Pluribus, la nueva serie de Vince Gilligan, mezcla ciencia ficción, crítica social y humor ácido en una historia sobre una mujer que debe salvar al mundo de la felicidad
Esta es una crítica complicada. No porque Pluribus sea una serie difícil de entender, aunque más de una vez te vas a encontrar totalmente perdido, sino porque Apple ha impuesto unas condiciones para la review que me impiden contarte los motivos por los que esta es, sin exagerar, una de las mejores series de ciencia ficción del momento. Y eso que el género vive una época dorada, con joyas como Fundación, Severance o El Eternauta llenando de ideas, debates y emociones las pantallas de los aficionados. Pluribus no solo funciona como una estupenda muestra del género, también es un derroche de personalidad. Cosa de Vince Gilligan, el creador de Breaking Bad y Better Call Saul, que en Pluribus cambia de registro y entrega algo que nadie esperaba: una historia de ciencia ficción que mezcla lo íntimo con lo cósmico, lo político con lo existencial. Una serie que habla de lo que somos cuando todo el mundo a nuestro alrededor parece feliz… y tú eres la única persona que no lo es.
Vince Gilligan vuelve a Albuquerque, pero esta vez para reinventar el mundo
Tras cerrar el universo criminal de Walter White y mi queridísimo Jimmy McGill, Gilligan se propuso hacer algo radicalmente diferente. Y vaya si lo ha conseguido. Pluribus, protagonizada por Rhea Seehorn, vuelve a situarse en su querido Albuquerque, pero ahora con un fin del mundo silencioso como protagonistas: un virus convierte a toda la humanidad en seres felices, optimistas, satisfechos… salvo a una única mujer.
Esa mujer es Carol Sturka, una escritora de novelas románticas que, como muchas heroínas de Gilligan, tiene un talento enorme y una humanidad profunda. Eso quiere decir que es falible, que a veces te cae mal, que a veces te dan ganas de darle un abrazo. Una protagonista que es real: Ella es la única inmune a esta infección de felicidad, y su existencia se convierte en una anomalía incómoda para un mundo que la rodea y una pesadilla para ella. ¿Recuerdas a Homer Simpson que decía: "Todo el mundo es idiota menos yo"? Pues eso.
La idea lleva una década rondando la cabeza de Gilligan que concibió Pluribus durante los descansos de rodaje de Better Call Saul. Quería explorar cómo reaccionaríamos si el mundo entero nos tratara con una amabilidad artificial, incapaz de sentir dolor o enfado. "El más miserable de la Tierra debe salvar al mundo de la felicidad" explica en una entrevista publicada por Polygon. De esa premisa nació esta serie tan extraña como brillante.
Una protagonista imperfecta, humana y reconocible
Pluribus empieza como una versión gilliganesca de Contact, la mítica película de Robert Zemeckis basada en la novela del genial y siempre añorado Carl Sagan. Pluribus traslada una sensación de asombro cósmico inicial al ámbito cotidiano, y el resultado es desesperante: el fin del mundo tal como lo conocemos sucede entre cafeterías, clubs de lectura y redes sociales. El tono recuerda a la mejor ciencia ficción clásica de los años cincuenta, esa que mezclaba desastres, extrañeza y paranoia, pero actualizada a la era de la hiperconectividad. Donde antes el género se traumatiza ante la amenaza del comunismo, ahora tememos a la pérdida de la individualidad en un algoritmo que lo uniformiza todo.
Gilligan no renuncia a su ironía habitual. Hay guiños constantes a la conspiranoia digital, a los foros donde cada teoría es más absurda que la anterior. Los personajes secundarios son retratados con el mismo cariño y sarcasmo que antes dedicaba a sus criminales de medio pelo. En ese escenario nos presenta a Carol Sturka como una heroína nada tradicional. Una escritora de best seller románticos que odia escribir. Es sarcástica, insegura, a veces cruel. Pero también profundamente real. Rhea Seehorn, que ya deslumbró en Better Call Saul, encuentra aquí su papel más complejo: una mujer atrapada entre la lucidez y la desesperación, entre sus traumas y un mundo empeñado en hacerla feliz, cueste lo que cueste, e incluso contra su voluntad. Es fácil identificarse con ella, sobre todo cuando el mundo a su alrededor se vuelve homogéneo y ella desatca como un ser único simplemente siendo contradictoriamente humana.
Ciencia ficción para pensar
Como la mejor ciencia ficción, Pluribus no se conforma con hablar de una sola cosa: usa el género para hablar de nosotros de los temas más íntimos, como las mentiras piadosas, la culpa o el duelo, hasta lo más colectivo: política, economía, sociedad. Gilligan muestra un mundo donde todo es como debería ser, una utopía maravillosa que a mí me ha parecido fascinante y apetecible: ¿Cómo no desear formar parte de una humanidad que funciona, se quiere y se cuida como un solo organismo? Claro, el precio es la pérdida total de la individualidad, y ahí ya me surgen dudas…
Hay ecos de Soy leyenda y de la experiencia postpandemia: la soledad, la desconfianza, el aislamiento emocional. También se notan guiños a la dependencia tecnológica y al consumo compulsivo: ese mundo donde basta con pulsar un botón para tener lo que quieres en la puerta de casa en menos de 24 horas, incluso antes de saber si realmente lo necesitas. Y, por supuesto, hay una lectura geopolítica. El miedo que en los años cincuenta representaba la amenaza comunista aquí adopta la forma de la hiperinterconectividad global, con una mirada de soslayo hacia China y a los países que ahora mismo arrebatan a Estados Unidos su papel hegemónico.
Hay algo casi incómodo en la manera en que Pluribus refleja la mentalidad estadounidense. Sin entrar en spoilers, ¿recuerdas cuando tenías que hacer trabajos en grupo en la uni y te juntabas con los compañeros más variopintos? No os puedo dar detalles, pero Carol también va a tener su dosis de eso y es una idea que a mí me ha disgustado por la miope y trasnochada idea de que el personaje norteaméricano, y que representa a EEUU, a pesar de su desconfianza y paranoia, se erija una vez más como líder natural ante una situación de anomalía global. Es un traslación de la realidad ilusoria que sospecho que allí se siguen creyendo, imagino también que gracias a series como esta.
Un misterio sobre otro
Pluribus, del latín "muchos", tomado de la expresión E pluribus unum, que significa "de muchos, uno" y es una frase en latín que fue el lema oficial de los Estados Unidos durante mucho tiempo, simbolizando la unión de las trece colonias en una sola nación. Gilligan ha dicho que esta vez no quería hablar de la unidad, sino de la multiplicidad, de lo diverso, de lo humano en su variedad infinita. Y eso es lo que consigue: una historia que combina lo filosófico, lo político y lo emocional en un equilibrio tan inestable como fascinante.
Y es que el día más importante en la historia de la humanidad, ese momento en el que todos los problemas parecen solucionarse, da un poco de mal rollo. Gilligan lo sabe y lo aprovecha para reírse de nuestra obsesión por el bienestar absoluto. Entre la tensión y el absurdo, consigue incluso colar una referencia a Sid vicious que no aporta gran cosa, pero que me arrancó una carcajada sincera.
Como remate, la serie a nivel técnico es impecable. El primer episodio cuenta con algunas secuencias que son para meterla en los manuales de las academias y escuelas de cine. Si a eso le sumamos la gran cantidad de buenas ideas de las que no me dejan que os hable para que os llevéis la sorpresa viendo la serie, tenéis ante vosotros a uno de los mejores estrenos de series del año. Los dos primeros episodios de Pluribus se estrenan el 7 de noviembre en Apple TV+, y si te gusta la ciencia ficción que te obliga a pensar, a dudar de todo lo que das por sentado, y a valorar las pequeñas imperfecciones de la vida, esta será tu nueva serie favorita.
En 3DJuegos | Godzilla ha peleado con todo tipo de monstruos y los ha vencido a todos, solo fue derrotado por la televisión
Ver todos los comentarios en https://www.3djuegos.com
VER 1 Comentario