Sabemos que los centros de datos han llegado para quedarse, que son una fuente de empleo considerable tanto en su construcción como en fases posteriores, pero también que su gasto energético y la necesidad de utilizar grandes cantidades de agua para enfriarlos preocupan a la población. Sin embargo, puede que incluso ante esas desfavorables condiciones, encontremos un resquicio que nos haga cambiar de opinión: la posibilidad de convertir los data center en la calefacción más barata para luchar contra el frío.
La clave está en casos reales como el de Odense, en Dinamarca, donde un centro de datos de Meta se encarga de calentar a buena parte de la ciudad. Lo que empezó como un proyecto impulsado por su gobierno con la intención de ofrecer calefacción a 6.900 hogares, ya va por más de 12.000 viviendas y subiendo.
Mientras que nosotros nos vemos obligados a lidiar con soluciones eficientes como los suelos radiantes apoyados en la aerotermia, o nuevas opciones más baratas como las esteras de calefacción eléctricas, en Odense el gobierno trazó un plan para aprovechar los problemas derivados de la construcción de un centro de datos de Meta.
Si su principal problema era todo el calor que irradiaba y la necesidad de enfriarlo, ¿por qué no utilizarlo? Construyendo su campus dentro del perímetro de la red que calienta la ciudad, el sistema está creado para que el calor generado se capture por un circuito hidráulico que termina trasladándolo hasta las bombas de calor de su planta energética. Una vez allí, se eleva la temperatura hasta los 70 grados y se distribuye por la red de calefacción de la ciudad.
Tras acabar con el impuesto al calor excedente de los centros de datos, la Agencia Danesa de la Energía se ganó la atención de Meta para colaborar en la creación del sistema. Con el tiempo, la medida ha provocado no sólo que la población vea con mejores ojos la instalación de centros de datos similares, sino que también se apoye que el campus de Meta siga creciendo para que la porción de calor que agrega a la red sea cada vez más grande.
Y no es de extrañar, porque además de repercutir en la factura de la calefacción, con Dinamarca convirtiéndose en uno de los países con el precio más estable incluso en situaciones de crisis energética, la idea ha conseguido que la dependencia de combustibles fósiles y sus cambios de coste sea cada vez menor. Además, como el centro de datos está funcionando constantemente, saben que el servicio que ofrece está activo las 24 horas del día y los siete días de la semana.
En España, ejemplos similares aún están en proceso de propuestas y reajustes legales, siendo el del centro de datos de KIO en Paterna, Valencia, el único con un proyecto en marcha. En su caso, la intención es reaprovechar el calor residual para alimentar una tubería de calefacción que sirva para climatizar todas las oficinas y espacios industriales cercanos. Es cuestión de tiempo que, con suerte y una buena planificación, el caso de Dinamarca también llegue a nuestro país.
Imagen | Karola G
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