Miguel Solo
EditorEn los años ochenta Arnold Schwarzenegger estaba empezando a convertirse en un icono de la acción. Las dos películas de Conan lo habían puesto en el mapa como uno de los tipos duros por excelencia en Hollywood, por lo que tenía sentido apostar por él cuando una nueva cinta buscaba a una cara conocida para hacer de héroe arquetípico.
En una vieja entrevista rescatada por la BBC, un joven Schwarzenegger en la fase promocional de The Terminator justificaba lo que entonces era un giro sorprendente en su filmografía: interpretar al villano y no al héroe. Para él, suponía un nuevo desafío en su carrera que estaba listo para abordar. Y no solo eso. Es que inicialmente fue idea suya.
"Me ofrecieron el papel del tipo bueno, el héroe. Y luego leí el guion y me fascinó mucho más el personaje de Terminator. Era un papel mucho más interesante interpretar a este robot - como en Westworld, Yul Brynner interpretó a alguien sin emociones ni sentimientos ni lástima por nada - y este tipo de personaje."
Esta propuesta del austriaco supuso matar dos pájaros de un tiro, porque la realidad es que ni Arnold ni Cameron estaban por la labor de que él interpretase al héroe de la película. Para el cineasta había sido una imposición que venía de uno de los mandamases de Orion Pictures, y que no sabía como gestionar. De hecho, había toda una lista de candidatos que él pensaba que eran mucho mejor opción. Saber que el actor estaba sin embargo más interesado en interpretar al robot villano cambiaba las cosas, y a Cameron le convenció su iniciativa y su visión del personaje.
La colaboración entre ambos no fue sin fisuras, pero en última instancia acabaron creando un personaje mucho más memorable, que irónicamente consiguió incluso desplazar el protagonismo del propio Kyle Reese. Para Schwarzenegger, además, fue este el rol que abrió su carrera del todo, y que le hizo ver a Hollywood y al público que no siempre tenía que interpretar al mismo arquetipo.
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