Zames Chew demuestra que algunas grandes historias no cuentan con un patrimonio gigantesco detrás
La historia de Zames Chew es una de esas que podría resumirse con cuatro palabras: "Lugar adecuado, momento adecuado". Con 16 años, Chew decidió invertir 20 euros en la compra de un dominio web, momento en el que provocó un efecto mariposa que derivó en el primer ladrillo de su futura empresa en Singapur. Hoy, 10 años después, Repair.sg se ha convertido en un servicio de referencia que cubre reparaciones domésticas, fontanería, electricidad, ventilación y otras tareas prácticas.
Con solo 16 años, Chew vio un nicho de mercado y lo aprovechó: millones de personas necesitan reparaciones con urgencia. En 2024, su empresa facturó el equivalente a 1,1 millones de euros durante el periodo fiscal, una pequeña muestra de cómo una idea nacida como el experimento de un adolescente puede terminar convirtiéndose en un negocio estable y escalable.
Para Chew, la chispa de inspiración estalló cuando detectó una necesidad real. Según él mismo relata, buscó un profesional en línea para reparar cosas en casa de sus padres, momento en el que no encontró opciones claras y optó por crear una web para conectar la demanda con el servicio. Así, contó con la ayuda de su padre para el registro inicial del negocio, una idea que refuerza que el emprendimiento no siempre arranca con grandes inversiones, sino con apoyo familiar y pasos administrativos básicos bien dados.
De adolescente a millonario en una década
Los primeros años fueron lentos y los márgenes de ganancia no terminaban de despegar. Poco después, él y su hermano decidieron pasar de pasatiempo a empresa seria y, con ello, comenzaron a expandir operaciones. Ambos, tras optar por no ir a la universidad para concentrarse en el proyecto, se enfrentaron a las críticas de sus amigos y familia, pero tuvieron la oportunidad de ganar tiempo para centrarse en su negocio.
Según Chew, han tenido que enfrentar un gran rechazo cultural por su edad, ya que tanto clientes como conocidos les dijeron a la cara que eran "demasiado jóvenes" y que ese trabajo estaba destinado a "personas que no habían triunfado". A pesar del estigma, tanto Chew como su hermano insisten en que no se arrepienten, ya que valoran más construir algo propio y trabajar con su hermano que encajar en el ideal de empleo de oficina de una gran tecnológica.
El caso, como tantos otros, conecta de forma directa con un giro generacional ligado a la Gen Z: la mayoría se aleja del camino universitario tradicional y ven los trabajos manuales como una vía real de independencia económica. Tras años marcados por estudios, reuniones y desgaste mental, los jóvenes empiezan a ver este tipo de labor con buenos ojos. A grandes rasgos, son profesiones que les permiten dedicar una parte del tiempo a su trabajo mientras invierten su dinero en sus grandes pasiones.
Imagen principal de Repair SG
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