Desde recursos humanos aseguran que es una táctica tóxica del mercado laboral
Los CEO implicados ven en ello una forma de ganar prestigio
Tendemos a menospreciar en exceso las preocupaciones de la Generación Z sobre la búsqueda de trabajo y la frustración de aquellos jóvenes desempleados que, día tras día, se dan de bruces con la realidad de LinkedIn. Y no sólo porque la falta de puestos es cada vez más evidente en un escenario plagado de despidos marcados por el auge de la IA, sino porque además tienen que enfrentarse a modas como las de los ghost jobs que minan aún más su moral.
De un tiempo a esta parte, el número de ofertas publicadas que no tienen ninguna intención de cubrirse ha crecido de forma alarmante. Ocho de cada diez empresas reconocen tener ofertas activas constantemente, pero no hay nadie siguiéndolas con especial atención, lo que deriva en un ghosting a aquellos candidatos que se presentan a ellas sumando aún más desesperación a una situación ya de por sí poco ilusionante.
De la mano de un estudio de Clarify Capital, el sondeo sobre este tipo de ghost jobs u ofertas fantasma ha conseguido arrojar más luz sobre el por qué de una práctica tan incomprensible. El 37% de las empresas asegura que la intención es tener siempre algún puesto abierto por si aparece algún talento especial en ellas, mientras que un 22% hablan de tener siempre una bolsa activa para ir picando de ahí cuando sea necesario en caso de rotaciones de personal.
Desde los propios departamentos de recursos humanos reconocen que se trata de una táctica tóxica y perversa que no sólo deriva en frustración frente a posibles candidatos, sino que además genera una visión del mercado laboral que no tienen nada que ver con las necesidades de las empresas y, de rebote, también termina afectando a la imagen que podrían tener de ella esos posibles talentos que esperan que lleguen de tanto en tanto.
Para sus CEO, en cambio, la visión es otra muy distinta. Creen que mantener ofertas siempre abiertas es una muestra de crecimiento de cara a la galería y que, además, hace que sus trabajadores se pongan más las pilas y resulten más productivos y dóciles por el miedo a que alguien pueda caer en una de esas ofertas y termine quitándole el puesto. Visto así, parece evidente que hablar de toxicidad es quedarse muy corto.
Medios como el Wall Street Journal analizaron el fenómeno apuntando a una media sorprendente: entre el 18% y el 22% de los anuncios publicados se quedan sin cubrir o ni siquiera tienen intención de hacerlo. El problema, del que plataformas como LinkedIn son muy conscientes, ya ha motivado acciones como eliminar anuncios que pasan demasiado tiempo activos sin cerrarse o realizar verificaciones para reducir el ruido de la plataforma y que la gente siga teniendo interés en acudir a ella para encontrar trabajo.
Imagen | Celta en Midjourney
Ver todos los comentarios en https://www.3djuegos.com
VER 0 Comentario