Meta se queda con los grandes talentos, pero descarta todo lo demás
En su obsesión por la automatización, el equipo de seguridad y riesgo ya se ha visto salpicado
Ya lo anunció a principios de año y el tiempo ha demostrado que no iba de farol. Tras un despido de 600 empleados en el equipo de superinteligencia de la IA, ahora Mark Zuckerberg ha anunciado que los siguientes puestos en desaparecer serán los de la división de control de riesgos. ¿La razón? La misma que las otras ya incontables ocasiones, la automatización de procesos en las que el humano tiene cada vez menos peso.
Pese a que no se ha detallado el número de puestos que se verán afectados, el mensaje enviado a los trabajadores de Meta es claro: "Este es el siguiente paso natural en nuestro viaje y, a medida que nuestros procesos maduren, nuestros equipos podrán concentrarse en el trabajo más desafiante y de mayor impacto". Aunque Mark Zuckerberg parece tranquilo con la decisión, el riesgo es enorme.
La decisión parte de apostar por equipos mucho más pequeños que se queden con el talento de la empresa mientras los puestos más operativos, los del músculo que se encargaba de solucionar esa avalancha de pequeñas tareas para las que hasta ahora resultaban imprescindibles, quedan en manos de una IA que gestionará prioridades, solucionará problemas, y hasta se encargará de realizar las entrevistas para los humanos que harán de jefes de cada pequeña organización.
El mensaje es evidente, centrándose en la idea de que ya no necesitan tantos roles como antes, pero los problemas derivados de una decisión así están ahora en horizonte desconocido. Es especialmente importante en un equipo como el de riesgo y seguridad porque, ante un posible fallo, las autoridades reguladoras pedirán cabezas en un grupo con cada vez menos de ellas.
Lo que hoy parece una decisión de lo más lógica, una que está apostando por una automatización mucho más barata y que salpica a todas las ramas del sector de las grandes tecnológicas, deberá demostrar hasta qué punto es eficiente en su trabajo cuando administraciones como la Unión Europea empiece a pedir a Meta controles y auditorías que justifiquen esa falta de personal humano y crítico.
Si la jugada les ha salido bien o no es algo que tardaremos en ver. 2026 apunta a ser un año clave para demostrar si ese ojo humano era realmente prescindible. Será entonces cuando, al mínimo fallo, las autoridades no dudarán en saltar al cuello de Meta y Zuckerberg para discernir hasta qué punto está jugando al póker con los datos de unos usuarios cuya seguridad ahora está en manos de una inteligencia artificial que, por prometedora y barata que parezca, está lejos de ser el candidato perfecto para evitar todos los problemas posibles.
Imagen | Heute
En 3DJuegos | Mark Zuckerberg o Sam Altman no te van a explicar la burbuja de la IA. Coca-Cola y McDonald's, sí
Ver todos los comentarios en https://www.3djuegos.com
VER 0 Comentario