Cómo resolver el santuario de Iun'oroq en Zelda: Tears of the Kingdom y hacernos con su tesoro

Hemos cubierto bastantes santuarios de Zelda: Tears of the Kingdom, pero poco a poco vamos desentramando los más peliagudos. Por desgracia, siempre hay alguno que pertenece a este grupo que destaca por sus mecánicas y no para bien. Es el caso del de Iun'oroq, y aunque su solución es posible, puede requerir demasiada paciencia de nosotros, aunque afortunadamente existe una forma de sortearlo fácilmente y aquí os vengo a decir cómo.

Santuario de Iun'oroq: El tamaño es la clave

Buena parte de la dificultad de este santuario no está tanto en la prueba que hay en su interior (que también y luego os explicaré por qué) sino en su exterior. A diferencia de la gran mayoría del resto de santuarios del juego, el de Iun'oroq no está a cielo descubierto, sino en una cueva, pero en una que puede ser difícil de localizar.

La entrada la encontraréis si os lanzáis en paravela desde el Gran Puente de Tabantha y yendo hacia el noreste. El sensor ya os lo debería ir marcando, si no es que recorristeis la parte superior del camino por el que se encontraba pero os indicaba que estaba bajo vuestros pies. Pero no va a ser tan simple como meternos en la cueva.

Es un pequeño laberinto y algunos de sus pasillos están bloqueados por rocas destructibles, y está plagado además de likelikes del tipo gélido o eléctrico, así que os conviene ir con flores bomba y flechas para dar cuenta de ambos. Si no, siempre podemos usar a el Poder del pacto con el Sabio de Fuego Yunobo para despejar esos obstáculos. Siguiendo el sensor llegaremos a la cámara en la que está oculto el santuario y empezaremos su prueba.

Bajo el nombre de ''El tamaño es la clave'', este santuario empieza muy engañoso. La primera sección consiste sencillamente en asir la gran esfera de metal con la ultra mano y dejar que ruede hasta el pulsador para que podamos acceder a la siguiente área, y en la siguiente, acoplar las dos esferas para que pueda rodar sin caerse por la pasarela en forma de cuña para que abran la última sección.

Y aquí es donde empieza ''la madre del cordero'' como se suele decir. El último pulsador está al final de una rampa que zigzaguea hasta él, así que hay que acoplar las esferas de manera que hagan contrapeso a las curvas, sigan el recorrido y conserven suficiente velocidad para alcanzar el pulsador.

Y técnicamente, es posible, pero si queréis ahorraros docenas de intentos infructuosos y de los que os ponen la miel en los labios, lo mejor es que acopléis una flecha bomba o incluso la esfera más pequeña de las armas de lanza que llevéis encina y la arrojéis al pulsador. El resultado será el mismo y podremos conseguir el  Orbe de Luz.

Dónde está el tesoro de Iun'oroq

A la izquierda de las tres esferas en la sección final se puede observar el cofre que descansa sobre una repisa elevada. Como hemos hecho en otras ocasiones, lo suyo es coger la esfera más pequeña y ponerla al lado de la estructura en la que está el cofre, elevarla y mantenerla unos segundos con la ultra mano para que se quede a una altura desde la que podríamos saltar, y soltarla. Nos subimos sobre ella, y activamos la habilidad retroceso para usarla a modo de elevador y alcanzar el cofre para abrirlo.

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