Son responsables de obras legendarias como Killer Instinct, Banjo Kazooie o Donkey Kong Country.
El mítico Perfect Dark de Nintendo 64 acaba de celebrar su 20 aniversario y no he podido evitar ponerme nostálgico. Echo de menos a esa Rare que año tras año, juego tras juego, sorprendía como pocos estudios lograban. Se la llegó a equiparar con la gran Nintendo, que no me imagino mayor elogio que ese en la industria del videojuego, siendo responsables de franquicias que aún hoy perduran en el tiempo. Donkey Kong Country, Banjo Kazooie, Conker, Battletoads, Killer Instinct… ¿sigo? Eran increíbles. Pero hace tiempo perdí la esperanza de reencontrarse con ese equipo británico que tantas alegrías me dio en el pasado. Y os confieso que es una historia que siempre me ha dado mucha pena.
La escasa popularidad de sus juegos en Xbox acabó llevando al estudio al ostracismo
Cuando se hizo oficial que Rare se unía a Xbox tras su maravillosa y fructífera etapa en Nintendo creí de veras que este cambio podía sentarle genial. En aquel entonces se hablaba mucho de las diferencias creativas entre los de Kioto y Rare, así que pensé que en manos de una Microsoft dispuesta a todo con tal de llevar al éxito a Xbox los autores de Sabre Wulf podrían dar rienda suelta a su imaginación sin límites. Sus primeros juegos no dejaban de ser proyectos que originalmente estaban destinados para GameCube, como un Kameo muy cambiado que acabaría estrenándose en Xbox 360, o el divertido Grabbed by the Ghoulies que no logró ni el éxito de ventas ni el apoyo de la prensa; pero ahí seguía encontrando retazos de la Rare que siempre he adorado.
Por desgracia la escasa popularidad de sus lanzamientos acabó llevando al estudio al más absoluto ostracismo. Nos sorprendieron con los hermosos y divertidos Viva Piñata, sí, y aquí tenéis a un fan de ese Perfect Dark Zero que nos ponía a los mandos de una joven Joanna Dark, pero la Rare de antaño se iba diluyendo más y más hasta casi convertirse en un estudio de segunda. Poco ayudó que el regreso de Banjo Kazooie fuera como lo fue, con un divertido e imaginativo Baches y Cachivaches que poco tenía que ver con la esencia plataformera de los originales. Hasta el compositor Grant Kirkhope acabó reconociendo que debió plantearse como una nueva licencia creativa, pues al final, las críticas se centraron casi exclusivamente en que no era un Banjo Kazooie. Que no lo era. Otro palo para Rare.
Trabajaron en secuelas de Conker, Perfect Dark o Kameo... y fueron canceladas
Así que pasamos de un equipo que año tras año firmaba algunos de los mejores videojuegos del momento, a otro que apenas ofrecía noticias, que casi no presentaba nuevos proyectos, limitándose a trabajar en los avatares de Xbox o el discreto Kinect Sports. ¿No había nadie más al que encargar este proyecto? Y entre medias leías historias de juegos cancelados; de un posible Conker 2 para Xbox centrado en el multijugador, o Kameo 2 y un juego de terror, y hasta un nuevo Perfect Dark que emulaba a Deus Ex. No sé vosotros pero todos esos años, en mi caso, fueron una auténtica pesadilla.
Rare tiene un legado que para sí quisieran otros estudios
Ver cómo uno de los estudios de tu infancia cae en el olvido sin que nadie haga nada para evitarlo. Había talento, sí, pero es que parece que nadie les daba la oportunidad de demostrarlo. Al menos parece que la historia empieza a cambiar para bien. Sea of Thieves ha terminado convirtiéndose en un éxito en Xbox One y PC, y gracias al imprescindible Rare Replay, muchos han conocido el enorme legado del estudio británico. ¿El futuro? Aunque muchos de los grandes creativos de aquella mítica Rareware terminaron abandonando el estudio, algunos ahora reunidos en Playtonic donde han dado vida a la serie Yooka Laylee, sabemos que trabajan en el hermoso Everwild del que nada se sabe hasta la fecha. ¿Suficiente? Para mi ya es un primer paso.
Rare es un estudio legendario; una compañía con un legado que para sí quisieran otros grandes del sector, y es necesario que recuperen su puesto de honor en la industria del videojuego. Fue terrible verles caer en desgracia, y recordar sus viejas glorias te hace sentir aún peor, pero esta sensación de añoranza empieza a desaparecer en el horizonte de la nueva generación que trae Xbox Series X. Sé que aquella Rare de mi infancia no va a volver, pero al menos sí creo que su espíritu innovador, su valentía por crear nuevas franquicias, puede servir para que la marca brille una vez más con fuerza, dando a los jugadores otra excusa más para apostar por la familia Xbox.