Un experimento que intentó convertir un antiguo Galaxy Note 9 en una cámara profesional terminó antes de tiempo por los malos resultados.
La obsolescencia programada, un fenómeno que abarca a todos aquellos dispositivos diseñados para dejar de funcionar cuando pase un número determinado de años, afecta a todos los móviles del mercado. Por ello, es habitual que los usuarios se vean obligados a renovar sus equipos cada cierto tiempo, una situación que algunos aprovechan para darle una segunda vida y convertirlos, por ejemplo, en un repetidor wifi para ampliar la potencia de señal en la casa. Sin embargo, también existen otros casos protagonizados por usuarios que buscan convertir su antiguo móvil en una cámara profesional.
Esta fue la situación de Benedikt Schlotmann, nuestro compañero del portal alemán Mein-MMO que adquirió un set de lentes de fotografía por 40 euros para convertir su viejo Galaxy Note 9 en una cámara profesional. Tal y como relata, por dicho precio consiguió 4 lentes, un trípode, un paño de limpieza y una caja protectora, una serie de elementos con la que buscaba sacar el máximo partido a la cámara de su antiguo dispositivo. Pero, para su desgracia, lo que comenzó como un experimento apasionante terminó desembocando en un intento fallido que le provocó más disgustos que alegrías.
Algunos móviles no pueden convertirse en cámaras profesionales
Como comenta Schlotmann, hubo dos lentes que sí le dejaron satisfecho. Por un lado, con el teleobjetivo consiguió ampliar el zoom y lograr una nueva visión, si bien indicó que las imágenes lucían borrosas en los bordes y que hacía falta una buena mano para hacer fotos; a su vez, también mostró su alegría con el gran angular, el objetivo que le dejó más satisfecho ya que propicia que la imagen sea nítida aún con el objetivo. Sin embargo, esta opinión positiva no se trasladó al objetivo macro y al ojo de pez, dos opciones que tildó como inútiles.
En referencia al primero, señaló que es mediocre ya que, aunque los detalles son buenos y nítidos, la zona de alrededor se difumina y arroja un resultado peor que el de la cámara del móvil; en lo que respecta al segundo, indicó que las fotos sacadas con ojo de pez son borrosas y poco útiles, razón por la que no merece la pena probar esta opción. Por ello, concluyó que solo vale la pena el gran angular, una situación que le hizo pensar que no merece la pena pagar los 40 euros del set. De hecho, concluyó su experimento señalando que no es una mejora significativa, razón por la que no la recomienda a aquellos que ya posean “una cámara de verdad”.
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Imagen principal de Rolf Schmidbauer (Unsplash)
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