¿Es necesario The Legend of Zelda: Breath of the Wild 2?

¿Es necesario The Legend of Zelda: Breath of the Wild 2?
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Ha sido el gran anuncio del E3 2019, pero algunos ya se preguntan… ¿Es tan buena idea?


Se convirtió prácticamente desde su arranque, y con todo merecimiento, en una de las marcas estrella de Nintendo, y desde su glorioso inicio en 1986 nos ha venido brindando entregas que casi siempre han resultado memorables. Este año, en el pasado E3 2019, se ha anunciado una secuela del brillante Zelda: Breath of the Wild de 2017 a la que, de momento, llamaremos The Legend of Zelda: Breath of the Wild 2. ¿Es demasiado pronto para pensar en una continuación? ¿Es un juego demasiado parecido a su predecesor para lo que ha venido dictando la serie hasta ahora en cuanto a roturas casi totales de un título a otro?

Lo sometemos a debate, ¿es necesario un The Legend of Zelda: Breath of the Wild 2?

- Jesús Bella

Imagen de The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom


Que Zelda: Breath of the Wild es el videojuego más grande de Nintendo hasta la fecha no es algo que me haya inventado, sino que nos lo contó en una entrevista el mismísimo Eiji Aonuma. Por esa razón, sería una auténtica lástima que no se aprovechase el gran trabajo que se realizó en términos de diseño tanto artístico como tecnológico. ZBOTW es, indudablemente, un titán en la producción de videojuegos, y si en algo sé que Nintendo no va a fallar es en diseñar una secuela que se distancie no sólo de forma narrativa (como se intuye por el tráiler), sino en todo lo demás. No hacer una secuela sería desperdiciar una grandiosa oportunidad de mejorar todo aquello que no terminó de convencer en el primer videojuego.

Una simple reconstrucción del Hyrule que conocemos no sería propio de Nintendo

Aparte, Álvaro, probablemente recordarás lo que se hizo con Ocarina of Time y Majora's Mask. Ambos comparten diseño artístico y tecnológico (motor gráfico), pero eran como el día y la noche. Conociendo a Nintendo, no me extrañaría nada que viéramos una aproximación similar. Como conté en los 7 misterios de la secuela de Breath of the Wild, todo apunta a una continuación directa, con la resurrección de Ganondorf y un tono bastante tenebroso. Me muero de ganas por conocer qué es lo que están haciendo, pero dudo mucho que sea una simple reconstrucción de la Hyrule que ya conocíamos. Eso no sería propio de Nintendo. No sería propio de Aonuma y del equipo que está detrás, que recordemos está formado por desarrolladores jóvenes, que tuvieron ideas tan locas como una Hyrule invadida por ovnis.

La saga Zelda es conocida por el viaje dimensional y entre épocas. Link es el héroe del tiempo, sin ir más lejos, y creo que eso da cabida a una fantasía enorme, sin límites, en que puedes transformar un mapeado sin que pierda coherencia, incluso hasta hacerlo irreconocible. También sumar nuevos escenarios, como esas mazmorras que tanto piden los usuarios. La introducción de alguna mecánica rompedora (yo apuesto por la mano de la que tanto se ha hablado) puede suponer igualmente un cambio de registro brutal. Los mismos desarrolladores dijeron que tenían demasiadas ideas como para incorporarlas en los DLC que recibimos para la primera entrega, así que todo me hace pensar que sí, que es una buena idea sacar una secuela de Zelda: Breath of the Wild, uno de los mejores videojuegos de esta generación. Y… ¡qué demonios! Yo lo espero con impaciencia, porque sé que puede marcar otro antes y después.

NO – Álvaro Castellano

Imagen de The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom


La saga Zelda, para mí, siempre ha sido una sensación de novedad y descubrimiento con cada una de sus entregas. Un estilo común en todas las entregas de aventura, resolución de puzles y elementos de plataformas y acción, pero también con todos los episodios lo suficientemente diferenciados en tono, prisma e incluso estética entre sí como para, en ocasiones, enfadar mucho al aficionado habitual de la serie por sus rotundos cambios. Para mí esa innovación constante siempre fue una de las claves de la franquicia, y me consta que también para su ideólogo: un Shigeru Miyamoto de quien es sobradamente conocido que tuvo la idea para el primer The Legend of Zelda basado en sus vivencias como chaval explorando cuevas y bosques de los alrededores de su ciudad, y tropezando cada día con una nueva aventura que él mismo vivía en su propia piel. Es algo parecido a lo que he sentido yo a lo largo de mi vida, afrontando juegos como A Link to the Past, Link’s Awakening o Majora’s Mask como mundos nuevos que no tienen absolutamente nada que ver unos con otros, ni en lo gráfico, ni en lo jugable y que, de no ser por el universo común y los mitos recurrentes alrededor de sus historias, podrían pertenecer a sagas distintas.

Esta concepción que había tenido la franquicia hasta ahora, Jesús, choca un poco con lo que desde Nintendo se está comentando para la secuela. El hecho de que esté ambientada en el mismo Hyrule que Breath of the Wild, con muchos cambios eso sí, o el cacareado factor de que toda su gestación viene de las abundantes ideas para contenidos descargables que había para el videojuego original, y que eran tantas que en lugar de seguir lanzando DLC prefirieron hacer un juego nuevo con ellas. Así mismo, y hablando de lo estético, el teaser de anuncio es exactamente igual que la primera parte, lo cual no deja demasiadas dudas sobre ese continuismo también en ese campo que antaño era tan rompedor (aún recuerdo los enfados de cierto perfil muy poco tolerante con Wind Waker, acusándolo de ser excesivamente infantil). No lo sé, a lo mejor es cosa mía, pero… ¿no te suena todo esto un poco alejado a esas sensaciones de descubrimiento de las que te hablo?

Los juegos de Zelda son tan distintos estéticamente porque tratan de representar su espíritu único

En el fantástico libro Creating a Champion sobre el desarrollo de Breath of the Wild hay unas palabras de Satoru Takizawa, el director artístico del equipo de Eiji Aonuma, en las que asegura que todos los videojuegos de Zelda son tan diferentes entre sí en lo estético porque tratan de “expresar el espíritu único de cada juego” y, así mismo, “buscan crear un mundo que sea emocionante de descubrir y de explorar”. ¿Este Breath of the Wild 2 va a tener un espíritu único? No lo sé, todavía no sabemos gran cosa sobre él, pero me cuesta un poco imaginarlo con todos esos nexos comunes con el anterior que ya tenemos tan claros.

Se me hace difícil con una continuación tan directa el imaginar repetir esa sensación de descubrimiento en cuanto a que “todo vale”, a que sin muchos botones “soy capaz de hacer millones de cosas” y, especialmente a que puedo olvidarme de todo lo que he preconcebido sobre los mundos abiertos hasta ahora, porque Breath of the Wild los hizo saltar a todos por los aires. ¿Que Breath of the Wild 2 será un videojuego maravilloso? No me cabe la menor duda, será increíble como casi cada entrega de la saga. Pero, también te digo una cosa, si me preguntas si Zelda Breath of the Wild 2 es un juego necesario, y pensando en el equipo de Aonuma destinando sus esfuerzos a este título en lugar de reuniendo ideas para volver a poner la franquicia patas arriba, ya no las tengo todas conmigo.

¿Y tú qué opinas?

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