Antes la falta de datos oficiales, lo conocido hasta la fecha no parece muy positivo
La saga Call of Duty era una balsa de aceite. Desde el boom que supuso la cuarta entrega, el Modern Warfare primigenio, y más allá de algún que otro tropiezo con también ventas millonarias como Ghosts, Activision y su shooter conformaban uno de los mayores valores seguros de la industria del videojuego en los últimos 15 o 20 años. Podríamos estar en un nuevo bache, un punto negro en el historial de la franquicia, pero lo cierto es que bien podría tratarse de otro punto, uno de inflexión.
Los fríos datos primero. Más allá del folclore que aportan cadenas de electrónica o segunda mano subiéndose al carro de la crítica con motivos que bien podrían ser puro marketing, como el hecho de que Cash Converters pida que no se lleven más Black Ops 7 para ser vendidos o que Worten elabore todo un sainete alrededor de unas supuestas devoluciones en masa.
Apenas hay alguna brizna de realidad ahí fuera. Tenemos información como que las ventas físicas en Reino Unido de Black Ops 7 son un 61% inferiores a las del juego de 2024 cortesía del analista y periodista Christopher Dring, o que el pico de concurrentes en Steam durante el lanzamiento ha sido únicamente de un tercio con respecto a ese título según datos de SteamDB.
Podríamos no elucubrar, aunque eso implicaría que Activision ofreciera datos oficiales sobre el lanzamiento. Su mensaje, carente de información concreta y se limita a hablar de "una gran respuesta a la calidad y la profundidad del gameplay". Por supuesto, el ruido en redes sociales no necesariamente representa a la mayoría de los usuarios, pero cuestiones muy comentadas como las ilustraciones con la IA o lo incomprensible de su modo campaña le han hecho que la conversación sobre Black Ops 7 sea más negativa que positiva, colocándole como el CoD peor valorado de la historia de Metacritic por los jugadores.
Tampoco desde Microsoft hemos tenido en qué apoyarnos para dictar sentencia. Phil Spencer ha citado el mensaje original de Call of Duty, dado las gracias a los equipos de desarrollo y terminando por hablar de que han "hecho historia otra vez", así como dado la enhorabuena por "este increíble hito". Sin embargo, no sabemos cómo es ese mencionado hito, no ya en ventas totales, sino en cómo ha afectado a la cantidad de suscriptores de Game Pass o a los ingresos del servicio.
Lo que sí sabemos es que el estreno de Black Ops 6 en el programa, según el portal económico Bloomberg, implicó una pérdida de 300 millones de dólares en ventas directas; algo que dista mucho de ese "mejor estreno de la historia" que anunció Satya Nadella. Recordemos que la inclusión de Call of Duty en servicios de suscripción se había evitado hasta la compra de Activision por parte de Microsoft, algo sobre lo cual habló su antiguo responsable, Bobby Kotick: "No estoy de acuerdo con la idea de que una suscripción multi-juego como negocio para el futuro".
El resumen es que es complicado tener datos concretos sobre Call of Duty: Black Ops 7 y su estreno, pero todo apunta a que estamos frente a uno de los momentos más complicados de la franquicia en retorno directo y que su popularidad entre los jugadores atraviesa un instante complicado por decisiones de diseño. Tampoco ayuda que Microsoft use baremos de éxito de cara al público que luego terminan en cierres como el de Tango y Hi-Fi Rush. Como en otras ocasiones con la compañía, habrá que esperar a las consecuencias para conocer los hechos.
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