Si tienes cierta edad y has escuchado mucha música de grupos prácticamente desconocidos en España, es posible que salieras del cine tras ver Tenet pensando que ya habías visto esa película. Y no porque Nolan te obligue a ver la historia dos veces en el mismo pase, sino porque el gran golpe de efecto de la película, ese juego temporal que ha sido aplaudido hasta hacerse daño en las manos, ya lo había explorado otro director con muchos menos medios 20 años antes.
A mí Nolan me gusta mucho, claro: es un director que a nivel técnico resulta abrumador. Pero me gusta mucho más Michel Gondry, un imaginativo artista francés que dejó algunos de los mejores videoclips de la historia para grupos como Daft Punk, The White Stripes, Chemical Brothers o Foo Fighters. Si le buscas en Google, seguro que conoces todos sus clips. También dirigió una de mis películas preferidas, La Ciencia del Sueño, pero esa es otra historia. Volviendo a los videoclips, nos centraremos en su trabajo para la canción Sugar Water de Cibo Matto.
El videoclip que se adelantó a Tenet
El videoclip de Sugar Water, dirigido por Gondry en los años 90, es un prodigio de ingenio técnico y creatividad. Está construido como una doble pantalla que muestra dos versiones de la misma secuencia: una rodada hacia delante y otra rodada hacia atrás, sincronizadas para crear una especie de palíndromo visual. Cada acción de un lado debía reflejarse exactamente en el otro, lo que exigió ensayar movimientos precisos y recrear acciones invertidas de manera artesanal frente a la cámara.
En ambos trabajos la inversión temporal es el recurso central de la composición de la imagen
Lo notable es que Gondry logró todo esto sin depender de edición digital avanzada. Cada gesto, cada objeto derramado y cada acción invertida tenía que encajar como piezas de un mecanismo perfecto. El resultado es un videoclip surrealista y poético, donde el artificio visual no busca explicar científicamente la acción como pretende Nolan, sino generar una lógica desconcertante y fascinante para el espectador.
Paralelismos temporales, formales y técnicos
Tenet plantea una concepción de la manipulación del tiempo basada en la inversión de la entropía: objetos y personas pueden tener su "dirección temporal" invertida, permitiendo mezclar en una misma escena procesos que discurren en direcciones opuestas. Nolan explicó que no se trata de un viaje en el tiempo convencional, sino de explorar cómo funciona la dirección del tiempo vinculada a la entropía. Esto obligó a soluciones de rodaje y actuación muy específicas: actores aprendiendo a hablar "al revés", coreografías de acción ensayadas milimétricamente y efectos prácticos sincronizados con precisión casi científica.
Gondry tira de serpentinas y cartulinas y Nolan de millones de presupuesto
El resultado es un thriller de espionaje industrial, con un nivel de producción colosal y ambición épica, donde la inversión temporal no es solo un truco visual, sino un motor de la narrativa, ligado a la acción, la tensión y la identidad de los personajes. Si la comparamos con el videoclip de Sugar Water en ambos trabajos la inversión temporal es el recurso central de la composición de la imagen. Gondry lo hace mediante la doble pantalla y la simetría exacta de secuencias hacia adelante y hacia atrás; Nolan, mediante la inversión de la entropía y la filmación de acciones invertidas en la misma escena.
En los dos casos, la coreografía es rigurosa, claro, no queda otra: cada gesto condiciona otro gesto invertido. Gondry ensayó movimientos como si fueran engranajes de un reloj, mientras que Nolan hizo lo propio con actores que debían hablar y actuar "al revés". Además, ambos juegan con la causalidad: en el videoclip, la historia solo se entiende combinando ambos lados; en Tenet, la relación entre causa y efecto se reorganiza por la inversión entrópica. La diferencia es que Gondry tira de serpentinas y cartulinas y Nolan de millones de presupuesto.
Nolan durante el rodaje de Tenet
Diferencias conceptuales y de escala
A pesar de las similitudes formales, existen diferencias claras. Gondry opera desde una poética visual: el interés está en la estética y la sorpresa narrativa sin necesidad de justificación científica. Su registro es surrealista, lúdico y limitado por los recursos propios del videoclip. Tenet, en cambio recurre a efectos especiales a gran escala y la complejidad narrativa que le permite su metraje, donde la inversión temporal se articula como premisa científica y como motor dramático global. Mientras Gondry multiplica lecturas y juega con la percepción del espectador, Nolan convierte la inversión temporal en una cuestión de estrategia narrativa, extendiendo la lógica formal a una épica cinematográfica sin asombrosa.
Imagen del videoclip de Sugar Water de Michel Gondry
¿Influencia directa o convergencia creativa?
Existe un debate sobre si Gondry "hizo Tenet 20 años antes", por la similitud formal entre el videoclip y la película. Esta comparación destaca que herramientas visuales de inversión y espejo no son inéditas y que experimentos de este tipo circulaban en videoclips y obras experimentales mucho antes de Nolan. Tampoco podemos decir que Gondry inventara este recursos narrativo, ni mucho menos, pero sí que le añadió una complejidad narrativa que antes no se había explorado mucho más allá de lo anecdótico. Sin embargo, la semejanza entre Sugar Water y Tener en formal no implica influencia directa: la inversión temporal es un motivo recurrente en cine, música y arte experimental. Nolan, además, la incorpora en un marco teórico de entropía, que transforma su función y alcance narrativo, aunque conociendo a Nolan seguramente conocía este trabajo de Gondry. La lectura más prudente es reconocer a Gondry como antecedente estético y a Tenet como reelaboración a gran escala y con pretensiones científicas del mismo problema visual y narrativo.
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