Teníamos ganas de ver Birds of Prey, el nuevo IL-2 Sturmovik que debuta en consolas. Hemos probado la última beta del juego de Gaijin Entertainment, y hemos comprobado como la saga abrazará en su nuevo capítulo a los neófitos, sin olvidarse de los hardcores de las series. Difícil, pero no imposible…
IL-2 Sturmovik lleva años haciendo las delicias de los fans de la aviación en PC gracia a su seria propuesta de simulación realista, veraz y espectacular desde el ya lejano año 2001. Sus creadores, sin embargo, han considerado que el telón de fondo se queda quizá algo pequeño para sus aspiraciones, y han decidido que los aficionados de consola tienen idéntico derecho a disfrutar de uno de los más memorables videojuegos de aviones de todos los tiempos, y para ellos está destinada esta nueva versión.
Birds of Prey incluirá una potente campaña, un cuidado multijugador y 45 modelos de aviones recreados con todo lujo de detalles y de los que 12 de ellos serán pilotables. Modos de dificultad con suficientes posibilidades como para personalizar la experiencia, ya seamos expertos o debutantes, es la garantía definitiva de que Gaijin Entertainment se ha tomado su trabajo de fidelidad a la marca Sturmovik muy en serio.
Con Cariño Desde el Cielo
En el nuevo IL-2 encarnaremos a norteamericanos, rusos y británicos en misiones de época, enmarcadas en la Segunda Guerra Mundial, tan legendarias como La Batalla de Inglaterra o la de Berlín. De hecho el modo historia se prolonga a lo largo de seis campañas que supondrán un total de 50 misiones situadas en escenarios muy diversos.
Para quien no esté al tanto de la saga cabe recordar que Sturmovik siempre ha sido una saga tremendamente realista, donde el manejo de los aeroplanos dista mucho de un arcade al uso, y donde deberemos tener en cuenta infinidad de elementos como el combustible o los daños de nuestro avión a la hora de realizar las maniobras puesto que todo influirá en nuestro avión.
En Birds of Prey, sin embargo, tendremos opción de personalizar la experiencia de la simulación, y es que dispondremos de tres niveles de realismo con los que editar cómo queremos que sea el vuelo. Por ejemplo en el modo más arcade disfrutaremos de una experiencia muy ligera en la que no deberemos estar pendientes de apenas elementos, y en la que no habrá restricciones de cámara. La más realista, sin embargo, es un estilo mucho más serio y profundo, más similar a las entregas de PC, que incluso restringe el visionado a la perspectiva de la cabina y que elimina de la pantalla las advertencias de presencia enemiga.
Pájaros de Metal
El manejo es ciertamente detallado escojamos la dificultad que escojamos. Si bien en el modo más arcade es ciertamente sencillo llevar a cabo todas las maniobras sin apenas peligro de entrar en el siempre temido “stall”, en el modo realista es mucho más complejo y satisfactorio, y es que llevar a cabo maniobras demasiado enrevesadas con estas naves de hace más de 50 años será poco menos que suicida. En cuanto al control con el pad nos ha llamado la atención el brillante uso de las posibilidades del mando de consola, con especial mención a algunas pequeñas decisiones muy curiosas como la del control de barrena, donde deberemos retomar los mandos del avión tras llevar a cabo una especie de minijuego con los sticks izquierdo y derecho.
El juego acompañado será muy importante en el videojuego, y es que por un lado llevaremos a cabo muchas misiones junto a otros compañeros dirigidos por la IA, a los que incluso podremos asignar instrucciones; y también, por otro lado, porque el juego contará con un modo multijugador que contemplará opciones cooperativas y competitivas, aunque no hemos tenido oportunidad de probarlas en esta versión.
Con IL-2 Sturmovik tenemos dos videojuegos en uno. Un arcade divertido, directo y competente, y al mismo tiempo una simulación seria, profunda y repleta de posibilidades. Si a esto le sumamos un apartado gráfico fantástico y una gran banda sonora obra del siempre interesante Jeremy –The Elder Scrolls IV: Oblivion- Soule, contamos con un lanzamiento al que habrá que prestar mucha atención.