Los desarrolladores de Ubisoft Montreal se convierten en los poetas de la jugabilidad con un videojuego sugerente, cargado de belleza y con unos valores de producción que recuerdan a la mejor época de los RPG pero sin olvidarse de adaptarse al presente.
Fallout 3 devuelve una saga de leyenda a la primera línea de los videojuegos, y lo hace con notables aciertos. Gráficamente es un título muy potente, logra una ambientación realmente cuidada, y su tamaño, dosis de libertad y prisma son de una calidad digna de encomio.
Lost Odyssey no es un juego para todos los públicos. Como dignísimo representante del JRPG más puro provocará en el aficionado la división de opiniones amor-odio, que su lento ritmo, abundancia de textos y peculiar dirección artística parecen condenados a generar.
South Park estrena nuevo capítulo, esta vez jugable y con convencimiento para convertirse en el mejor videojuego basado en la licencia. Lo ha conseguido. El título parodia al género rolero con su irreverente humor mediante un esquema jugable sólido al tiempo que accesible, profundo y divertido.
Eternal Sonata se presenta como el mejor juego de rol de Xbox 360 tras Oblivion. Rol por turnos de la mejor calidad con un sistema de combate ágil y acertado.
Square Enix amplía la serie Final Fantasy con una décimo tercera entrega repleta de novedades e importantes decisiones de diseño orientadas hacia la narración de una gran y emocionante historia.
A cambio de 800 Microsoft Points tenemos en The Pitt cerca de 6 horas de un estilo rolero mucho más similar al del Fallout 3 original que la primera expansión, Operation Anchorage. Nuevas armas y complementos y una historia apasionante conforman una cita obligada para los fans del original.
El nuevo Star Ocean es una opción muy recomendable para los fans del rol oriental que están deseando sumergirse en una nueva y larga aventura. Falta algo de carisma en historia y personajes, pero el sistema de combate y la profunda progresión de los personajes son motivos suficientes para considerar a The Last Hope como un más que notable JRPG.
Los fieles seguidores de la serie Tales están de enhorabuena. Con una interesante historia, grandes personajes, la emoción de las batallas en tiempo real y un equilibrio excelente en todas sus facetas, Tales of Vesperia es una evolución moderada pero significativa que demuestra cómo hacer un RPG sacando el potencial de las máquinas actuales.
Square Enix presenta su redención con un videojuego que mejora todo aquello en lo que su predecesor falló. FFXIII-2 ya no es tan lineal, tiene cantidad de misiones secundarias, poder rejugable y múltiples mejoras en la que sigue siendo su gran fortaleza: el sistema de batalla.
Puzzle Quest 2 recupera los valores jugables de su predecesor y los expande con mayores posibilidades de juego y una potenciada accesibilidad.
Blue Dragon viene a paliar la escasez de juegos de rol por turnos de corte oriental en Xbox 360. Este género que nos ha brindado auténticas joyas a lo largo de la historia de los videojuegos, tiene en este programa a un nuevo miembro de un nivel notable, aunque carente de la suficiente personalidad como para formar parte del grupo de memorables “elegidos”.
Muy divertido, entrañable en muchos aspectos, y una buena forma de disfrutar de una aventura de rol para todos los públicos con un diseño artístico realmente atractivo, sobre todo por combinar ese toque naíf o ingenuo del mundo con los diseños más épicos de los combates.
Broken Steel es necesario en la medida en la que permite continuar la campaña individual de Fallout 3, sin embargo su acabado técnico y sus escasas novedades dejan mucho que desear.
Aunque nos hubiera gustado toparnos con una aventura de rol algo más compleja en lo jugable, Costume Quest 2 mantiene el encanto que hizo del original un título tan especial. Lo simpático de su argumento, sumado a la vistosidad de los nuevos disfraces a los que tendremos acceso, os hará sonreír como niños mientras acabáis con el reinado de terror interpuesto por un dentista poco amigo de los dulces.
Lightning se despide de la trilogía con el videojuego completamente contrario al que dio origen a la trilogía FFXIII. Donde había linealidad ahora hay libertad. Donde no había misiones ahora hay multitud de quests. Todos los cambios propuestos por los usuarios están aquí, pero no todos integrados con el acierto que se requería.
Square Enix nos trae un RPG de acción que, aunque no aporte mucho al género, sí que logra crear una historia épica, larga y capaz de contentar a los usuarios más puristas. El mundo de Infinite Undiscovery no descubre nada que no hayamos visto antes, pero es tan sugerente y cautivador como la batuta de Motoi Sakuraba.
Muy clásico pero lo suficientemente divertido e interesante como para mantenernos las 12-15 horas de juego que dura pegados a la pantalla.
No por tópico y reiterativo Magna Carta 2 merece ser olvidado, puesto que se trata de un muy correcto JRPG. Puede resultar algo tedioso a medio plazo y su historia no es particularmente llamativa, pero tiene parte del encanto del rol clásico y un número de horas a sus espaldas francamente interesante.
El prometedor The Last Remnant acaba injustamente defenestrado por su desastroso acabado técnico y por sus poco precisos métodos de combate. Quien sea capaz de pasar por alto su caprichosa tasa de imágenes por segundo y sus tediosos tiempos de carga, encontrará un título algo repetitivo y alargado en exceso, pero rico en imaginería y con ocasionales destellos de brillantez.
Los mapas cuadriculados y los combates por turnos siguen siendo elementos importantes en los juegos de rol estratégicos. Ahora bien, con el paso de los años estos ítems tan emblemáticos se han visto obligados a evolucionar.
Dark busca ofrecer rol sorprendente y exótico, y se queda por el camino con una propuesta que fracasa a todos los niveles. Poseedor de un argumento soporífero, con mecánicas jugables que fallan ya desde su concepto de base y con una molesta falta de pulido, no se puede recomendar lo nuevo de Realmforge Studios a ningún amante del género en particular ni aficionado a los videojuegos en general.
