Dan Pinchbeck, cofundador de The Chinese Room, recuerda que intentó convencer a Paradox de poner un título diferente a su juego
Podríamos decir que Vampire: The Masquerade – Bloodlines 2 ha tenido uno de los desarrollos más accidentados de todos los que se han visto en la industria de los videojuegos durante los últimos años. El RPG ambientado en el Mundo de Tinieblas empezó sus andanzas en las oficinas de Hardsuit Labs, pero el proyecto pasó a manos de The Chinese Room en 2021 y finalmente llegó al mercado el pasado mes de octubre dejando tras de sí unas opiniones de lo más variadas. Y es que The Chinese Room no estaba preparada para hacer un juego AAA que fuera una secuela a la altura del primer Vampire: The Masquerade – Bloodlines; al menos, así lo asegura el cofundador del estudio en una entrevista donde desvela asimismo el plan original del equipo.
Dan Pinchbeck, quien ayudó a establecer los cimientos de The Chinese Room, se ha dejado caer en el canal de YouTube de Cat Burton para hablar de su experiencia en la industria, el impacto de la IA en el sector y su implicación en Bloodlines 2. Y es aquí donde el profesional admite que el equipo realmente quería hacer algo distinto en el Mundo de Tinieblas que no fuera una secuela del laureado Vampire: The Masquerade de 2004. "Había un productor que entonces estaba en Paradox, seguimos siendo amigos y ahora está en otra publisher", empieza Pinchbeck. "Solíamos sentarnos y tener estas sesiones de planificación sobre cómo podíamos hacer para que [Paradox] no lo llamara Bloodlines 2".
En este sentido, Pinchbeck creía que "no puedes hacer Bloodlines 2. No hay suficiente tiempo. No hay suficiente dinero. Y Bloodlines 1 se lanzó en un periodo muy interesante en cuanto a desarrollo de videojuegos, en la misma época que juegos como S.T.A.L.K.E.R.: Shadow of Chernobyl y Shenmue, cuando podías lanzar un juego muy ambicioso que estuviera lleno de bugs y agujeros, con todos sus defectos, pero con una ambición realmente emocionante".
El cofundador de The Chinese Room considera que estos juegos, aunque son clásicos de culto, "no eran muy buenos cuando los desmenuzabas y analizabas". Cada uno tenía ideas brillantes y se ganó el corazón de los jugadores de la época; no obstante, "intentar recrear esa magia en un contexto diferente parecía un error. Nadie estaría contento. No podrías hacer feliz a la gente que adora Bloodlines 1 y no podrías hacer feliz a la gente que no conoce Bloodlines 1 porque nunca conseguirían llegar a Bloodlines 2 y siempre recibirían un juego defectuoso, desarrollado demasiado rápido y con poco dinero". Por lo tanto, la idea original de The Chinese Room fue hacer algo más limitado en cuanto a su experiencia, pero que realmente hiciera honor al Mundo de las Tinieblas.
Un juego de Vampiro: La Mascarada al estilo Dishonored
Bien es cierto que Paradox se planteó cancelar Bloodlines 2 tras ver que el trabajo de Hardsuit Labs no iba a ninguna parte, pero The Chinese Room intervino con una presentación que convenció a la publisher de trasladar el proyecto a su equipo. Por lo tanto, ¿cuál era el plan original del estudio, si querían hacer algo que no se estableciera como una secuela de Vampire: The Masquerade? "Lo enfocamos desde un punto de vista de decir, 'Bueno, ¿qué podemos hacer con el tiempo y dinero disponibles?'", recuerda Pinchbeck. "Llegué y dije, 'No podemos hacer Bloodlines 2, no podemos hacer Skyrim, pero podemos hacer Dishonored'".
"Si miramos algo que no sea un RPG y un mundo abierto completo, pero que esté muy bien enfocado y sea fiel a la mitología [del Mundo de las Tinieblas], y que sea un buen viaje, podemos sacar un título de Bloodlines al mundo y luego podemos comenzar a hablar sobre cómo se vería el próximo gran juego de Bloodlines después de eso (si sucediera)". Sin embargo, este plan original terminó mutando hasta tener el aspecto que ya conocemos de Vampire: The Masquerade – Bloodlines 2.
The Chinese Room estaba muy contenta con el primer enfoque de su juego ambientado en el Mundo de las Tinieblas, pero el proyecto no tardó en complicarse sobremanera. "Como en cualquier otro juego, se convierte en una especie de bola de prioridades en competencia y de lo que todos quieren", continúa Pinchbeck en la entrevista. "Siempre iba a ser complicado, pero no sé, me divertí mucho escribiendo la historia sobre eso. Y el mito en torno al juego de rol es tan brillante; es realmente oscuro, contemporáneo, político, queer, tiene un mito tan moderno y una profundidad y un detalle tan poco comunes que estar enterrado en eso durante un par de años, probablemente esa fue la mejor parte del proyecto para mí, de pesar que había algo realmente interesante para desentrañar".
Aun así, Vampire: The Masquerade – Bloodlines 2 no ha podido ponerse a la altura del primer juego de 2004 y ha generado un buen puñado de debates entre los fans del Mundo de las Tinieblas. De hecho, el título apenas supera el aprobado en Steam con una valoración de reseñas 'Mixtas' que incluye un 55% de reseñas positivas de más de 8.100 opiniones. Por lo tanto, las posibilidades de que Paradox termine embarcándose en el desarrollo de un título que realmente esté a la altura del legado de Bloodlines no son muy elevadas.
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