin embargo, tiene cosas que lo hacen disfrutable; esa sensación de estar perdido, de memorizar el mapa, de no saber a qué nos enfrentamos… No se siente del todo mal. Quizá si el juego hubiese salido en otro momento hubiese tenido algo más de repercusión, porque no es un juego malo. Pero intentar competir con los grandes en terreno de ninguno le pesó demasiado. Si sentís curiosidad, podéis comprar Cold Fear en Ubisoft por muy pocos euros, porque nunca está de más descubrir estos juegos algo más desconocidos, ¿verdad?

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