Un anime genial, pero que atravesó uno de los desarrollos más turbulentos imaginables y originó una historia de pura depresión
Para unos, es una interesantísima pieza en la historia del anime que vale la pena analizar y de disfrutar; para otros, una absoluta pesadilla logística que se saldó en pérdidas enormes. Hoy toca hablar brevemente de Nadia: The Secret of Blue Water, un anime de 1990 inspirado por la famosa novela de Julio Verne "Veinte mil leguas de viaje submarino" que unió a dos creativos clave del medio como son Hayao Miyazaki (Studio Ghibli) y Hideaki Anno (Gainax).
Nadia: The Secret of Blue Water se ambienta en un 1889 alternativo en el que un joven ingeniero francés llamado Jean se cruza por casualidad con una misteriosa chica, Nadia, que solía trabajar en el circo. Lleva al cuello un colgante —a estas alturas, hemos visto este tropo muchas veces, ¿verdad?— que hace las veces de eje narrativo para la historia y para la construcción de su mundo de aventuras.
Los orígenes del proyecto se remontan a la década de 1970, cuando Toho contrató a Hayao Hiyazaki para darle forma a una animación basada en las novelas de Verne para la NHK (la corporación de retransmisiones japonesa). Aquello terminó aparcado temporalmente y los derechos de publicación se quedaron en los hacedores de Godzilla, pero Miyazaki terminó llevándose muchas ideas que más tarde aplicaría —modificadas, por supuesto— en Conan, el niño del futuro y Laputa: El castillo en el cielo.
La horrorosa era de Gainax
Eventualmente, Toho transfirió esos derechos que incluían la premisa de Miyazaki a otro estudio, Gainax. Aunque ahora los conocemos como los prestigiosos autores de Evangelion, por aquel entonces era un estudio joven, inexperto y (por encima de todo) caótico. No eran buenos a la hora de organizar su trabajo, cumplir fechas o gestionar el dinero; y podríamos considerar su supervivencia casi como un milagro que cuesta explicar. Teniendo esto en consideración, no cuesta imaginar que la producción de Nadia fuese hostil cuanto menos.
Hiroshi Inoue, uno de los fundadores y miembros más veteranos de Gainax, presentó a la NHK ideas y diseños desarrollados en secreto junto con otros miembros del estudio durante una lucha de poder contra Toshio Okada, anterior presidente, a quien el creativo consideraba irrectificable. Y aunque este último terminó enterándose de la picaresca, Nadia ya estaba aprobado y había dejado en sus manos un presupuesto altísimo.
El asunto se saldó con Okada aceptando el desarrollo de Nadia solo si la NHK accedía a deshacerse de Inoue, algo que efectivamente terminó ocurriendo. Tras quemar una larga lista de candidatos para dirigir la producción, finalmente la responsabilidad cayó sobre los hombros de un Hideaki Anno (el padre de Evangelion, sí) que se estaba metiendo en lo que Okada definió como "un verdadero despropósito", "una experiencia durísima" y "un infierno".
Y a Nadia: The Secret of Blue Water le fue bien. Demasiado bien. Tanto, que a Anno le pedían más episodios de los que podía producir sin perder la cabeza en el proceso; y estaba tan saturado que le pidió a su compañero de animación Shinji Higuchi que dirigiese los abominables episodios 23-34. Lo único bueno que tiene esta sección, ambientada en África, es que te los puedes saltar sin la más mínima preocupación de perderte algo importante o que valga la pena ver en general.
Esa sección de la serie fue atroz tanto en términos de animación como de guion, producción y ejecución: un sinsentido que los fans recomiendan obviar en lo que de cualquier otro modo sería una obra sobresaliente. De manera ilustrativa, su autor modificaba los esquemas de la noche a la mañana por gusto y el presidente no tenía más remedio que aprobarlos para cumplir las entregas.
Anno regresó para darle a Nadia un buen final y una versión algo más digerible. Y mientras el resto de la compañía aceptaba trabajos para subsanar la deuda enorme que había supuesto este anime, el resultado final rendía bien. Nuestro creativo estrella ya estaba increíblemente deprimido en aquel entonces, porque trabajar en una compañía en la que nada tenía sentido puede hacerte esa clase de daño, y aún así terminaron arrastrándolo a una película a la que le fue todavía peor.
Sin recursos, sin patrocinadores, casi sin empleados (ya habían empezado a dejar Gainax) llegó Evangelion. Hideaki Anno lo conceptualizó como un sucesor espiritual de Nadia en su momento, pero por temas de derechos no pudo orientarlo de esa manera; así que después de plantearlo todo se vio obligado a reescribirlo entero para que no entrase en conflicto con la historia anterior. Y fue un éxito comercial que inspiró a buena parte de profesionales del anime, y uno que Gainax pudo explotar porque sí tenía los derechos para hacer merchandising.
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