Bandai Namco sigue avanzando con el "Remastered Project" de la saga Tales of, pero también sigue pecando de falta de ambición
"¿Por qué los seres humanos insisten en perseguir un poder que podría destruir el mundo?". Una sola frase en los primeros quince minutos de juego demuestra que Tales of Xillia seguiría siendo relevante en este nuestro 'big 2025' incluso si no acabase de recibir una versión remasterizada. Lo sería porque es uno de los mejores RPGs que se han publicado nunca y también porque los temas que trata nunca habían tenido tanta importancia. Sin embargo, ni siquiera hace falta entrar en supuestos ya que Bandai Namco lo ha elegido para ser el tercer título de su "Remastered Project", un plan con un nombre bastante autodescriptivo que consiste en republicar las viejas entregas de la saga Tales of.
Si quisiera elegir más frases de meme para seguir con el análisis, elegiría "agradecido con el de arriba". La saga Tales of necesitaba desesperadamente una reedición de todas sus entregas. No tanto porque los gráficos se vean anticuados o porque algunas necesitasen ajustes de calidad vida tanto como yo necesito una tapa de tortilla los domingos. El problema con la franquicia es que muchas de sus entregas fueron exclusivas, no se tradujeron o ni siquiera salieron de Japón. Aun después de años siendo uno de los fans más radicalizados de la propiedad intelectual de Bandai Namco, tengo que revisar la Wikipedia para saber cómo jugar a algunos de sus títulos.
Esto era difícil de digerir ya antes de que la sociedad descubriera la inteligencia artificial, pero es directamente intolerable después de que el mundo viviese un acontecimiento aún más importante: el lanzamiento de Tales of Arise. Aunque aquel juego provocó una guerra civil entre quienes están equivocados y quienes pensamos que es el mejor RPG de la historia, en lo que todos estamos de acuerdo es en que supuso un antes y un después. La saga ganó popularidad y se volvió más relevante fuera de Japón. De repente había millones de personas interesadas en más de esas historias al estilo 'shonen' que en realidad son reflexiones sobre la existencia mucho más sesudas de lo que podría parecer.
Un remaster de Tales of Xillia era necesario…
Aunque no es ni mucho menos el juego más inaccesible de la franquicia, tampoco es precisamente fácil jugar a la versión original de Tales of Xillia. Aquel título llegó a Occidente en 2013 como una exclusiva de PlayStation 3 y, eso sí, fue el segundo de toda la saga en contar con textos en español. Esto lo convierte en uno de los más fáciles de conseguir. Sin embargo, haríamos mal en olvidarnos de que Sony no es precisamente la compañía con más vocación por la retrocompatibilidad y de que aquella consola que todos recordamos con cariño llegó al mercado hace ya 19 años. Jugar al original hoy en día está reservado a coleccionistas y a personas que no tienen miedo a regatear en una tienda de segunda mano al estilo de La casa de empeños.
El otro motivo por el que volver a publicar Tales of Xillia era necesario es que el juego es tremendamente bueno. Proponiéndonos una experiencia de JRPG tradicional con muchos clichés de anime y un grupo de personajes dispuesto a dar su vida por salvar todo lo que es bueno, el título también pone sobre la mesa una narrativa dual. Poco después de pulsar el botón de nueva partida tendremos que elegir si el protagonista será Jude, un joven estudiante de medicina envuelto en la trama casi por accidente, o Milla, una especie de dios de los espíritus que lidera el grupo y tiene como misión acabar con ese "poder que podría destruir el mundo" del que hablábamos al principio.
Esta dualidad no está del todo bien gestionada. Las dos experiencias son demasiado similares como para que tenga sentido y, aun encima, la de Jude es algo más completa. Al verse envuelto en la trama por accidente, tiene un punto de partida más cercano al del jugador que experimenta la historia por primera vez y nos introduce de forma más suave en el universo del juego. En cualquier caso, esta es una pega menor para un videojuego que se basa sobre todo en el desarrollo de sus personajes. No es que la trama principal no sea interesante, que lo es, sino que una de las señas de identidad de la saga es centrarse en la relación entre miembros del grupo y la evolución de cada uno de ellos.
El otro gran pilar de Tales of está en el combate, y aquí la idea se lleva muy bien tanto a nivel mecánico como narrativo. En las peleas podemos vincularnos a otro miembro del grupo para hacer combos y aprovechar sinergias, lo que refuerza la sensación de ser parte de un grupo. El personaje que controlamos se colocará delante del enemigo y el que seleccionemos se situará detrás aplicando efectos como rupturas de bloqueo, inmovilizaciones o curándonos si nos derriban. El vínculo une solo a dos de los héroes, pero podemos cambiar constantemente a cuáles e incluso introducir en el campo a miembros de la 'party' que comenzaron la batalla fuera del roster activo para aprovechar las ventajas de su vinculación.
Todos esos puntos fuertes que hicieron que los jugadores se enamoraran de la saga están presentes tanto en el juego original como en esta versión remasterizada y, además, vienen acompañados de un sistema de progresión y personalización tanto estética como mecánica que está a la altura de los mejores de la franquicia. Estamos ante uno de esos JRPG que lo mismo nos permite optimizar a los héroes hasta lo enfermizo que pulsar un botón y dejarlo todo listo. Recuerdo que, después de pasarme Tales of Berseria, vi un tutorial de combate y builds de una hora y media para jugar la segunda vuelta. Aquí, vamos por el mismo camino.
Pero Tales of Xillia Remastered sabe a poco
La experiencia de volver a Tales of Xillia ha sido tan buena como cabría esperar, pero también me pregunto hasta qué punto importa mi opinión. Yo hubiera pagado los 40 euros que cuesta el remaster solo por tener una versión en alta definición del opening del juego en mi biblioteca de Steam, y no lo digo ni medio en broma. No solo se trata de que 'Progress' sea un temazo, sino de que formo parte de ese porcentaje de fans incondicionales que disfrutan de la saga en casi cualquiera de sus formatos. Sin embargo, escribir un análisis honesto también implica quitarse la camiseta de 'fanboy' y decir que la remasterización no es ninguna maravilla.
Los retoques gráficos son, eso, retoques. Los modelos de los personajes han sido mejorados y ahora las texturas se ven en alta resolución, pero también hay fallos gráficos con los reflejos y ciertos planos que chirrían por culpa de las mejoras. Además, el apartado sonoro no funciona bien. Al menos en la versión de PC, la mezcla de audio falla durante los combates. Hay ruidos que suenan a un volumen exagerado y efectos de sonido casi imperceptibles. La versión de Nintendo Switch, que no he podido probar personalmente, también llega con un problema de rendimiento al funcionar a 30 FPS. Siendo un juego publicado originalmente en 2011, es muy difícil de justificar.
En resumidas cuentas, esta es una de esas remasterizaciones que obliga a leer una ficha de producto para entender todos los cambios. Al hacerlo, además, es fácil sentirse decepcionado. "Ahora hay autoguardado e iconos de misiones" no es precisamente lo que más emociona leer a la hora de enfrentarse de nuevo a ese juego que te emocionó hace quince años. No me malinterpretéis, esta es la mejor versión de Tales of Xillia y hay algún ajuste de calidad de vida interesante que no hemos mencionado. Sin embargo, también es una demostración de la falta de ambición que arrastra el "Remastered Project". Es como si después de venirse arriba con Tales of Arise ahora la saga volviese a dar pasitos hacia atrás.
A todo esto no ha ayudado para nada el hecho de que Tales of Xillia 2 no se incluya en el paquete y que todo apunte a que vayamos a tener que comprarlo por separado dentro de uno o dos años. Añadirlo hubiera ayudado a redondear el producto y hubiera sido un detalle bonito. No hacerlo da la sensación de ser un intento de exprimir a los fans en lugar de buscar ampliar el alcance de la franquicia u ofrecer un servicio que verdaderamente celebre los 30 años que han pasado desde que su primera entrega llegó en 1995. Si la saga está en el mejor momento de su historia, que lo está, ¿por qué no demostrarlo?
Lo que me pasa con Tales of Xillia Remastered no es diferente a lo que me pasó con la remasterización de Symphonia o lo que a mi compañero Adrián Suarez le ocurrió con la de Tales of Graces F. De hecho, este análisis podría acabar citándolo a él y cambiando solo el nombre del juego. "Tales of Xillia Remastered es bueno porque el juego original es bueno. La remasterización es correcta, deja al juego fino, rinde bien, con autoguardado, ayudas a la jugabilidad y en español; pero el tiempo se le nota a los mandos y en la calidad de modelados y texturas". En aquel entonces él dijo que eso daba un poco igual, porque era un juego que le había hecho feliz, y esa parte también la quiero suscribir.
La historia de siempre
Tanto si tenemos en cuenta el juego en sí como su lugar en el Remastered Project, Tales of Xillia Remastered es la misma historia de siempre. Un juego sobresaliente remasterizado sin demasiadas florituras que funciona bien porque el material base era una absoluta maravilla. Uno debe aproximarse a él sabiendo que se trata de un RPG de hace quince años y que eso se deja notar en absolutamente todo, pero también con la certeza de que es un clásico del género y que comprometerse con él nunca será un error.
Comprar Tales of Xillia Remastered- La remasterización no trae grandes cambios y sigue la línea que Bandai Namco lleva años trabajando
- Tiene una campaña dual que, sin ser perfecta, invita a la rejugabilidad
- Se trata de un JRPG fácil de disfrutar hoy en día pese a arrastrar limitaciones de hace quince años
- Su sistema de combate con vinculaciones le da un peso narrativo muy interesante a las mecánicas
- La evolución de los personajes es una de las mejores de toda la saga Tales of
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