Vuelve a introducirte una vez más en oscuros túneles bajo una lluvia radiactiva con el fin de enfrentarte a un terror post-apocalíptico, donde horribles bestias mutantes y hombres fanáticos de todo tipo se interpondrán en tu camino. Ponte de nuevo en la piel de Artyom para poner a salvo el último bastión de la humanidad: el metro.
No es algo nuevo, puesto que ya lo vimos en su anterior entrega, Metro 2033, pero la forma que tiene el juego de 4AGames para contar su historia es de las pocas que casan perfectamente con el intrínseco lenguaje de videojuegos. Una pequeña zona tranquila puede durarte dos minutos, si prefieres pasar a la acción, u horas si quieres mirar cada detalle y escuchar cada conversación.
Los túneles de este metro de Moscú están repletos de historias. No son historias que se activen pulsando un botón. Sus personajes hablan sin parar, intentando ir contra esa corriente de los videojuegos que dice que todo tiene que girar en torno al protagonista. "Me pasaron un documento y tuve que corregir miles y miles de líneas de diálogo, pero el resultado ha merecido la pena", dice Dmitry Glukhovsky, autor de las novelas, que ha adaptado este juego para que sea una experiencia anexa a sus libros. Ciertamente, Metro Last Light no es el juego basado en Metro 2034, la continuación de la obra que le lanzó a la fama, pero el escritor se ha preocupado por dar una consistencia a su obra más allá del deber.
¿Cómo se traduce en esto? En una constante vorágine de historias que descubriremos en nuestro camino por los túneles de refugiados del metro, en los que cada uno de sus NPCs tiene sus propios problemas, que construyen la atmósfera con los mismos cimientos que su buen apartado técnico, demostrando la inteligencia con la que se ha elaborado este juego: no se centra en un solo apartado; todo añade profundidad a la ambientación. Uno de los mejores ejemplos viene dado de la mano de un cabaret, irónicamente, construido bajo los pilares del Gran Teatro de Moscú. Al llegar a este escenario puedes mirar la obra un par de minutos y saltar a la acción, o puedes quedarte durante todo un espectáculo que parece no tener fin, sentarte en una butaca y simplemente disfrutar del show. Durante el mismo, se suceden situaciones hilarantes que logran demostrar al jugador las condiciones precarias en las que se vive en esta nueva era de la humanidad: donde cualquier mínimo gesto que les aleje del miedo a los monstruos y al fanatismo de cada estación es más que bienvenido. Todo un satírico espectáculo.
Creando ambientación
Metro Last Light continúa demostrando que es algo más que un shooter, no se puede dudar que esta es su mecánica principal. Volveremos a ver muchas de las herramientas que lo hacían único, como la máscara de gas o la dinamo que recarga nuestra linterna. De nuevo, encontraremos zonas que podemos encarar de distintas formas, bien pasando desapercibidos o limpiando la zona de enemigos.
Pese a que el planteamiento es muy parecido a su anterior entrega, se nota que las situaciones son más inteligentes. Es mucho más satisfactorio jugar con la oscuridad gracias a un sistema de iluminación dinámico muy mejorado, que presenta mayores contrastes entre zonas oscuras e iluminadas. Tenemos la posibilidad de matar a los enemigos por la espalda o dejarlos inconscientes, pero si llegar hasta ellos se antoja complicado, podremos utilizar armas con silenciador que nos faciliten la tarea.
Los que recuerden Metro 2033, probablemente no puedan olvidar dos elementos muy característicos de él; la escasez de munición y la elección entre munición barata o de calidad. Esta última es la moneda de cambio del juego, por lo que si la usas, estás literalmente disparando dinero a tus enemigos. En Metro 2033 era casi necesario en determinadas ocasiones, cuando la munición barata escaseaba, y era mucho más poderosa, pero en las horas que hemos podido jugar a Last Light, lo cierto es que hemos notado un equilibrio más ajustado con la munición, por lo que difícilmente te quedarás sin provisiones a nada que busques en los bolsillos de cada enemigos caído. En 2033, incluso haciendo esto, era muy frecuente llegar a ciertas situaciones con los bolsillos vacíos.
Asimismo, las máscaras de gas ya no escasean tanto y encontraremos repuestos tanto en forma de oxígeno como de nuevas máscaras para que no tengamos que ir con la visera rota durante un buen segmento de la aventura. Además, se ha incluido un pequeño detalle muy de agradecer con el que nos podremos limpiar la máscara de todas las vísceras y suciedad que la impregnen.
Todos estos ejemplos corresponden al modo de dificultad Normal, por lo que quienes busquen un reto mayor podrán escoger un modo más difícil para encontrar una experiencia similar a la del título original, con mayor escasez de munición y enemigos más duros.
Volver sobre nuestros pasos
Last Light es también un juego mucho más variado. Dentro de su ambientación llena de túneles ha logrado imprimir variedad a sus escenarios y a sus situaciones. Encontraremos un sinfín de momentos diferentes; algunos en los que iremos acompañados por un aliado, momentos de relax para reabastecernos, momentos más "terroríficos", situaciones tensas, giros en la trama y libertad de elección a la hora de afrontar diversas situaciones. Todos y cada uno de los escenarios parece cuidado al máximo. Por ejemplo, en cierto punto de la aventura cogeremos una especie de vehículo adaptado a los raíles de las vías. Podríamos seguir nuestro camino hasta el objetivo final, pero como si de un Half-Life 2 y su viaje en lancha se tratara, podremos pararnos por el camino a conseguir munición o nuevas armas que nos ayuden en la aventura. Y estos caminos secundarios, que no están marcados, tienen tanto mimo como el principal. En uno de ellos encontraremos un nido de arañas mutantes, difíciles de eliminar si no averiguas la estrategia y en el que incluso los chicos de 4A Games se han detenido para introducir un par de sustos y visiones.
Sí, visiones. Durante nuestro viaje por el metro Artyom tendrá ciertas percepciones del pasado, antes de que la catástrofe nuclear hiciera inhabitable la superficie. Gracias a ellos podremos descubrir nuevas historias de cómo fueron los últimos momentos de las vidas de aquellos que perecieron en el ataque, ampliando mucho más el universo construido por Glukhovsky.
Enemigos y armamento
No podemos olvidarnos de las armas. Las de Last Light son una evolución de las vistas en 2033, pero su sensación al disparar se antoja más precisa que en la anterior entrega. Sobre todo las neumáticas, insignia del juego, que tendremos que recargar con gas comprimido y por lo tanto contarán con una gran potencia de fuego pero un número limitado de rondas antes de agotarse, haciendo más profunda la estrategia en los disparos. Sólo podremos llevar tres armas a la vez, por lo que de nada nos servirá portar únicamente armas potentes si su cadencia de fuego es baja y su tiempo de recarga alto. Algunas armas vuelven prácticamente intactas, como la recortada de doble cañón tan útil para los enfrentamientos con los Oscuros.
Uno de los campos que 4A Games ha querido trabajar más es el de la Inteligencia Artificial, ya que este fue el que más réplicas produjo en su primera entrega, con enemigos cuyo comportamiento no era del todo acorde con las situaciones que se presentaban. Hemos visto notables mejoras en los Oscuros, que si bien siguen lanzándose salvajemente contra nosotros, no se quedan tan atorados como en la obra original. Los enemigos humanos se cubren mucho mejor e intentarán acorralarnos, aprovechando los momentos que estemos recargando para aproximarse y realizando diversas estrategias mucho menos alocadas. Sin embargo, quizá aún se podía mejorar un poco más los momentos de sigilo, donde en algunos momentos parecen demasiado "cegatos" cuando estamos mal escondidos a unos cuantos metros de su cono de visión. De nuevo, será en los modos de dificultad más altos donde notaremos verdadera mejoría.
Tecnología aplicada
En las más de tres horas que estuvimos recorriendo el metro, pudimos jugar tanto en su versión de consola como en un PC al máximo rendimiento. Pese a que la versión de consola se comporta muy bien y las diferencias no son tan excesivas como en su primera parte, lo cierto es que la versión de PC del título sigue destacando muchísimo. Metro 2033 aprovechaba hace ya tres años las bondades de DirectX 11 con mucho tino, creando un benchmark para los ordenadores de la época. Si bien Last Light no lo será tanto en este momento al tener competidores tan bien posicionados como Crysis 3 en cuanto al apartado técnico, utiliza las últimas técnicas de teselado y post-procesamiento del mercado, creando patrones de texturas increíblemente detalladas, con superficies rugosas que sacan las vergüenzas a los cada vez más obsoletos "bump mapping". Cierto es que el entorno más cerrado de los túneles de Metro permiten al juego campar a sus anchas gráficamente, pero la robustez permanece tanto en estos espacios como en las salidas a la superficie, que serán más abundantes que en su primera parte.
Metro Last Light está prácticamente terminado. Ya sólo queda esperar al 17 de mayo para volver a los túneles de Moscú y sobrevivir a este holocausto nuclear del que parece imposible recuperarse. Según sus creadores, la aventura durará en torno a las 10-12 horas para completarse, pero nada más empezar el título cuestiona qué tipo de jugador eres. Si exploras, si buscas en cada rincón, te detienes a escuchar los problemas de los habitantes del metro y todas las porciones narrativas que el juego se guarda bajo la manga, esta duración se queda más que corta, y en el camino descubriremos uno de los juegos más interesantes de lo que queda de generación.