Los nombres de Ghibli y Nintendo han estado curiosamente relacionados a lo largo del tiempo, ya sea por la filosofía de sus trabajos o por los propios fans, que nos han fascinado con sus ideas en más de una ocasión. Sin ir más lejos, cuando se escuchó que se iba a crear una película sobre la licencia Zelda, algunos se imaginaron un esfuerzo conjunto entre los mismísimos Shigeru Miyamoto y Hayao Miyazaki, y de hecho hay por ahí un tráiler de hace unos añitos que capta la esencia del estudio de animación y otro trabajo en Unreal Engine 5 que es una absoluta genialidad.
No obstante, la realidad es otra, y es que Nintendo y Studio Ghibli nunca han tenido una colaboración real, muy a pesar de poseer unos valores creativos muy similares. Pero hay algo que os sorprenderá (y os dejará con los dientes largos), porque está documentado que hubo una ocasión en que estuvieron cerquísima de estrechar sus manos para crear nada más y nada menos que un videojuego. ¿Por qué al final no ocurrió? Por una razón menos sorprendente de lo que podrías imaginar.
Miyazaki y su interés por los videojuegos
Todo ocurrió hace ya bastantes años, cuando tres empleados de Nintendo creyeron que era buena idea acercarse a Hayao Miyazaki para proponerle una idea loca, pero que ya se había hecho en el pasado: la creación de un videojuego. Tenemos casos muy populares, como la colaboración directa de Akira Toriyama en la construcción del mundo y personajes de Dragon Quest o Chrono Trigger. Una maravilla. ¿Por qué no contar con la mente creativa detrás de Mi vecino Totoro, La princesa Mononoke o El viaje de Chihiro? Desde luego, la idea era tan ambiciosa como genial.
Las colaboraciones entre anime y videojuegos han sido habituales, con casos como el de Chrono Trigger
Los perpetradores de este planteamiento estaban encabezados por Hiroshi Ikeda, que trabajó en Toei Animation y también en Studio Ghibli, además de ser el productor de varios de los títulos más importantes de Nintendo y superior inmediato del mismísimo Shigeru Miyamoto. Le acompañaba otro ilustre, el gran Shigesato Itoi, más conocido por ser el creador del queridísimo Earthbound. Y por último tenemos a Yoichi Kotabe, una figura importantísima por haber sido uno de los mayores artífices del diseño de Super Mario.
En definitiva, tres auténticos fenómenos que se armaron de valor para hacer una arriesgada propuesta a Hayao Miyazaki: crear un videojuego. Y digo lo de "arriesgada" porque ya sabemos lo particular que es el creativo. En el famoso estudio de animación reconocen que a veces es difícil tratar con él, y cuando se le mete algo en la cabeza es complicado sacarlo de ahí. Conocemos cosas como que agrupaba a los empleados de Studio Ghibli en función de su grupo sanguíneo, o que impuso multas monetarias para no llegar tarde al puesto de trabajo.
Hayao Miyazaki es tan particular que posee su propio estudio muy cerca de Studio Ghibli (Imagen de Google Maps)
Pues eso, genio y figura. Estos trabajadores de Nintendo sabían muy bien a lo que se enfrentaban, pero eso no los echó para atrás. Se armaron de valor y fueron a visitarlo. ¿Qué ocurrió? Una entrevista con Yoichi Kotabe en Le Monde nos cuenta el desenlace de esta curiosa historia:
Al contrario de lo que podría haberse pensado, el señor Miyazaki no nos dio una negativa a la propuesta de crear un videojuego. De hecho, nos dijo que estaba interesado, y más en concreto que le gustaría hacer uno que se desarrollara en el mundo de los insectos. Su objetivo era que el jugador pudiese ver el mundo a través de sus ojos. Pero eso no sucedió, estaba ocupado.
Ni No Kuni demostró que Studio Ghibli podía aportar su magia animada a los videojuegos
Realmente, podía ser completamente verdad que estuviese ocupado, y es que Miyazaki ha tenido escasos parones en toda su trayectoria. Incluso a sus 83 años sigue al pie del cañón, recientemente dirigiendo El chico y la garza, que es su último gran éxito. No obstante, es cierto que es conocida su apatía hacia todo lo referente a la tecnología, y probablemente también hacia los videojuegos. De hecho, cuando Ghibli participó en la producción de Ni no Kuni, el gurú no se interesó lo más mínimo por la propuesta, y se mantuvo al margen.
Sin embargo, todavía somos muchos los que todavía soñamos con que Hayao Miyazaki colabore con la producción de algún videojuego. A estas alturas parece algo imposible, aunque siempre nos quedará el consuelo de saber que son muchas las creaciones que se han contagiado de su estilo, aunque sea indirectamente.
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