Una transacción de 7.500 millones de dólares trae a un sinfín de marcas y de estudios al organigrama de Microsoft.
Una maniobra de 7.500 millones de dólares no se ve demasiado a menudo en la industria del videojuego, de hecho fue tremendamente sonada la compra de Mojang y Minecraft por alrededor de un tercio de esta cifra allá por el año 2014. Haz cálculos, el puñetazo sobre la mesa es ahora de unas dimensiones colosales: un calibre que solo alcanzaremos a entender cuando pasen los años. ¿Por qué? Porque una decisión empresarial de estas dimensiones no se toma a la ligera y, además, porque forma parte de una estrategia general que lleva tiempo definida y que ahora no crece, ni cambia... sólo se apuntala.
Xbox Game Pass es el All-in de Microsoft
La clave, lógicamente, es Xbox Game Pass. Es la piedra angular sobre la que se construye el proyecto Xbox desde hace unos años, y un servicio que ofrece unas prestaciones disparatadas a un precio no menos llamativo. Es el caballo ganador de Microsoft y su apuesta All-in para que en la próxima generación podamos decir que, citando al amigo de esta casa el escritor David B. Gil, "hay partido". Algo que, por desgracia, no vimos durante el actual ciclo hasta sus últimos compases... Cuando ya era demasiado tarde. El arranque de este ciclo, en cambio, no podía ser más halagüeño para los de Redmond. Por fin hay un plan.
Elegir el dónde, cómo y cuándo de estos videojuegos tiene un valor táctico enorme
Si lo pensamos, en cosa de apenas unas semanas han cerrado acuerdo con Electronic Arts para tener sus juegos de EA Play en Pass y, ahora, para tener también los de Bethesda en un acuerdo mucho mayor y más extensivo. ¿Por qué? Porque aquí incluye la propiedad, así que ellos deciden dónde saldrá cada juego. ¿Que es un desarrollo caro y quieres amortizar costes? En todas las plataformas. ¿Que quieres hacer fuerte tus exclusividades? Solo en casa. ¿Que PS5 anuncia precios de exclusivos a 80 euros? Importa poco el precio que fije Microsoft para sus juegos, ¿por qué? Porque a través de Xbox Game Pass estarán disponibles todos los exclusivos desde el día 1 y a un precio irrisorio. Y todo ello con la capacidad de decidir todo sobre títulos como The Elder Scrolls VI, Starfield, el próximo DOOM, el próximo Wolfenstein o el próximo Fallout, incluyendo dónde (la plataforma que quieran), cuándo (el momento que deseen) y cómo (descargable, físico o streaming con un xCloud compatible con Pass) ... Tres alternativas de un valor táctico incalculable. Phil Spencer y compañía llevan las riendas.
Microsoft ha mirado a la televisión y a la música, y ha visto que modelos como Netflix o Spotify son los que triunfan y los que han reescrito la realidad de esos mundillos, y la compañía norteamericana lo ha hecho suyo. A su manera, desde luego, y a través de la gran inversión económica que es lógica para llevar a cabo un plan del calibre de este en pleno año 2020, cuando los estudios son monstruos y las grandes marcas transatlánticos. Pero tiene una mano espectacular a día de hoy y, además, la seguridad de tener a tres mercados muy claramente fijados como puerta de entrada al servicio: PC, la consola más potente (Xbox Series X) y la consola más asequible y más claramente orientada al público casual (Xbox Series S).
Ah, ¿y sabéis qué? Que las reservas de Xbox Series se abren mañana. Esta vez no se ha filtrado nada, esta vez todo ha salido cuándo y como querían en Redmond. No ha sido el mejor verano en términos de comunicación para la compañía norteamericana, pero todo se olvida muy deprisa cuando hay algo tan ilusionante en el horizonte.