Una nueva localización que explorar, un montón de monstruos nuevos a los que cazar, todo un rango maestro que superar, armas y armaduras más poderosas que coleccionar, nuevos movimientos que dominar… Capcom insufla vida nueva a Monster Hunter: World con una expansión de lo más completa.
No te dejes engañar por su nombre y por las imágenes promocionales. Puede que Iceborne lleve la temática del hielo por bandera, pero podría haberse llamado Ultimate sin ningún tipo de problema. Si eres un veterano de la saga Monster Hunter ya sabes a lo que me refiero, y si no es el caso, simplemente debes saber que Monster Hunter World: Iceborne nos va a dar muchas horas de juego más allá de Arroyo de Escarcha, su nueva localización. Esto no es un pequeño DLC para ampliar el juego añadiendo algo puntual, es una expansión con todas las letras. No esperes novedades especialmente transformativas, pero las que están presentes perfilan la jugabilidad de un programa que ya de por sí actualizaba la fórmula tradicional por completo.
Me explico. Aunque Monster Hunter: World ha cosechado resultados extraordinarios tanto en críticas como en ventas (es el juego más vendido de la historia de Capcom, después de todo) en su día muchos aficionados manifestaron preocupaciones diversas: "tiene pocos monstruos", "es más fácil que los anteriores", "parece muy casualizado, esto no está hecho para los de toda la vida" y un largo etcétera. Iceborne es una respuesta directa a todas estas quejas y más, por lo que damos por sentado que los fans más escépticos quedarán más o menos satisfechos con lo que hay sobre la mesa. La verdadera pregunta es si hay suficiente material para contentar a los verdaderos sibaritas… y convencer a aquellos que se quedaron rezagados con el original.
Un nuevo continente de posibilidades
Una de las primeras cosas que nos llaman la atención de Monster Hunter World: Iceborne es que el ritmo de la campaña e incluso la narrativa parecen haber recibido un pequeño empujón en la dirección correcta. La estructura es más o menos la misma que ya hemos visto durante el juego base y las diferentes colaboraciones que ha tenido este: un dragón anciano aparece, poniendo en peligro el ecosistema (en este caso hablamos de Velkhana, un monstruo vestido en un manto de hielo) y nos toca pararle los pies antes de que sea demasiado tarde. Mientras tanto, nos van asignando misiones para dar caza a los monstruos que se interponen en nuestro camino.
¿Qué ha cambiado en este sentido? Pues un par de aspectos importantes. El primero es que los personajes y cinemáticas tienen algo más de personalidad, por lo que aprenderemos un poco más sobre las motivaciones de nuestra Encargada, el pasado de las primeras flotas que exploraron las regiones heladas o incluso cómo impacta nuestro éxito como cazador en el Comandante. No esperes nada revolucionario, desde luego, pero se agradece que el proceso de completar la campaña sea un poco más llevadero. Tampoco tendremos las típicas misiones aburridas de escolta donde caminamos lentamente junto a un carromato: hemos venido a cazar, y cazar es lo que haremos. Ese es el otro punto destacable, que todo está orquestado para que podamos progresar de forma orgánica y sin malgastar mucho tiempo en tareas aburridas.
Por ejemplo, las primeras misiones que jugamos en la tundra son expediciones de reconocimiento, y esto nos vendrá de perlas para reunir huesos y minerales con los que crear nuestra primera (y asequible) armadura de rango maestro. La necesitaremos a punto para las siguientes misiones, porque como su propio nombre indica, son bastante más duras que las de rango alto. Poco después de esto estaremos plantándole cara a Banbaro, un monstruo inédito cuyas piezas de armadura nos darán salud adicional y nos permitirán curarnos más rápido. ¿Ves por dónde vamos? El rango maestro no es precisamente fácil, vas a morir relativamente a menudo, pero el juego te tiende la mano para ayudarte a superar estos retos. Otra cosa que nos ha gustado es que las investigaciones de dragones ancianos (ya sabes, esos objetivos donde reunimos huellas azules a lo largo del mundo) se asignan paralelamente a otras misiones obligatorias, por lo que no tenemos la sensación de estar perdiendo el tiempo con un objetivo tonto o "farmeando" por el mero hecho de seguir la historia.
La mayor parte de misiones a las que nos enfrentamos durante la campaña vienen protagonizadas por subespecies de monstruos conocidos como el Pukei-Pukei Coralino, el Odogaron Ébano o el Legiana Aullador, que cambian de localización para acomodar sus nuevos poderes, interacciones y conflictos territoriales. Sin embargo, los principales acontecimientos de la trama transcurren en Arroyo de Escarcha, una localización que disfruta de un gran número de particularidades y nuevos monstruos. Si el Bosque Primigenio tenía lianas para saltar, aquí encontramos grandes bloques de hielo que se desprenden al vacío cuando los monstruos caen sobre ellos, aguas termales en las que entrar en calor y géiseres que dañan ocasionalmente a nuestros oponentes. Como todos los entornos de Monster Hunter: World, disfruta de un mimo exquisito y muchas posibilidades de interacción, solo que esta vez tenemos un plus de versatilidad que viene en forma de la nueva garra.
El nuevo continente de Monster Hunter luce un aspecto formidable. Capcom demuestra haber cuidado cada detalle para lograr que el entorno y los monstruos parezcan vivos y respondan correctamente a los estímulos de nuestras pisadas o la aparición de otras amenazas. Nos alegra ver que la mayoría de monstruos ganan en espectacularidad, no solo por el poderío de las consolas actuales sino también porque las nuevas técnicas de combate que esgrimen las subespecies inundan la zona de chispas, llamas o arena. Sumando las condiciones meteorológicas, esto puede costarle caro al nuestro hardware, eso sí, por lo que puedes esperar ralentizaciones en abundancia cuando la sincronización vertical hace de las suyas. A nivel sonoro el programa está también a la altura, aunque lo más destacable es sin duda la recuperación de temas musicales de monstruos que se habían perdido en el tiempo, y con versiones orquestadas.
¿Recuerdas la presa que se encuentra junto al nido de Rathalos y Rathian en el Bosque Primigenio? En el juego base necesitabas llevar bombas para poner romperla si querías maximizar el daño o abrir acceso a unas cuantas menas, pero en Iceborne puedes usar la garra que llevas equipada en todo momento para agarrarte a un monstruo, obligarlo a girar y que se estampe directamente contra un muro como este u otro que encontrarás en la tundra para desencadenar una avalancha, o simplemente para que se caiga al suelo. En realidad, es solo una de las formas en las que se ha evolucionado la mecánica de eslinga que debutaba en el juego base. También podemos pegarnos al cuerpo de un monstruo y golpear la parte que queramos con nuestra garra, creando un punto más sensible a nuestros futuros ataques durante un tiempo; e incluso se nos permite disparar la eslinga con el arma desenfundada.
Puede parecer poca cosa, pero esta clase de innovaciones son la clave para sobrevivir al rango maestro. Como ya saben los veteranos de la serie, en este equivalente al rango G los monstruos nos harán bastante daño independientemente de lo bien equipados que vayamos, y también tienen más salud. Las contiendas son largas y puede que si no vas debidamente preparado tengas que mirar el reloj preguntándote si te dará tiempo a acabar la misión en 50 minutos. Así que cualquier lucha territorial, derribo o daño ambiental que puedas causar te vendrá bien a la larga. Desde nuestro punto de vista, Monster Hunter World: Iceborne no es necesariamente difícil, pero sí más exigente. Por cada problema que plantea, también hay nuevas herramientas para solucionarlo, y todos los que existían antes también tienen nuevas posibles soluciones. Todo lo que antes pasaras por alto se vuelve relevante cuando las megapociones escasean a medida que te quedas sin tiempo.
Temporada de caza a lo grande
¿Garra y eslinga? Guay. ¿Nueva localización? Muy bien. ¿Una campaña entretenida? Cuenta con ello. Pero ahora toca pasar la pregunta que más vale del examen, y es la de los monstruos y el equipamiento. ¿Qué material real hay en Iceborne, para los consumidores más exigentes? ¿Cómo queda la plantilla final? No queremos arruinar las sorpresas a nadie, pero Iceborne introduce unas 20 nuevas criaturas, la mayoría de las cuales son subespecies de monstruos preexistentes o, en menor medida, monstruos totalmente nuevos. Esto significa que es como el doble de generoso que MH3U y MH4U, y a la par con MHGU.
Muchos aficionados se sentirán decepcionados (y con razón) de no ver grandes caparaceon, o leviatanes, o neopteron; y también es comprensible que muchos enemigos icónicos se hayan quedado atrás, incluso aunque algunos escenarios los pidieran a gritos. Pero como se suele decir, nunca llueve a gusto de todos, por lo que dejamos atrás las preferencias personales y sacamos conclusiones a partir del material real del programa: hay un número de monstruos relativamente generoso, todos ellos tienen muchas particularidades, espectaculares animaciones nuevas, y relaciones únicas con el entorno y con otros monstruos, y es divertido jugar contra ellos. Además, Capcom pretende dar soporte poslanzamiento a Iceborne con nuevos contenidos, como el furioso Rajang. No sabemos cuántos monstruos llegarán en el futuro, pero el plan es similar al del juego base.
Junto a todos estos monstruos llegan nuevas armas de toda clase y armaduras temáticas, claro. Algunas piezas de rareza 9 y superior, propias del rango maestro, admiten la inserción de joyas de nivel 4, permitiéndonos desarrollar habilidades más avanzadas que nunca, y algunas de ellas son totalmente nuevas. También es más divertido experimentar con los conjuntos existentes. Por ejemplo, puedes alternar varias piezas de las armaduras de Barioth y Nargacuga alfa plus para conseguir tanto distancia de evasión como intervalo de evasión, y también es más fácil conseguir roles nuevos si eres todo un experto. ¿Te parecía enrevesado hacer 'sleepbombing' con tu arma favorita en World? Ahora, deberías ser capaz de alcanzar algo como eso más fácilmente. Nuestra principal queja con todo esto es sencillamente que hay muy pocas armas forjables de rango maestro, por lo que a menudo tendremos que consultar el árbol de evolución y volver a las misiones de rango alto para crear un arma virtualmente inútil en este punto, y mejorarla varias veces hasta tener algo que de verdad puedas usar.
El proceso de organizar nuestro inventario y ponernos a punto para cada misión debería ser mucho más orgánico, también, gracias a la distribución del área social de Seliana. Puede parecer una novedad menor de primeras (como casi todo lo tocante a la jugabilidad), pero puedes estar seguro de que terminarás cogiéndole cariño rápidamente: nos despedimos de las largas escaleras y caminatas para ir del laboratorio botánico a la cantina, de la cantina a la fragua, o tener que pasar por la pantalla de carga de nuestra casa para examinar nuestros buscatrufos. Algunos mercaderes llevan dos negocios diferentes, y las visitas obligadas tras cada misión están a muy pocos segundos unas de otras.
Excelente
Monster Hunter World: Iceborne es ni más ni menos que lo que esperarías de una versión Ultimate como las que hemos visto repetidamente en la serie. No ofrece nada rompedor más allá de su nueva localización y sus monstruos, pero los aficionados dispuestos a sacar el máximo partido a las pequeñas (y numerosas) mejoras que plantea aquí y allá quedarán encantados con todas las posibilidades que ofrece el desafiante y completísimo rango maestro.
Comprar Monster Hunter World: Iceborne- El rango maestro tiene una progresión exquisita
- Algunas sorpresas para después de completar la historia
- Seliana es todo un acierto, es un hub súper cómodo
- Las mejoras a la eslinga y la garra son sencillas, pero llenas de posibilidades
- Un repertorio de nuevos monstruos relativamente generoso...
- … pero que aún admite algo más de variedad
- Algunos problemas de estabilidad en situaciones puntuales
- Un producto "más grande y mejor" sin nada particularmente rompedor
