José Manuel Iñiguez asegura que es un entorno al que es difícil acceder.
Una de las conferencias dentro del programa de iDÉAME, celebrado en la Universidad Complutense de Madrid, tuvo que ver con casos prácticos de profesionales que han conseguido trabajar en compañías en el extranjero.
Uno de los ejemplo más notables fue el de José Manuel Iñiguez, creador de Zombie Panic, que durante su exposición aseguró que no recomendaba trabajar en la industria japonesa de videojuegos: “Aunque tengas talento y los conocimientos necesarios, existen muchos condicionantes ajenos que te impiden desarrollarte en Japón. Es un país que exige una capacidad de organización muy estricta, con unas normas que no se pueden quebrantar y unas jerarquías empresariales a las que muy pocos podrían adaptarse. Además, me dijeron que allí ya habían demasiados japoneses deseando trabajar en la industria del videojuego, y que siempre preferían a un nacional que a un extranjero”.
José Manuel incluso expresó la situación particular que él vivió allí: “Cuando llegué una de las primeras cosas que me dijeron era que yo no podría estudiar, que el nivel era demasiado alto y no lo superaría. De hecho, me convertí en el único extranjero en acceder en aquel centro de enseñanza. Entraba a las 9 de la mañana y salía a las 5 de la tarde. Sólo tenía una hora de descanso y algunos sábados había que asistir también a clase”.
No obstante, lo que más sorprendió a los asistentes fue la filosofía de trabajo nipona: “Cualquier discusión que teníamos en las reuniones quedaba registrada. Allí todo queda controlado”. Pero el director de Akaoni Studio no se quedó ahí. Ante la pregunta de cuánto trabajaban, respondió cómicamente: “Yo me acuerdo que entré un día por la mañana y no salí hasta 10 años después, cuando terminamos el proyecto”.