El universo The Elder Scrolls nos muestra su región más fría con Skyrim, una vasta zona que por fin hemos podido recorrer a los mandos de una Xbox 360. Nos trasladamos hasta las oficinas de Bethesda, en Londres, para contaros nuestras primeras horas con uno de los videojuegos más importantes de este 2011.
A menos de un mes del lanzamiento de Skyrim (previsto para la símbólica fecha 11-11-11), la verdad es que queda poco por descubrir acerca la esperada quinta entrega de la serie The Elder Scrolls. Con cerca de de cinco años de desarrollo a sus espaldas y unos cien trabajadores pendientes de él, a nadie extrañaría que acabase convirtiéndose en el videojuego más importante de Bethesda Game Studios para este 2011.
Y lleva un buen camino para conseguirlo. El nuevo capítulo -no secuela- de la reputada franquicia por fin se ha dejado jugar en Londres, y nosotros hemos estado allí para conocer un poco más a fondo cómo es la provincia de Skyrim. ¿La conclusión? Que es tan abierto e inmenso como se podría esperar. Sus 40 kilómetros cuadrados nos aseguran no sólo más de 30 horas de juego, sino cientos intentando descubrir todos sus secretos.
Un videojuego enorme, en pocas palabras, que comenzamos justo desde el principio, con la creación de un personaje propio. Fue aquí cuando descubrimos que los creadores de Fallout 3 están cumpliendo, con la incorporación de diez razas que, a pesar de ser las mismas que en Oblivion, esta vez se van a diferenciar más entre sí.
Una de las principales razones la tenemos, precisamente, en el potenciado poder del editor de personajes, que aparte de permitirnos escoger sexo y hasta diseños predefinidos (por si tenemos prisa), nos faculta para ajustar al milímetro aspectos como el tono de piel, el peso, la complexión y añadir todo tipo de detalles en forma de cicatrices, de pinturas de guerra, etc. Hasta tenemos 15 aspectos distintos a manipular en lo que a cara, ojos, cejas, boca y pelo se refiere.
La creación de nuestro personaje podría llevarnos de 5 a 20 minutos, dependiendo del tiempo que tengamos. Pero nosotros teníamos poco, así que decidimos ponernos en marcha a los mandos de una Xbox 360 que ya, desde el principio, intentaba justificar el uso del Creation Engine, el cual fue creado para mostrar visualmente un resultado semejante en todas las plataformas.
El resultado saltaba a la vista. Con una estampa del paisaje nevado de Skyrim y sus escarpadas montañas (basado en Islandia y la Europa más nórdica), el motor nos dejaba ver su capacidad para mostrar una distancia de dibujado insólita en otros juegos del género, aparte de la tecnología “All-The-Way”, la cual permite renderizar todo lo que se encuentra en pantalla en absoluto tiempo real. No podemos ocultar que esto también tiene su parte negativa, ya que muchos modelados pierden definición, pero en general el resultado es sobrecogedor, sobre todo cuando la nieve comienza a caer más fuerte mientras caminamos, avisándonos de que otro de los grandes pilares de Skyrim es su capacidad para generar climas de manera aleatoria y dinámica.
Así, casi sin darnos cuenta, fue como llegamos al poblado de Riverwood, primera parada -parece que inevitable- de nuestra aventura. Allí ya comprobamos varios de los aspectos que ya os comentamos en nuestras pasadas impresiones con el juego, como la mejora del sistema de IA. Si quisiéramos, en Skyrim podríamos seguir a cualquier habitante para comprobar que cada uno tiene unas pautas establecidas, que realizan tareas vinculadas a su trabajo y que incluso interactúan con otros NPC hasta que cae la noche y vuelven a sus casas.
El nivel de profundidad y detalle va más lejos de lo que haya conseguido hasta la fecha otro RPG, y sólo hay que fijarse en lo que nos ofrece Radiant Story para darnos cuenta de ello. Gracias a este sistema de gestión de narrativa, podremos interactuar con los NPC de una manera más natural, sólo con que nos crucemos con ellos. Además, evita que, a causa de una muerte inoportuna, nos quedemos sin una determinada “quest”. Pero, sin duda, lo mejor de todo estriba en su capacidad para evitar la repetición, asignándonos misiones que se desarrollan en lugares no visitados hasta ese momento.
Dragones y mazmorras
Igualmente, significa la mecha que hace funcionar a los diálogos. Podemos persuadir, intimidar, sobornar y hasta pelear con nuestros interlocutores a fin de sacarles lo que queremos. Dependiendo de nuestro nivel de diálogo (el cual se podrá mejorar), tendremos mejores o peores resultados, también en lo referente al trueque. Y es que, en efecto, dependiendo de nuestra habilidad de negociación, podremos obtener o vender un determinado ítem a un mayor o menor precio.
Un precio que, asimismo, también tendrán los potenciales compañeros de nuestras aventuras. Será posible comprar sus servicios para que nos acompañen en “quests” y darles hasta órdenes (atacar a un rival, abrir puertas, recoger items, esperar...). Las posibilidades son muy amplias, aunque en esta ocasión nosotros decidimos ir solos a la que se nos planteaba como la primera “quest” de la demostración: “The Golden Claw”, llevándonos hasta un templo antiguo situado en lo más alto de las montañas.
Allí, una vez abiertas sus puertas, pudimos ser conscientes de todo el conjunto de enemigos, puzles y trampas que nos aguardan en este tipo de mazmorras. Comprobamos que fue una sabia decisión por parte de los desarrolladores mantener los cinco niveles de dificultad de Oblivion (siendo posible cambiar el nivel en cualquier momento). ¿La razón? Que Skyrim es un videojuego muy difícil. Ir mal equipado o no usar la estrategia de combate adecuada aquí sale caro. Eso si, los puntos de guardado son muy frecuentes, con lo que la frustración por tener que recorrer el mismo camino dos veces apenas existe.
Por ello, será muy importante defendernos con el escudo (gatillo izquierdo) para posteriormente atacar con la mano derecha. La utilización de trampas a nuestro beneficio también se contempla (nosotros fuimos capaces de activar una que acabó con un esqueleto de lo más persistente), pero lo que verdaderamente marca la diferencia son los hechizos. Así, es posible hacer arder en llamas a un enorme arácnido para acto seguido atizarle con nuestra hoja afilada.
Por supuesto, no todo es combate. En Skyrim queda todavía mucho que hacer, como por ejemplo explorar y recolectar ítems. Teniendo en cuenta lo amplias que son las mazmorras, será muy común que más pronto que tarde acabéis hasta arriba de vuestros particulares “souvenirs”: pociones, gemas preciosas, extraños ingredientes, armas, protectores de armadura, libros, oro... Algunos de estos objetos están a la vista, pero otros se hallan dentro de cofres, lo cual nos hará poner el práctica el popular minijuego de la cerradura y las ganzúas (que se opera moviendo los dos controles analógicos, en el caso de las versiones para consola).
Otras tareas, como la resolución de puzles, completarán nuestros periplos mazmorreros. A este respecto, no apreciamos un gran desafío (seguramente por encontrarnos al comienzo del juego), pero sí salió a relucir un detalle curioso, y es que la combinación que abría una de las puertas se encontraba grabada en el objeto que la “quest” nos pedía recuperar: una garra dorada. De esta forma, y accediendo al menú para rotar y observar con detenimiento el item en cuestión (novedad en Skyrim), fuimos capaces de hallar la solución al enigma.
Y ya que los mencionamos, cabe realizar una apreciación sobre los menús: se han estilizado, resultan más limpios y están hasta mejor organizados. Teniendo en cuenta el tipo de videojuego al que nos enfrentamos, cualquier ayuda en este sentido es poca. No obstante, mucho nos tememos que por mucho auxilio que tengáis, el sentimiento de encontraros perdidos en un vasto mundo no os la quitará nadie, y es que esto es precisamente lo que sentimos al acabar la mazmorra y ser arrojados de nuevo a los extensos terrenos de Skyrim, con esa sensación de no saber qué hacer o, más bien, con esa percepción de tener todo un mundo de posibilidades por delante.
Pocos videojuegos son capaces de ofrecer algo así hoy en día, y por ello será tan importante esperar hasta el próximo 11 de noviembre, para que los fieles seguidores comprueben si las tierras más frías del continente de Tamriel han sido capaces de darnos el título de The Elder Scrolls más ambicioso hasta la fecha.