Tanto si eres aficionado como a los MOBA como si no, en esta guía te ayudamos a familiarizarte con este juego tan peculiar.
Battlerite abandona el periodo de acceso anticipado: está entre nosotros, y muchos aficionados a los juegos MOBA y de lucha están jugando ya a una de las apuestas free to play más atractivas de Steam en estos momentos. Sin embargo, aunque la mayoría de ideas que Stunlock Studios pone sobre la mesa son familiares para cualquier veterano, la forma en la que se desenvuelve el combate es… diferente a casi cualquier otra cosa. En esta guía, damos un breve repaso a las mecánicas fundamentales que te ayudarán a entender y dominar antes el juego.
No hay tanque, ni apoyo, ni especialista
Si eres aficionado a géneros como el RPG o el MMO, probablemente entres al juego pensando que los personajes se pueden dividir en tanque, especialista y apoyo y cada uno de ellos desempeña un rol concreto en el campo de batalla. Eso no existe en Battlerite. No nos malinterpretes —existen personajes con una barra de salud mayor que otros, existen personajes que curan y también existen personajes con muchas habilidades de puro daño, pero no se corresponden con los estereotipos a los que estás acostumbrado.
Un punto de daño es un punto de daño para todos los personajes, independientemente de que lleven un escudo o sean más grandes. Incluso aquellos que son especialmente corpulentos tienen apenas unas decenas de salud máxima más que el resto. Esto quiere decir que ni los “tanques” son tan duros de pelar, ni los “sanadores” son frágiles en absoluto, ni los “especialistas” deben centrarse en acabar con amenazas concretas.
Cada héroe se juega de una forma diferente, sí, pero todos hacen de todo. Tus focos de atención son puramente situacionales, y el enemigo con el que estás intercambiando daño en un momento podría dejar de ser tu prioridad en cuanto uses cierta habilidad que es útil en ese momento, porque…
No hay maná
En Battlerite, no hay maná ni munición. Todas las habilidades se gestionan con un tiempo de enfriamiento. Esto quiere decir que no hay una penalización real por fallar una habilidad, más allá del simple hecho de haber fallado y tener que esperar a que se recargue. No debes contenerte a la hora de lanzar habilidades, sino simplemente preocuparte de que las lances bien y gestionar las recargas y tus movimientos con cabeza.
Por ejemplo, si vas mal de vida y tienes una habilidad de contraataque lista, guárdala para cuando preveas un ataque fuerte de uno de tus rivales. Si tienes una habilidad que aturda o interrumpa, espera a que se recargue otra que haga mucho daño y combínalas para castigar a tus rivales. Si tienes una habilidad que te sume mucha energía por enemigo dañado, espera a que se junten tus oponentes para lanzarla. Pero el hecho de saber que van a volver implica que debes jugar pensando en cuándo puedes ejercer presión y cuándo debes retroceder. Éso es lo que marca el ritmo de la partida.
La gestión de salud es diferente
Imagina que te enfrentas a un dúo de jugadores muy buenos, de los cuales uno de ellos puede sanar. Para evitar cerrarte en un bucle de hacer daño - ver cómo se cura, Battlerite tiene un sistema de salud real y salud regenerativa. La salud con la que empiezas cada ronda es tu salud real. La salud real disminuye con cada golpe, pero este daño se puede curar en un máximo de 40 puntos de salud regenerativa. Eso es, tu salud real no vuelve. Sin embargo, todo el daño que recibes se aplica primero a tu salud regenerativa antes que a tu salud real. Pero cuando tu salud real recibe mucho daño, el juego reduce tu salud máxima a los puntos que tengas + 40 puntos de salud regenerativa.
Dicho de otro modo, si tienes 200 de salud y recibes 80 puntos de daño, tu salud máxima merma a 160 (120 puntos reales + 40 puntos de salud regenerativa que puedes recuperar de los siguientes golpes). Para curarte, recoge los orbes de salud y poder que se encuentran dispuestos por el mapa, rompe el orbe central o pide ayuda a otros campeones con la capacidad de sanar.