Valheim: 12 cosas que amamos y odiamos del juego de vikingos
Un vistazo a lo que está bien y lo que Iron Gate debe mejorar para prolongar su éxito.
Sabemos que estás fascinado con Valheim. El juego lleva más de 5 millones de copias vendidas y nosotros ya invertimos cerca de 50 horas casi sin darnos cuenta, así que definitivamente hay algo especial ahí.
Dicho eso, no hay que olvidar que Valheim todavía está en etapa de Acceso Temprano o Early Access, es decir, por más fenomenal que sea, Iron Gate Studio todavía tiene trabajo por hacer de aquí a la versión definitiva y con tantas horas dentro de su mundo de fantasía, tenemos una idea más o menos clara de lo que puede mejorar y nos gustaría ver en futuras actualizaciones, así que a continuación te presentamos una lista de las 10 cosas que amamos y odiamos del juego de vikingos.
El matchmaking necesita atención Como otros aspectos en la presentación de Valheim, el sistema de emparejamiento parece cosa de hace 10 años. No es raro entrar al juego y que tus amigos no puedan ver tu mundo en el menú hasta después de varios minutos, y si pagas un servidor, no existen herramientas elegantes y rápidas para regresar que no sean la introducción constante de la dirección IP o la creación de un acceso directo con la URL, cosa que tampoco es precisamente moderna. La aventura es extraordinaria Hay algo en la estructura abierta y procedural de Valheim que le confiere la capacidad de hacerte recordar tus aventuras en su mundo con una sonrisa. Encontrar un monstruo marino, un troll, que te caiga un tronco encima, quemarte en una fogata, morir en el mar. Cada viaje ofrece algo especial. La optimización es inconsistente Es de suponer que la complejidad del mundo juega un rol en su rendimiento, pero aún así hay algo inexplicable en el hecho de ver un juego con gráficos de PS2 correr a menos de 60 cuadros por segundo con tarjetas gráficas de gama media. Encima, suele haber algunas caídas graves de tasa de cuadros sin una explicación clara y las escasas opciones gráficas limitan las alternativas. El juego tiene detalles mágicos Es fácil dejarse llevar por la primera impresión y pensar que, con gráficos de hace varias generaciones, Valheim es un juego feo y punto, pero tiene detalles que te toman por sorpresa, como la iluminación volumétrica que baña los bosques, la física alocada de los árboles, la enorme distancia de dibujo o las salvajes tormentas en altamar. La experiencia de usuario y los menús son arcaicos y confusos Funcionan, pero hay algo en los menús de Valheim que recuerda a Windows 95 y el juego se esfuerza poco por explicar cómo funcionan ciertas cosas elementales, como la fracción de los elementos de inventario. La molienda se disfruta Por ahí nos dijo un amigo que Valheim no se juega, se trabaja, y es verdad, pero tiene una razón de ser. Mientras en otros juegos hay una narrativa convencional o un pase de batalla lineal que reflejan el progreso, en Valheim la historia y el progreso están ligados a la mejora de tu equipamiento, tronco por tronco, piedra por piedra y lingote por lingote. Al final, es muy satisfactorio recordar todo lo que tuviste que hacer para confeccionarte esa armadura nueva o construir ese horno. Deberías poder remar El esfuerzo le inyecta sustancia a Valheim, pero hay algunas trabas que no parecen tener mucho sentido y una de las principales es no poder remar. La mecánica de navegación depende del viento, pero cuando éste no te favorece, quedas a merced de un remo automatizado que no tiene ningún chiste. Sería mejor poder craftear remos y gastar estamina para remar de forma manual. Los trolls son el alma de la aventura Hay algo realmente emocionante en el hecho de explorar un bosque y toparse con una criatura salvaje de 10 metros de altura que te puede matar de un solo golpe. Estaría genial que el juego ofreciera un poco más de eso porque al menos hasta llegar al pantano, no nos hemos topado con amenazas igual de interesantes. Los encuentros con jefes necesitan imaginación Ok, nos hemos topado apenas con 2, pero con eso ha bastado para notar un aspecto que se puede mejorar y son las mecánicas de combate con jefes. Si algo nos han enseñado GTA Online y Destiny es que el trabajo en equipo puede ir más allá de hacer la mayor cantidad de daño al mismo enemigo y de hecho, el propio Valheim promueve la repartición de tareas en otras áreas de su diseño, pero algunos jefes son sólo esponjas de balas… corrección: flechas. El sistema de portales está bien implementado Algunos lo aman, otros lo odian. Nosotros estamos en la primera categoría. Como dijimos, la molienda es parte de la magia en Valheim, pero la existencia de portales de viaje rápido también se agradece porque no echa a perder la esencia de la aventura, al impedir el viaje con ciertos materiales esenciales que, de hecho, son los que te obligan a viajar. Hay problemas de servidores y otras anomalías técnicas Nos gustaría que arreglaran el tema de los servidores, que más allá del emparejamiento, sufre de algunos problemas que pueden resultar críticos. Al jugar, no es raro que de pronto dejes de poder interactuar con el entorno por motivos desconocidos, obligando a todos a salir del juego y regresar, y hay reportes bien documentados sobre problemas de rendimiento asociados con la acumulación de objetos, cosa que nos recuerda a Skyrim y, de momento, sólo se puede solucionar echando los objetos al mar. Así de extraño. Más secretos y eventos espontáneos hacen falta Considerando que Valheim es un juego procedural, se esperarían ciertas limitantes, en términos de espontaneidad del mundo. De hecho, para cuando llegas a los pantanos, empiezas a reconocer cierto patrón en la manera como el juego está estructurado, pero así como de pronto te topas con una serpiente marina y es raro; o encuentras al comerciante y es un evento aislado; Valheim se beneficiaría mucho de sumar más elementos únicos y difíciles de encontrar.
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