La oferta busca cerrarse pronto por 50.000 millones de dólares y detrás está el Fondo de Inversión de Arabia Saudí y Silver Lake Partner
La industria del videojuego es propensa a dar noticias como esta: enormes transacciones millonarias que acaban por crear grandes conglomerados empresariales o, en el peor-mejor de los casos, consiguen salvar a un equipo de la quiebra. En este caso, nuestro medio podría presenciar un terremoto sin precedentes: Arabia Saudí prepara la compra de Electronic Arts en una operación valorada en 50.000 millones de dólares. De confirmarse, se trataría de una de las mayores adquisiciones en la historia del medio, con implicaciones que van mucho más allá de los videojuegos.
La noticia ha pillado a todos por sorpresa. Según The Washington Post, los planes estarían "cerca de concretarse" con un acuerdo que engloba al Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí y a Silver Lake Partners. La compra ascendería a 50.000 millones de dólares, una cifra que supera la actual capitalización de mercado de EA, que ronda los 48.000 millones. De hecho, el medio anglosajón señala que el anuncio oficial podría producirse a principios de octubre, lo que refuerza la sensación de inminencia en torno a este movimiento.
La magnitud de la operación no solo radica en la cifra, sino en el papel relevante de EA dentro del sector. La compañía es propietaria de las sagas deportivas más importantes del mercado, como EA Sports FC, Madden y NHL, y de marcas tan icónicas como Los Sims, Battlefield o Need for Speed. La entrada de Arabia Saudí como propietario daría al país un control directo sobre franquicias que generan millones de ingresos anuales en todo el mundo y que forman parte del día a día de millones de jugadores.
En el plano financiero, las consecuencias ya se han hecho notar. Tras publicarse la información, las acciones de EA se dispararon un 15%, alcanzando los 194 dólares y marcando máximos históricos.
Arabia Saudí quiere un importante trozo del pastel de la industria del videojuego
Lo curioso de esta noticia es dónde deja a la compra de Activision Blizzard por parte de Xbox, que se cerró por 68.700 millones de dólares. Mientras que aquel acuerdo supuso años de trámites regulatorios y un intenso escrutinio internacional sobre un posible monopolio de Microsoft, la posible privatización de EA plantea un escenario distinto: Arabia Saudí, nuevo protagonista en el tablero del videojuego, adquiriendo parte del control de una de las mayores editoras del mundo a través de su fondo soberano.
Se concrete o no, la influencia de Arabia Saudí en la industria del videojuego no es nueva ni menor. El país lleva años invirtiendo en compañías clave como Nintendo o Capcom, dentro de una estrategia nacional que busca diversificar su economía más allá del petróleo y posicionarse como actor global en el entretenimiento. Con la compra de EA, ese plan daría un salto monumental, otorgándole una posición de liderazgo inmediato en un sector que mueve más dinero que el cine y la música juntos.
En este contexto, la pregunta clave es cómo reaccionarán los estudios asociados y sus competidores. Una compra de este calibre podría generar inquietud sobre el futuro de franquicias históricas y la posible influencia cultural que un país como Arabia Saudí tendría, algo que ya ha sido criticado en escenarios como el EVO, el torneo más importante del videojuego de peleas. Por ahora, tocará estar al tanto de cualquier movimiento.
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