Pincelillo / 29 de julio de 2011 Jugabilidad: Gráficos: Sonido: Innovación:

7,6 Bueno

Y así me quedé... en el LIMBO
Un 40% de plataformas, otro 40% de arte y un toque macabro que nos ocupa el restante 20%. Un soplo de aire fresco entre tanta saturación de género, cuyos errores son su corta duración (y lo poco que compensa su elevado precio), y lo más crucial, la falta de argumento o, sencillamente, SENTIDO.

Despiertas en un bosque oscuro, no sabes quien eres ni a donde te diriges, simplemente empiezas a moverte. Al principio, te sorprenden los inesperados obstáculos que te encuentras: las trampas que en las primeras veces te pillan sin poder remediarlo, unos personajes (más bien, unas siluetas) que nos intentan matar y una araña que trata de capturarnos para ser su suculenta cena. ¿Quiénes son esas personas? ¿de dónde ha salido ese bicho? ¿que es este sitio? Estas preguntas te corroen por dentro y te empujan ha seguir.

Pero desde cierto punto, el juego se convierte en algo repetitivo y sin sentido alguno, nos encontramos con puzles tediosos y demasiado típicos que al principio tienen su gracia, pero luego la pierden completamente. Sencillamente, veo una intención que no ha conseguido su fruto.

Hay gente que dice que no necesita lógica, que es simplemente arte. Esto último lo apruebo, pero no comparto la opinión de que la carencia de lógica tenga sentido, ya que en la descripción del juego nos topamos con un argumento. Se supone que estamos en el Limbo, una especie de intermedio entre la vida y la muerte; no estamos vivos, pero tampoco muertos. En este imaginario mundo macabro, tenemos el objetivo de encontrar a nuestra hermana. Pero ¿cómo hemos llegado aquí? ¿cómo ha muerto (o lo que sea) nuestra hermana? y, por el amor de Dios, ¿qué es ese final?

Nos encontramos con un soplo de aire fresco que pretendía ser algo, pero, a saber a santo de que, acabó siendo una brisa pasajera.