Está confirmado, Sony no estará presente en la feria E3 por primera vez en 24 años. ¿Cómo nos lo tomamos?
La bomba saltaba hace apenas un par de días, y todavía hay gente que está recuperándose. PlayStation no estará en el E3 2019. Las razones aducidas por la compañía nipona no acaban de quedar del todo claras, pero hablan de “una evolución de la industria” y de una constante búsqueda de oportunidades creativas por su parte. Palabras no demasiado claras que nos dejan, eso sí, una incógnita por encima de todas las cosas: ¿Acierta PlayStation ausentándose del E3 2019?
Sí - Alejandro Pascual
No hay forma de adornalo. Una de las razones principales por las que Sony no va a asistir al E3 de 2019 es porque los grandes juegos que tiene preparados de aquí al lanzamiento de la próxima generación ya los ha revelado. En otras palabras, no tiene nada que mostrar. El año pasado ya pudimos anticipar esto, con una conferencia que a todas luces se antojaba extraña para una compañía que parecía haber dominado con maestría el ritmo de estos eventos y que, de repente, propuso un modelo de charlas y entrevistas entre tráileres que no convenció a los espectadores. En el E3 de 2018 todavía había cierto pase, pues juegos como Ghost of Tsushima o The Last of Us 2 todavía no habían mostrado sus gameplays. El año que viene no causaría el mismo efecto ver otra escena del juego de Naughty Dog o un nuevo vídeo de Death Stranding.
Entiendo lo que quieres decir, amigo Álvaro: Aquí hemos venido a jugar. Pero creo que Sony entiende mejor que nadie el hype que crean este tipo de eventos y que un E3 sin sorpresas puede hacer más daño que, directamente, no presentarse a la cita.
Todos los recursos se ponen ahora a disposición de la siguiente generación, donde debes sorprender desde el año uno
Sinceramente, no me molesta esto. Sony ha jugado sus cartas entendiendo el formato de la feria. Lo que digo: funciona a base de sorpresas. Para los restantes dos años que quedan hasta la siguiente generación el trabajo ya está hecho, con un parque de consolas que no ha hecho más que aumentar a lo largo de los años. Todos los recursos se ponen ahora a disposición de la siguiente generación, que es en la que hay que apostar fuerte y sorprender desde el año uno. Esto quiere decir que los últimos dos años de exclusivos de la consola no se basarán en nuevos nombres, pero sí en los dos o tres pesos pesados que acostumbra siempre Sony. 2019 con, digamos, Days Gone, Dreams y Ghost of Tsushima, por ejemplo; y 2020 con The Last of Us 2 y Death Stranding. El resto del catálogo se acompañará del supuesto nuevo remake de Bluepoint, algún juego más para la realidad virtual y, si acaso, un Gran Turismo 7, aunque últimamente lo dudo.
No sólo tiene lógica este movimiento, sino que además da un nuevo golpe a una feria más conservadora de lo que la gente cree, que se niega a cambiar el formato ni a ceder un palmo de terreno a otras vías de comunicación. Que además ha pecado de avariciosa abriendo sus puertas a consumidores como sardinas en lata. Sony deja en el West Hall un tremendo espacio, pero aunque Microsoft, por otro lado, anuncie su asistencia, lo cierto es que el año pasado se montaron la fiesta en distinta casa, pero mismo barrio, en el Microsoft Theater. A ella se le suma Electronic Arts con su EA Play o Nintendo que aunque sí tiene espacio en el showfloor se reserva buena parte de sus anuncios para distribuirlos a lo largo del año. Una prueba más de que el E3, más que evolucionar, puede estar desapareciendo.
No - Álvaro Castellano
Siempre he visto la promoción de los videojuegos por parte de las compañías como un concurso de popularidad. Piensa en una película de adolescentes americana, ¿vale? Los primeros que te vienen a la cabeza son el Quaterback y la jefa de animadoras, ¿verdad? Condenados a salir juntos porque son los más conocidos del colegio, y no importa si alguien más guapo o simpático: Ellos son los más conocidos del instituto porque lo que cuenta es eso… la popularidad. Querido Álex, ¿sabes que es el E3 para los videojuegos? Exacto, el baile de fin de curso de los videojuegos. Y tienes que estar. Con tus mejores galas o sin ellas, pero tienes que estar.
¿Que se te ha roto la costura del pantalón entre las dos perneras? No importa, debes ir. ¿Que te ha fallado la limusina y sólo puedes ir con el coche piojoso que te presta tu hermano? No importa, debes ir. ¿Que la chica con la que quedaste se ha puesto enferma a última hora y vas a tener que ir solo? Bueno… a lo mejor eso sí importa, así que llama a alguna otra chica que no tenga pareja para el baile e invítala porque… sí, lo has adivinado… ¡Debes ir!
El E3 es el escaparate de los videojuegos por excelencia, y debes estar ahí
El E3 es el escaparate de los videojuegos por excelencia, y debes estar ahí. Y más cuando el problema de Sony en esta feria no es ni mucho menos tan grave como cualquiera de los que he enumerado. ¿Que están pensando ya en PS5 más que en PlayStation 4 y que todo lo que puedan anunciar será ya para su próxima videoconsola? Está bastante claro, ¿no? Pero había mejores maneras de salir del paso. Danos más de The Last of Us: Parte 2, estamos deseando verlo. Enséñanos una segunda muestra jugable de Death Stranding más limpia y directa. Cuéntanos más del alucinante Ghost of Tsushima. Despeja las dudas que hay alrededor de Days Gone y da un puñetazo encima de la mesa con él. Promete una mejoría en los juegos de PS Plus y en los servicios on-line de la plataforma. Da pistas sobre el futuro asegurando que tienes a tus estudios importantes trabajando en cosas gordas. No sé, danos… ¿algo?
Con Nintendo a lo suyo, pasando bastante del E3 pero presentándose al fin y al cabo. Y con Microsoft reforzando su posición con nuevos estudios como Obsidian de cara a una próxima generación que va a ser una lucha memorable, y con aciertos totales como el increíble servicio que es Xbox Game Pass… Había que presentarse y ofrecer algo a sus aficionados. Un, ¡chicos, tranquilos que nosotros también tenemos algo que decir! Había muchas alternativas, incluso haber gradado mejor la cantidad de anuncios de las dos últimas ferias para no llegar a la recta final de vida de PS4 sin nada nuevo que presentar cuando aún quedan varios años de máquina por delante. No hacer acto de presencia era, sencillamente, la peor opción de todas.