Nightmare007 / 20 de julio de 2022 Jugabilidad: Gráficos: Sonido: Innovación:

10 Inolvidable

Un éxtasis visual y sonoro.
Jugabilidad: La mejor de todas, ir moviendose frenéticamente mientras le disparas una bomba adhesiva a un demonio es sumamente emocionante, además de que hay secretos, mejoras de armas, mejoras del doom slayer y muchas más cosas.

Gráficos: Es un deleite visual al máximo, jugarlo en su máxima resolución es una pasada, además no tiene caidas de frames y se siente súper fluido.

Sonido: Puro heavy metal que le hace honor al tipo de juego que vas a jugar, con solo escuchar la banda sonora te puedes dar una idea de lo que vas a enfrentar.

Innovación: excelente, las secciones de peleas se sienten muy originales y sin la linealidad de la anterior saga, las armas son de lo mejor, teniendo hasta dos variedades cada arma, el lanzallamas, la granada y la granada criogenica son de lo mejor para dar dinamismo al combate y que hablar de las ejecuciones y la motosierra.

En conclusión, es un juego que sí o sí debes de jugar, es una experiencia inigualable, muchas veces puede ser muy difícil pero no llega a ser frustrante, pero la diversión nunca va a faltar en este juego.

Sack6 / 24 de julio de 2021 Jugabilidad: Gráficos: Sonido: Innovación:

10 Inolvidable

Estrés Extremo
Superior a su predecesor. Y más estresante que una suegra enfadada. 

Continúa con la trama del anterior. Pero mucho más inmersa en la historia con alguna cinemática más peliculera de ver, un gran punto a favor ya que el anterior había poco de eso. 

En lo jugable tendremos casi todas las armas del original, y enemigos como para una boda. Esta vez con más ejecuciones diferentes dependiendo desde donde le des el golpe. El juego se hace bastante largo, y si cuentas con las expansiones tienes para un montón de horas de estrés. 
Este juego es bastante más rápido que el otro, y con más enemigos, por lo que tienes que tener un control y reflejos muy rápidos por eso resulta estresante. Te lo pasas muy bien. 
También tendremos esta vez posibilidad de conseguir diferentes trajes, aunque los apreciaremos más en las cinemáticas y en la primera persona los brazos y una pierna cuando realiza una patada. 
Durante la aventura se irá haciendo todo más y más difícil hasta que te des cuenta de que irás perdiendo vidas e incluso te quedes sin ellas. Los jefes finales alguno que otro sino le coges el punto débil te puede dar bastante la brasa. 

Gráficamente superior. Tendremos en la Series X dos modos de juego gráficos. El normal a 4K y el Ray Tracing ambos a 60 fps. Tampoco es que sea vea una gran diferencia del uno de otro, la iluminación en algunas zonas. 
Esta vez algunos enemigos se destrozan poco a poco la carne de su cuerpo conforme le disparemos, le da un toque realista así. 

Totalmente doblado al español y muy bien doblado. Y la banda sonora bueno... Lo mejor de Doom. Diferentes temas según el escenario donde te encuentres. Metal todo el tiempo. 

Juego que se habría merecido el Goty, no le he visto fallos. 
Obra maestra para tu biblioteca.

Plastikkman / 7 de junio de 2021 Jugabilidad: Gráficos: Sonido: Innovación:

7 Interesante

El clasico reinventado o mas bien reventado?
Antes de nada decir que me jugado todos los doom y siempre ha sido uno de mis juegos favoritos a lo mejor ese es el problema, jejeje
Esta edicion no me convence, es un rayman de escopetazos, no tiene historia realmente, es como una especie de juego arcade multijugador plataformero y he de decir que odio las platraformas, asi que despues de muchos dooms este la verdad es de los que menos me ha gustado aparte ocupa 80 gb.
Por lo demas he de decir que es interesante, tiene buenos graficos una jugabilidad frenetica y una ambientacion bastante cuidada y un sonido metalero de primera ahi me quito el sombrero.

Solidus565 / 21 de diciembre de 2020 Jugabilidad: Gráficos: Sonido: Innovación:

10 Inolvidable

El GOTY para mi y la mayor sorpresa en mucho tiempo.
Si señores, para mi el juego del año y eso que no soy de los que considera que los FPS sean candidatos serios a tal premio...

 No podemos decir que su punto fuerte sea la narrativa, ni su historia, tampoco que tenga personajes carismáticos mas allá de un protagonista que no habla... Sin embargo en términos de jugabilidad, ritmo de la acción, dificultad ( ya a dificultad normal supone un reto) , calidad gráfica y de resolución con unos 60 fps estables como una roca, y lo mas importante, engancha como pocos a seguir jugándolo y rejugándolo por tal de encontrar todos sus secretos y el reto de quizás subir el nivel de dificultad.

 Uno de sus puntos mas fuertes para mi es su cambio de ritmo, por un lado tienes el frenetismo de entrar en un escenario donde los demonios no dan respiro, y por otro una vez liquidados, un componente de plataformeo que pausa la acción y permite la exploración de cada escenario y creedme si os digo, que raro es que en un escenario no haya algún secreto que encontrar.

En cuanto a la acción preparaos porqué como he dicho no solo no da respiro, sino que la estrategia y la evolución de las armas son clave para el éxito y no simplemente disparar a lo loco. De hecho no vamos tan sobrados de munición para tomar esa posibilidad como opción válida.

 En esta apartado solo decir que a la hora de matar podemos ejecutar tres tipos de acciones que en función de cual empleemos nos ayuda a recuperar vida, a recuperar armadura o a recuperar munición ... Por si no fuese suficiente tendremos tutoriales que nos explicará las debilidades de cada demonio que nos puede ayudar a acabar mas rápidamente con cada uno de ellos, cosa que también forma parte de dicha estrategia.

 No conforme con todo esto el personaje también puede evolucionar junto con las armas que vayamos encontrando en nuestro recorrido y no con pocas opciones precisamente.

 Como conclusión final es que juegos como este brillan por su ausencia y es en cierta manera volver a esos arcades noventeros llevados una época actual con maestría.

Peddro19 / 22 de abril de 2020 Jugabilidad: Gráficos: Sonido: Innovación:

9,5 Imprescindible

Una reseña más - DOOM Eternal.
El furioso despertar de DOOM, una de las sagas más icónicas del mundo de los videojuegos, aconteció con DOOM (2016). Por su fidelidad a la esencia de los primeros títulos de la franquicia, lanzados durante los noventa, y gran ejecución, se transformó rápidamente en un clásico moderno, en uno de los videojuegos de disparos en primera persona más aclamados y exitosos de la actual generación.
Por semejante hito, id Software tenía muy difícil la tarea de realizar una secuela a la altura, que en verdad significara la evolución de una fórmula en apariencia inmejorable. Sin embargo, claro está que nunca debe subestimarse a una desarrolladora con tantísimo talento.
En el presente análisis daré mi opinión acerca del imponente sucesor de DOOM (2016): DOOM Eternal. Se trata de una obra publicada en 2020 y, cómo no, confeccionada por id Software.

Aunque nadie que conozca a la saga elegiría un título de DOOM por su historia, es cierto que id Software tenía una cuenta pendiente en este rubro. Es por ello que DOOM Eternal, en contraposición a sus antecesores, hace bastante hincapié en el argumento, sirviéndose de las bases establecidas por DOOM, pero empleando un tono muy distinto al del videojuego de 2016. Menos irreverente y más serio.
En esta ocasión, la Tierra ha sido invadida por las fuerzas del infierno, y ni siquiera la acción conjunta de la humanidad alcanza para detenerlas. Con el planeta a punto de sucumbir, la figura del protagonista se erige como la única esperanza de nuestra especie y el terror absoluto de los demonios. En una batalla a escala interdimensional, el jugador, encarnando a DOOM Slayer, se enfrentará contra el mismísimo averno para salvar a los terrícolas.
Inspirándose en los sucesos de DOOM II: Hell on Earth, la obra que hoy nos ocupa preserva en su historia la epicidad y rudeza características de la saga. El protagonista nunca deja de mostrarse como un ser imponente y misterioso. De hecho, todos los personajes que interactúan con él le temen, inclusive aquellos de naturaleza satánica, y conforme avanza la contienda termina volviéndose una suerte de deidad para los humanos.
De este modo, DOOM Eternal consigue que el usuario se vea reflejado en el héroe. Si gracias a la jugabilidad ya se siente imparable, más lo hará cuando las voces de sus más poderosos enemigos tiemblen ante su presencia. Ante la presencia de DOOM Slayer.
Por otro lado, pese a que la trama de la obra que hoy nos ocupa da lugar a momentos memorables, y la narrativa tiene mayor peso en el conjunto análogamente a DOOM (2016), lo cierto es que gran parte de su desarrollo se encuentra en piezas de información, de carácter opcional, que el jugador deberá recoger durante la aventura. Así, la historia, aunque casi en el plano de lo anecdótico, puede continuar explayándose sin interrumpir a la acción por medio de, quizá, demasiadas cinemáticas para una premisa jugable tan frenética.
No obstante, considero que la narrativa merecía un rol más valioso. El contenido de aquellas piezas de información resulta en verdad diverso y atractivo, inclusive extiende el trasfondo del protagonista, y relegarlo a un segundo orden es un desperdicio, una oportunidad desaprovechada de ampliar por todo lo alto el universo de la franquicia.
De todos modos, la intención de DOOM Eternal por expandir sus horizontes en materia argumental es una buena noticia. La desarrolladora está en el camino adecuado, pero todavía le queda mucho por mejorar en este aspecto de cara a futuras entregas.
Finalmente, cabe destacar que la obra que hoy nos ocupa viene traducida y doblada al español, y goza de un buen trabajo de voces.

A nivel jugable, DOOM Eternal ofrece absolutamente todo lo que se esperaba de él y mucho más. La desarrolladora, id Software, ha superado con amplitud y contundencia el trabajo realizado en el videojuego de 2016, lo que ya a estas alturas no es menos que una hazaña.
El núcleo del conjunto de DOOM Eternal, aquel elemento que envuelve por completo a la jugabilidad, es el ritmo. El tan vigoroso ritmo que caracterizó a su antecesor, pero esta vez elevado a la enésima potencia.
Las múltiples contiendas del presente título son frenéticas, enajenadas, sangrientas, incesantes, ya que los demonios se mueven a toda velocidad, pero, en especial, resultan muy satisfactorias. Es por ello que el usuario se sentirá más feroz que en cualquier otro videojuego estando en el campo de batalla, y más todavía cuando lo vea despejado por su propia mano de demonios. La sensación de acabar con numerosos enemigos, haciendo gala de tantas posibilidades y de una forma tan brutal, luego de un exigente enfrentamiento, es cuanto menos reconfortante.
Esta excelsa, superlativa jugabilidad, que tranquilamente podría otorgarle a DOOM Eternal la medalla de oro entre los de su mismo género de la actual generación, se sostiene en cuatro pilares: Habilidades del protagonista, armamento, mecánicas de los enemigos y diseño de niveles. El desempeño individual de cada uno es magnífico, pero es al relacionarse entre sí cuando brillan por todo lo alto.
En primer lugar, las habilidades del protagonista son tan diversas como variopintas. La más novedosa, sin titubeos, es el movimiento rápido en ocho direcciones, popularmente denominado "dash". Su implementación es estupenda, ya que le concede al jugador mayor movilidad y, por ende, mejor control del personaje, lo que a su vez le permite sentirse aún más desgarrador en la arena de combate.
Sin embargo, también es posible aumentar la vida, armadura y capacidad de munición de DOOM Slayer, así como desbloquear múltiples habilidades pasivas hallando los objetos pertinentes para ello en el escenario. En verdad, resulta sorprendente que habiendo tantas opciones todas guarden un balance casi perfecto entre sí, que sean fáciles de entender y moldeables a cada estilo de juego, lo cual denota tan solo una parte del magnífico y enfermo equilibrio de DOOM Eternal.
Por otro lado, entre las piezas del variado arsenal se localiza otra de las loables virtudes del conjunto. Las armas resultan muy contundentes, no hay una que esté en evidencia por encima de la otra exceptuando a la BFG-9000, sino que todas poseen su intríngulis y el jugador debe conocerlas para saber cuándo es conveniente utilizar esta o aquella, por ejemplo.
Al igual que en su predecesor, los eslabones del armamento de DOOM Eternal pueden modificarse hasta contar con dos disparos secundarios. A su vez, también es posible mejorar estas modificaciones, denominadas modificaciones de arma, ganando puntos de arma, ya sea explorando el mapa o simplemente combatiendo. Cada una de las mecánicas mencionadas en este párrafo funciona a las mil maravillas; impactan de lleno en la experiencia y colaboran a que el jugador mantenga una constante sensación de progreso, de evolución.
Sin embargo, lo más novedoso del arsenal de DOOM Slayer radica en la granada de fragmentación y la de hielo, que sirve para congelar a los enemigos, en la motosierra, cuya munición se recarga automáticamente y es útil para aniquilar rivales y así recuperar munición, y en el lanzallamas, con el que incinerar a los demonios y obtener piezas de armadura.
Aunque al principio tener en cuenta y combinar tantos elementos durante el fervor de la batalla puede tornarse un poco complicado, la verdad es que son muy funcionales. Estas dinámicas incitan al juego ofensivo, recompensan la agresividad, ya que gracias a ellas el usuario logrará abastecerse a sí mismo de recursos, y aumentan, más aún, el frenetismo de las contiendas. Su balance, como no podía ser de otro modo, es fenomenal.
Al igual que en cualquier otro videojuego de la saga, los enemigos y sus mecánicas representan una pieza crucial del conjunto. En comparación a su antecesor, DOOM Eternal mantiene la mayoría de bestias y agrega otras tantas con diversos ataques. Todas son más o menos susceptibles a un arma en concreto, por lo que el usuario ya no solo deberá conocer las funcionalidades de su arsenal, sino también las características de sus enemigos, lo que continúa incentivando el componente estratégico de la experiencia.
Además, tras recibir mucho daño, los demonios comenzarán a tambalearse y titilar, indicándole al jugador que apretando el botón designado logrará ejecutarlos de la manera más brutal posible. Esta mecánica eleva la adrenalina y espectacularidad de cada enfrentamiento, pero también sirve para que el usuario recupere vida. Otra vez, DOOM Eternal lo insta a atacar constantemente, sin importar que se halle a punto de ser derrotado, ya que con tan solo realizar una de estas ejecuciones, o emplear cualquiera de las mecánicas mencionadas, podrá recuperarse. Por supuesto, los enemigos no se lo harán fácil.
Cabe destacar que en la obra que hoy nos ocupa algunos rivales presentan puntos débiles, cuya explotación los dejará casi inhibidos. Aunque en ocasiones resulta difícil de considerar por el propio frenetismo del combate, la verdad es que se trata de una dinámica muy interesante y que nunca deja de tener peso en la campaña.
Finalmente, las enormes virtudes descritas hasta aquí tienen lugar en niveles cuyo diseño es catedrático. No me refiero solamente a la arquitectura de las arenas; aquellas en las que se desatan las más sangrientas carnicerías, tremendamente verticales y repletas de munición, botiquines y demás objetos, que además permiten exprimir al máximo la agilidad del protagonista; sino también al diseño de las misiones en sí. Cada sitio de los escenarios está conectado con maestría al resto, y todos se encuentran colmados de secretos, por lo que la exploración juega un rol fundamental en la aventura.
Frenetismo y agresividad son dos de los adjetivos que mejor describen a DOOM Eternal, es cierto, pero su rendimiento no sería tan espectacular si en la ecuación faltara el equilibrio. El impresionante equilibrio de un aspecto jugable lleno de mecánicas de diversas índoles que, lejos de atropellarse entre sí, se complementan de lujo y hacen de la experiencia una mucho más gratificante. La obra que hoy nos ocupa goza de numerosas capas de profundidad, y cuando el jugador logre dominarlas la campaña se transformará en, quizá, la más satisfactoria y adrenalínica del género.
Sin embargo, no todas las dinámicas de DOOM Eternal rozan la superlatividad. Existen secciones de plataformas para impedir que la transición entre una lucha y la siguiente se torne monótona, por ejemplo. Si bien tal agregado se agradece y no arruina el ritmo de la campaña, que dicho sea de paso dura alrededor de quince horas, la verdad es que el control del personaje en estas circunstancias resulta un tanto impreciso. De todos modos, no me hallo escribiendo acerca de un punto negativo del conjunto, ni de lejos.
Por lo demás, repito lo que mencioné en renglones pretéritos: La jugabilidad de DOOM Eternal tranquilamente podría otorgarle la medalla de oro entre los de su mismo género de la actual generación. Se trata de un título, en verdad, asombroso.

El aspecto técnico de DOOM Eternal, al igual que ocurre con la jugabilidad, es visiblemente superior al de DOOM (2016). Encima, la obra que hoy nos ocupa goza de recursos tecnológicos que, sin despeinarse, la sitúan entre los más poderosos portentos de la actual generación.
Lo primero que salta a la vista del apartado gráfico se relaciona con el diseño artístico. Análogamente a su antecesor, DOOM Eternal goza de entornos más variados, tanto cerrados como abiertos, pero sobre todo de una paleta de colores más vivos.
De esta manera, la saga abandonó la apariencia tan oscura, tan metálica, de los escenarios, para en el presente videojuego apostar por una estética que varía entre diversos estilos, muy bien implementada y digna de elogios.
Tanta es la relevancia del diseño artístico en el conjunto que, además de ayudar al usuario a sumergirse en la aventura, hace de DOOM Eternal un título francamente bello, cuyos parajes en más de una ocasión merecen ser capturados.
Sin embargo, las bondades explicadas no serían tan encomiables si se apoyaran en un mediocre músculo gráfico. Y si de gráficos se habla, ya es costumbre que id Software encabece la conversación.
Que el presente título rebosa megatexturas e increíbles efectos lumínicos, por ejemplo, es notorio. Impactante. Hasta el más ignoto recoveco del mapa exhibe un muy buen acabado, incluso. Además, conforme los enemigos reciban daño irán perdiendo partes del cuerpo, desgarrándose, lo que ya de por sí habla del esmero de los desarrolladores por su labor. Se trata de un detalle, en verdad, maravilloso.
Durante toda la campaña es muy visible que el motor empleado en DOOM Eternal, denominado id Tech 7, obtiene magníficos resultados. No solo en lo visual, sino también en lo que a funcionamiento respecta, ya que el videojuego se mueve con una absurda fluidez. Su tasa de sesenta fotogramas por segundo no disminuye por más partículas o enemigos que aparezcan en pantalla. Que este rubro en concreto marche así de bien es importante, porque si fuera de otro modo, si pecara de bajones de rendimiento, la experiencia de DOOM Eternal se deterioraría demasiado.
Por otro lado, el apartado auditivo de la obra que hoy nos ocupa no es menos que uno de los puntos más altos del conjunto. Los efectos de sonido son excelentes, sí, pero el protagonismo se lo lleva una banda sonora para el recuerdo, tan frenética que trasmite impoluta a los oídos del jugador toda la visceralidad que sus ojos ven en pantalla, y logra que no zambullirse por completo en la aventura sea una tarea imposible.
Ya para finiquitar, DOOM Eternal no sufre de fallos técnicos muy manifiestos en su versión de Xbox One. En verdad, no me he topado con ninguno durante la campaña, exceptuando aquel que produjo que la aplicación se cerrara súbitamente. En mi experiencia este fue un hecho aislado e insignificante, pero vale la pena mencionarlo.

Cierto es que todo lo relacionado a la historia cojea un poco, pero por la naturaleza de esta saga casi no representa un problema. Más allá de eso, DOOM Eternal no es menos que el mejor videojuego de disparos en primera persona de la actual generación, y no me caben dudas de que el tiempo lo elevará al podio de los más destacados de la historia.
La obra que hoy nos ocupa derrama personalidad a borbotones. Su fórmula no se asemeja a la de ninguna otra franquicia, y tan bien conseguida está dicha fórmula que hace del conjunto uno en verdad muy sólido. DOOM Eternal exhibe una calidad tan deliberadamente alta en un espectro tan extenso de apartados, que ya a muchas desarrolladoras les gustaría aunque sea darse el lujo de soñar con tamaña excelencia.
El emperador del género de disparos en primera persona, desde hace ya casi un lustro, ha despertado y a base de escopetazos se hizo nuevamente con el trono. Con muchísima autoridad. DOOM volvió para quedarse, y muy pocas sagas podrán siquiera discutirle el poder si mantiene estándares que rozan la perfección.

Argay / 25 de marzo de 2020 Jugabilidad: Gráficos: Sonido: Innovación:

9,5 Imprescindible

El shooter de esta generación
Después de jugar varias horas debo decir que este juego es... ¡IMPRESIONANTE! En mi opinión hablar de Doom es hablar de un shooter con una identidad única y realmente especial dentro del universo shooter. Cuando lo juegas sientes que no estás jugando a un juego de acción. estás jugando a DOOM y eso conlleva situarse inmediatamente dentro de una saga referencial, mítica durante los años 90 y con una historia a sus espaldas al que muy pocos juegos pueden llegar.

Dicho esto, debo decir que para mi Doom Eternal es todo lo que podíamos esperar de un Doom. Visceral, agresivo, intensísimo y sí, ultraviolento. Porque todo eso es Doom y Doom Eternal es un homenaje de un nivel (casi) insuperable de todo lo que representa. Un auténtico más y mejor del Doom de 2016, que personalmente ya me encantó.

Ha habido muchas mejoras con respecto a la anterior entrega, a nivel jugable con nuevas armas y aspectos que ya no me puedo imaginar jugar a un Doom sin ellos, también ha habido mejoras gráficas importantes, con un motor gráfico que lleva a este Doom a un nuevo nivel, pero si hay un aspecto que me ha impresionado ese es la dirección artística, el diseño de niveles, absolutamente espectacular y un paso adelante clarísimo respecto a la anterior entrega.

Doom Eternal no es para todo el mundo, ni lo pretende ser. Es consciente de su legado y es totalmente honesto en su propósito. Es rápido, sangriento, furioso, para algunos casi mareante por la velocidad con la que se juega, ese increíble Dance Doom, como su propio estudio denomina y es realmente difícil, sobre todo comparado con la mayoría de shooters actuales y sin duda más que el Doom anterior; pero también es prodigioso, llevando la esencia de Doom al un nuevo nivel y además largo, profundo, lleno de secretos y con una partes plataformeras que al menos a mi me han gustado mucho.

Simplemente, a la espera de que salga Halo Infinite, es sin duda el mejor shooter de esta generación (y muy, muy bueno tendría que ser el Halo para quitarle ese puesto).