Dynasty Warriors 8
Dynasty Warriors 8
Fecha de lanzamiento: 19 de julio de 2013
 · Plataforma
PS3X360
Análisis de los lectores (Dynasty Warriors 8)
7,0

Dynasty Warriors 8

“Interesante”
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Ronald10CDL / 29 de diciembre de 2013
Jugabilidad:
Gráficos:
Sonido:
Innovación:
7
Interesante

Esclavos de su idiosincrasia

Vuelve la historia de los Tres Reinos. Esa que ha dado vida a toda la saga Dynasty Warriors, hace su aparición de nuevo mediante la última entrega de dicha saga: Dynasty Warriors 8. La ya acentuada relación entre Tecno Koei y Omega Force nos brinda un juego que, como de costumbre, se apega a las bases de la saga en todo momento, manteniendo así el mismo estatus de siempre como una saga que gusta a todos sus seguidores y que a los más desentendidos a ella no les llama demasiado. Irrelevante, innecesario, continuista y muchos otros adjetivos con los cuales se puede definir la reaparición de la saga en el mercado, sin embargo, ninguno de ellos puede evitar la diversión que supone, porque Dynasty Warriors 8 podrá ser muchas cosas, la mayoría de ellas no muy buenas, pero hay una que no es: mal juego. Historia Fieles a su filosofía y temática, la historia que ofrece Dynasty Warriors 8 nos sitúa en China durante el período de los Tres Reinos. Nosotros no tendremos un avatar definido, ya que cuatro serán las perspectivas que podremos tomar ante esta travesía. Usar una no erradicará la otra pues cada una presenta personajes, misiones e historias distintas. Con la capacidad de elegir entre los reinos de Wu, Wei y Shu, además del período perteneciente a Wu que invoca a la dinastía Jin, viviremos el desarrollo que toma dicha época, todas dando a conocer la historia que da vida a este juego desde su propia 'experiencia'. El entender en su totalidad la historia que acontece constará de vivir todos los puntos de vista. Teniendo en cuenta que varios de los acontecimientos que se narran durante la historia de Wu puede que sean profundizados en la historia de Wei hace que la trama esté dividida y que en ningún momento podamos tener una perspectiva global, únicamente por fragmentos. A pesar de que puede molestar, o alegrar, a unos y otros, sí es cierto que se añora una sección general que cuente los sucesos más relevantes y que evite contar ciertas batallas que se dan en todos los reinos a las cuales se podrían considerar prescindibles. Éstos se cuentan de una forma relativamente esporádica durante la narración de los sucesos tras terminar una misión, y es que muy seguidamente suelen dar grandes saltos de tiempo que hacen perder la continuidad de una historia que ya de por sí es compleja. A su vez, cuenta con una enrevesada cantidad de nombres que conforman la plantilla tanto de personajes principales como secundarios, sean totalmente relevantes o no para contar la historia. Complejo es, interesante también. No importa qué tan costoso sea seguirle el paso a la historia, su contexto histórico y su acertada dotación de carisma hacia los personajes hacen de su argumento algo muy llamativo aún sin ser su baza principal. No hay dudas en que varios de los acontecimientos narrados son alterados de la realidad para agregarle un toque más fantasioso y épico, pero en general el juego ofrece una forma muy divertida de aprender sobre los Tres Reinos. Para un examen puede que del todo no vaya a funcionar, pero sí que funciona para obtener un conocimiento general de lo sucedido en aquellos días. Tal vez es más meritorio el hecho tal de que dichos hechos hayan sucedido que de los propios desarrolladores en inventar una historia, pero la forma en la que cuentan (con una entretenida dosis de aniquilación masiva en lo jugable y personajes muy bien llevados) logra que merezcan reconocimiento. Jugabilidad La filosofía es clara: bases inamovibles. Desde los inicios, la saga siempre ha mantenido una misma estructura: combates masivos ante un batallón enemigo haciendo uso de distintos personajes con gran variedad de combos vistosos; y Dynasty Warriors 8 mantiene dicha esencia. Es por ese mismo hecho que si te gustó algún juego por lo jugable relacionado a otra entrega perteneciente a la saga este juego te gustará, y caso contrario si no te gustó en su momento. Al igual que en todas las entregas, sus mecánicas jugables son su principal atractivo, y es efectivamente en este apartado donde más sobresale, incluso cuando tiene fallos debido a una innegable fatiga. En seguimiento al argumento, cada reino tiene su propia serie de misiones a desarrollar. El fin de cada misión suele ser bastante básico: eliminar a un enemigo en específico, llegar al punto de escape o proteger a un aliado determinado. En lo que a ello respecta no varía mucho en su ejecución y la mayoría suele definirse a base de asesinatos. Sí, en los papeles suena algo monótono, pero cuenta con unas mecánicas que hacen de cada batalla algo entretenido. Buscar idear estrategias o ver a Dynasty Warriors 8 como un juego en donde es necesario pensar demasiado es innecesario, pues el principal atractivo jugable que ofrece esta entrega es el de combatir frenética y masivamente ante un ejército enemigo. Nada de plataformas, nada de rompecabezas, únicamente batallas. Y es que gracias a su simple pero eficaz control de movimientos, aun cuando cada batalla consta de lo mismo, hace que el desarrollo de éstas sea distinta y varíe en base a la cantidad de enemigos o al poderío de estos. El motivo principal por el cual la monotonía de las misiones se ve opacado son los personajes. Toda el conglomerado, incluyendo Dynasty Warriors, Samurai Warriors y Warriors Orochi, ha tenido siempre una gran variedad de oficiales (como se les conoce en los juegos), y es ahí en donde más se apoyan para ofrecer una experiencia más que entretenida. Tanto Wei como Wu, Shu y Jin cuentan con distintos personajes cuyas habilidades, tanto especiales como básicas, se diferencian fácilmente entre sí. Cada oficial hace uso de dos armas con las cuales puede alternar en cualquier momento del combate, permitiendo así desencadenar una gran serie de combos para arrasar con el campo de batalla. Ambas armas quedan a elección del jugador. Éstas se encuentran tras matar a un oficial de rango considerable en cualquier misión y cada uno de los protagonistas puede hacer uso de cualquier tipo de combinación sin excepción alguna. Todos los oficiales utilizan cada arma de la misma forma, lo que le quita algo de variedad, pero se distinguen entre sí debido a que, además de su obvia diferencia estética, cada uno cuenta con movimiento especiales que no se repiten. Cada personaje cuenta con distintos movimientos especiales que desbloquea a medida que va subiendo de nivel. Todos los oficiales comienzan en nivel 1 y en cada misión se nos dará una pequeña selección de ellos, dependiendo de la misión y el reino que se juegue, para elegir y así llevar a cabo dicha misión. Todos los oficiales irán subiendo de nivel en base a su cantidad de K.O's, aunque para el caso de nuestro héroe también contaremos con la posibilidad de tomar pergaminos que sueltan los oficiales enemigos tras ser asesinados y que dependiendo de su poderío pueden significar una recompensa mayor o menor. El nivel de los personajes está relacionado a sus atributos, entre más nivel mayor será la vida, el ataque y la defensa. Esto se puede considerar como un componente rolero que incita a la rejugabilidad, ya que también le podemos añadir el sistema económico que el juego posee, con el cual podemos adquirir armas más poderosas y con distintos atributos que nos sean de mayor eficacia dependiendo de las situaciones que se presenten. Si bien el Story Mode en sí es más que duradero, siempre estará el Ambition Mode para aquellos que busquen expandir la experiencia de DW 8. Consiste de utilizar un personaje de nuestra elección para mejorar una pequeña aldea a la que llamaremos Tongquetai. El fin de esta evolución es conseguir que el Emperador se mude hacia Tongquetai y para ello tendremos que hacer de ella unos aposentos agradables. Eso se logrará a través de batallas que se presentarán a medida que vamos avanzando. La estructura jugable de las batallas es más variada en el Ambition Mode que en el Story Mode, pero en general tienen una misma base. El fin de ellas es conseguir distintos elementos para mejorar Tongquetai en diferentes aspectos como el conseguir que oficiales enemigos se unan a nosotros tras derrotarlos, lograr fama tras batallar ante ejércitos mejores que el nuestro y conseguir materiales para mejorar los distintos aposentos de Tongquetai como el Herrero, que significa mejores armas, y la Casa de Té, que mejora la relación entre los oficiales. Otro de los modos que el juego presenta son el Free Mode, el cual permite al jugador llevar a cabo cualquier misión con un oficial de su elección. Mucho no hay que destacar ya que presenta las mismas características que las misiones del modo historia sólo que sin ninguna atadura argumental. Por último, existen otras dos secciones que resultan algo extra-jugable pero igualmente necesarias de destacar: el modo Galería y la Enciclopedia. El primero de los mencionados permite volver a ver varias, de las muchas, cinemáticas que se presentan a lo largo de todo el modo historia. También da la opción de revisar el estado de cada uno de nuestros oficiales y los movimientos de cada uno y trae la posibilidad de ver unos diseños artísticos que se desbloquean a medida que se avanza en la historia. Y la Enciclopedia es una sección que muestra la historia de los Tres Reinos, expuesta de una forma meramente objetiva. Ambos podrían considerarse modos anecdóticos, sin embargo, aportan algo de frescura a tantos combates y llegan ser interesantes hasta cierto punto. Con ellos se culmina un apartado jugable que cumple como todos los juegos de la saga, pero debido a la falta de ideas y a una clara fatiga, además de que no divierte tanto como antes, causa que, por más fan que se pueda ser, la experiencia se vea manchada. Gráficos La historia de los Tres Reinos no sólo implica un argumento, además de informativo, interesante, sino que ofrece una ambientación que logra equiparar, y hasta superar, el trabajo argumental. Esté replicado a la perfección o no lo esté, haya sido diseñado con exactitud histórica o no, el juego presenta una muy buena dirección artística, pero que ostenta con el mismo problema con el que cuenta cada entrega de la saga en la mayoría de los apartados: la repetitividad. Sí, un diseño estupendo, eso es lo que ofrece DW8, sin embargo, y desafortunadamente, las localizaciones, si bien son distintas entre sí, denotan cierto 'deja vu' a la hora de jugarlas debido a la propia estructura china. Este factor continuista se ve afectado por el diseño de niveles y empeorado por la misma jugabilidad. En donde más podemos notar la reutilización de diseños es en los enemigos y aliados (comunes y semi-jefes), los cuales tienen una misma estética, y que a su vez es un aspecto más fácil de notar en los "guerreros de relleno". El detalle que presenta el juego, y ya estando casi a finales del año 2013, deja mucho que desear. Si bien esto ya viene siendo 'característico' de la saga, el hecho es que tiene un margen de mejora muy poco distinguible respecto a su predecesor. El modelado de los personajes principales es su mejor aspecto, no obstante, y aun siendo lo más destacable, tiene un nivel por debajo de la media, eso en comparación a otros juegos de este mismo año. Tal vez se deba su extensa propuesta jugable, pero el nivel gráfico está muy alejado de significar un conjunto positivo, incluso con los pequeños destellos que suponen algunos factores como la magnífica y artística adaptación de los personajes históricos, aunque no hay elemento alguno que salve lo gráfico de su mediocridad. Lo mejor de lo peor Tecnología Usar el mismo motor gráfico tras tantos años cuesta caro. No, no en lo monetario, pero en la calidad sí que significa un sacrificio, y en el caso que aquí nos reúne es aún más notorio. Un problema común relacionado a la IA es su comportamiento. En muchos juegos, aumentar o bajar la dificultad significa que tengan más poder general (vida, defensa y ataque), pero despistan lo más relevante: su ejecución. En Dynasty Warriors 8 la IA es pésima, tanto aliada como enemiga. En bajas dificultades no atacarán casi nunca y en las altas será más complicado, pero más que por ser difícil (aunque mejora sustancialmente el comportamiento, eso hay que establecerlo), su dificultad se apoya en un gran aumento de las propiedades y atributos, lo que causa una inestabilidad al momento de variar entre las 5 dificultades que presenta. Siendo la IA algo relacionado a lo jugable resulta primordial de destacar ante todo lo demás. Por desgracia, si nos centramos en lo visual, la situación no mejora, sino que mantiene su bajo y deplorable nivel hasta tal punto de empeorar algo que ya de por sí es reprochable. Lo más terrible que presenta son los frames. Presentan una gran inestabilidad y muy poca fluidez, y dada las características del juego es un factor que le quita trepidancia y emoción a casi todas las batallas. Una repetición de modelados presente en todo momento, texturas pésimas que atrofian la ambientación de forma considerable, efectos comunes como el agua o el fuego más que surrealistas y poco detallados, un nivel de clipping inevitablemente notorio, popping descomunal que hace aparecer más de 50 enemigos a nuestro alrededor en tan sólo un 1 segundo, dientes de sierra en todas y cada una de las sombras... estos son varios, de los muchos, ejemplos que pueden dar a conocer el terrible trabajo tecnológico que la saga viene arrastrando. Muy pocas son las cosas de las cuales se pueden hablar positivamente. Las animaciones dentro del juego son magníficas, teniendo en cuenta la gran variedad de movimientos es algo bastante meritorio, aún más cuando consideramos la calidad que presenta cada uno de ellos. Y si bien los efectos comunes son bastante mejorables, no es un caso que se aplique a los efectos fantásticos que ocurren tras cada combo. Éstos ofrecen una calidad asombrosa además de una vistosidad que ha sido muy característica de todas sus entregas. Son dos factores muy buenos, sí, pero poco o nada representan en comparación a todo lo malo. Es muy complicado inclinar la balanza, tecnológicamente hablando, hacia lo positivo, y las pocas cosas buenas que se hicieron se ven opacadas ante tanta falta de una calidad general. Innovación Luego de 8 entregas, y más si contamos lo que no están enumerados y los pertenecientes a Samurai Warriors y Warriors Orochi, difícil es lograr una innovación significativa. La saga se basa únicamente en la historia de los Tres Reinos y cualquier variación fantasiosa en base a ella. Es ahí donde se encuentra su principal atractivo y es por ello que cambiar de temática puede resultar riesgoso, pero a estas alturas la fatiga es bastante alta y el mercado se vuelve más exigente, así que el mantener esas bases de forma tan a rajatabla puede significar su desaparición. Son los mismos personajes, la misma historia, ataques muy similares, especiales muy similares, misma estética general y conjunto global casi calcado, Dynasty Warriors siempre ha sido criticado y amado por ese hecho. El no cambiar molesta aquellos ajenos a la saga y que buscan nuevas experiencias, pero ese mismo factor hace que un fan acérrimo sólo se sienta feliz al ver más de lo bueno que ellos consideran que es. Les ha funcionado, sin dudas, pero, como con Call of Duty: Ghosts, presenta errores y repeticiones inevitables de notar y repudiar, aun siendo un seguidor constante. Y no, Dynasty Warriors 8 no aporta nada. Que sea un buen juego es cierto, pero debido al uso de mecánicas, y casi todo, de sus predecesores, hace que el mérito no sea completamente de dicho juego, sino de aquellos que estuvieron antes. Sonido En lo sonoro, Dynasty Warriors 8 ofrece un producto bastante sólido. En este apartado, su principal baza viene de parte del magnífico trabajo de las voces que han logrado. Si bien vienen en inglés, no es motivo alguno para reprochar la gran calidad alcanzada por parte de cada uno de los personajes relevantes de la trama. Todos y cada uno de ellos presentan una voz excepcional, pero el mérito no recae tanto en la calidad de la voz, que de por sí es buena, sino en la cantidad de personajes que se presentan. El hecho es que, y sin excepción, los oficiales ofrecen un gran nivel de expresividad debido a su voz. Es una pena que no logre un buen equilibrio junto a las animaciones faciales y al nivel gráfico en general para dar una experiencia inmersiva, pero en lo que a la voz como tal respecta muy pocas cosas son reprochables. Por parte de los efectos, tienen un buen nivel, pero que se ve disminuido, como en casi todo lo que presenta el juego, por la reutilización de los mismos. Ciertamente es entendible hasta cierto punto, aunque el problema recae en que después de varias horas empieza a ser más notorio. No apaña mucho el resultado final, no obstante, cabe destacarlo debido a su continua aparición. Por último, la banda sonora no destaca por motivos de variedad. Dentro del juego existen distintos temas, y los pocos que hay tienen un buen nivel que sirve para aumentar la trepidancia, pero el abanico de posibilidades es bastante limitado y llega a volverse monótono. Otro problema bastante común son los temas, o mejor dicho el tema, utilizado en todas las cinemáticas. Cada una de ellas tiene el mismo tema, sin importar qué situación sea o qué es lo que se quiere transmitir. Ésto daña un apartado que superficialmente es bueno, pero que a fondo le falta mucho por mejorar. En conclusión, Dynasty Warriors 8 es un buen juego. Argumentalmente muy interesante, como todas las entregas; jugablemente divertido, adictivo y frenético, como todas las entregas; gráficamente muy mejorable y artísticamente bien diseñado, como todas las entregas; tecnológicamente desfasado y con una inevitable notoriedad, como todas las entregas; y sonoramente cumpliendo de buena manera, pero con fallos que apañan un buen resultado final. Dynasty Warriors 8 es como todas las entregas. Depender de los jugadores habituales a ellos no durará por mucho tiempo si la desfachatez continúa como con esta entrega. A los seguidores les gustará este juego, a aquellos que no hayan gustado de entregas anteriores con éste no será la excepción, pero independientemente de cuán bueno sea, no cabe dudas que tanto Tecmo Koei como Omega Force deben buscar nuevos conceptos.
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