En alguna ocasión he contado que durante varios años consecutivos, cada vez que entrevistaba a alguien de Blizzard en la Gamescom de Colonia les hacía la misma pregunta. "¿Para cuando Warcraft 4?". La respuesta ya la sabemos todos. Hasta la fecha no hay planes de continuar esta legendaria serie de estrategia en tiempo real, pero los autores de Diablo y StarCraft tampoco se han olvidado por completo de ella. El problema es que su particular forma de homenajear la que sin duda es una de las grandes sagas del mundo del videojuego tampoco ha estado a la altura de las expectativas. Y duele porque esta no es la primera vez que tropiezan con la misma piedra. ¿Recuerdas Warcraft III Reforged? Pues estamos un poco en la misma situación.
Veo lo que Xbox ha estado haciendo los últimos años con sus Definitive Edition de Age of Empires (tenemos recientísimo el estreno de Age of Mythology: Retold), o lo que hizo también EA con Command & Conquer Remastered Collection y como fan siento una envidia tremenda. Blizzard ha hecho lo justo para traer de vuelta el mítico Warcraft: Orcs & Humans y el soberbio Warcraft II: Tides of Darkness, y aunque obviamente se agradece poder revivir estos dos clasicazos, es inevitable no sentirse algo decepcionado. Lo de "remasterizado" se le queda algo grande a dos juegos que renuevan su apartado visual con un estilo, como poco, divisorio (a mi personalmente no me gusta demasiado), añaden algunos retoques en la interfaz y el control… y poco más, la verdad. Bueno, sí; el primer Warcraft se queda también sin multijugador online.
Warcraft vuelve, pero con lo justo
Es obvio que juegos con cerca de 30 años a sus espaldas se van a sentir anticuados de una u otra forma, por mucho que la nostalgia ande de por medio. Por eso no es tan sencillo hacer una buena remasterización: tienes que ser tremendamente fiel al material original y a la vez conseguir que se sienta hasta cierto punto actual; plenamente disfrutable en una época que sonaba a ciencia ficción en el pasado. ¿Lo consigue Blizzard con estos remasters? A medias. Porque sí es verdad que hay cambios importantes en la interfaz de usuario, especialmente en lo que se refiere al control de las tropas, a las que ahora podemos comandar haciendo simplemente clic derecho sobre el escenario y enemigos.
Los clásicos eran tan buenos que incluso después de todos estos años siguen teniendo ese encanto especial que te atrapa sin darte cuenta
Sé que esto puede sonar a broma de mal gusto si no conocías los originales pero en el pasado tenías que seleccionar a las tropas, luego la orden que querías dar y dónde debían ejecutarla. Era un proceso engorroso, lo que lógicamente obligó a Blizzard a ralentizar muchísimo la acción para que fueras capaz de gestionar tu ejército en mitad de una batalla. Puesto que ahora es más sencillo liderar a los tuyos, a los que puedes agrupar y controlar en mayor cantidad de forma simultánea (de 4 a 9 en Warcraft 1, y de 9 a 12 en la secuela), la velocidad estándar de las partidas es mucho más rápida; y lo puede ser incluso más si así lo deseas. Aunque esto no evita que en algunos momentos sientas que todo marcha muy despacio; especialmente cuando recolectas madera y oro, o también petróleo en el caso de Warcraft 2.
Más decepcionante resulta el nulo esfuerzo por mejorar la inteligencia artificial de las tropas. Se atascan mucho, muchísimo; entre sí, contra árboles o edificios. La cuestión es que vas a vivir montones de situaciones frustrantes en las que tus soldados acaban desperdigados por el mapa al no saber ir rápidos y directos al lugar indicado. Esto era así en los clásicos, lo sé, pero las remasterizaciones están para mejorar ¿no? Los clásicos eran tan buenos que incluso después de todos estos años siguen teniendo ese encanto especial que te atrapa sin darte cuenta. Ahí está ese diseño de misiones (aunque primitivo) que terminaría alcanzando su máxima expresión en Warcraft III, o la importancia de la historia y sus protagonistas. Por eso me da tanta pena que Blizzard no le haya dado el tratamiento que merecía. Sus gráficos por ejemplo.
Blizzard tiene en sus filas a algunos de los mejores artistas del mundo del videojuego. ¿De verdad no había mejor forma de actualizar los gráficos? Y esto va más allá de mera cuestión de gustos. La escena previa a cada misión es ahora una imagen estática en lugar de la escena animada (muy simple, eso sí) del original. Las proporciones de tropas y edificios también son algo raras y aunque el diseño de las tropas es inconfundible y fiel a la versión pixelada, el acabado final es muy irregular. Incluso me parece más bonita la versión parcheada del mítico Warcraft II que esta nueva revisión. Afortunadamente en cualquier momento podemos pasar a los gráficos originales con F5, y a diferencia de lo que ocurrió con Warcraft III Reforged, esta vez, Blizzard no ha eliminado de la ecuación los clásicos. Si quieres, puedes seguir comprando las versiones originales en GOG o Battle.net.
Y que esté decepcionado no significa que no valore lo bueno que aportan estas remasterizaciones porque gracias a ellas es más fácil y cómodo que nunca disfrutar de estos clásicos. Vamos, olvídate de ejecutar DOSBox para ello, por ejemplo. Lo que duele es que a diferencia de Diablo II Resurrected, aquí se ha ido con lo justo cuando hablamos de una de las sagas capitales de la estrategia en tiempo real. Y se siente como una oportunidad perdida de valorarla como realmente merece.
Warcraft III Reforged se actualiza y mejora
Al margen de estas remasterizaciones, Blizzard también ha metido mano al polémico Warcraft 3 Reforged con una gran actualización gratuita que añade importantes mejoras que debieron estar en el lanzamiento. Pero ya te adelanto que esto sigue estando muy pero que muy lejos de la colosal remasterización que presentaron en su día. Nada de nuevos gráficos ni de escenas cinemáticas mucho más espectaculares, ni por supuesto, tampoco cambios en el guión. Es el juego que recuerdas pero adaptado a los equipos actuales y con gráficos ¿Qué cambia?
Se siente como una oportunidad perdida de valorar la saga Warcraft como realmente merece
La novedad más importante es que se han añadido versiones Classic HD de edificios, unidades, iconos, efectos visuales y hasta el propio escenario, pero lamentablemente aquí hay poca magia de por medio; son los gráficos de siempre reescalados a 4K sin grandes complicaciones. Vaya, que hay texturas que se ven raras o incluso elementos que no lucen del todo bien con la nueva iluminación. Un detalle realmente curioso y que me gusta mucho es que ahora puedes combinar estos gráficos con los de la versión Reforged, decidiendo qué quieres que tenga el nuevo aspecto y qué prefieres que siga mostrando ese aire más clásico del original. Por otro lado también hay mejoras en la iluminación y se ha desactivado por defecto la densidad de la vegetación que en la primera versión de Reforged dificultaba la correcta visibilidad de las batallas.
Luego tenemos más contenidos incluso extraídos de los clásicos Warcraft, al fin podemos reasignar teclas libremente, contamos con más opciones para personalizar la interfaz y en el caso del multijugador online, se ha establecido un nuevo sistema de partidas clasificatorias basado en nuestra experiencia, entre otras mejoras. En definitiva, es más cómodo disfrutar de este clasicazo que cuenta con una de las mejores campañas que se han creado para un juego de estrategia en toda la historia. Así que sí, siempre es bueno volver a Warcraft III. Y aunque no es esa versión tan increíble con la que nos emocionaron hace ya tantos años atrás, al menos ahora es más disfrutable. La nota triste es que la historia se repite y Blizzard sigue sin entender que Warcraft merece mucho más que esto.
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