Entiendo por qué esta serie de HBO le gusta tanto a Stephen King pero me aterroriza que al final sea más tramposa todavía que Perdidos

Ya van dos temporada de FROM, y con su renovación para una tercera recién anunciada por HBO, confieso que esta serie es uno de mis mayores placeres culpables de la actualidad. Porque no es que la serie me parezca gran cosa, pero me tiene enganchado. Tengo que saber de qué va todo el lío, resolver el misterio y descifrar su enigma narrativo, aunque estoy convencido de que me va a defraudar y me va a parecer una tontería. ¿Qué puedo decir? Todavía padezco el síndrome de Perdidos. Y es que de aquella famosa serie de la isla misteriosa bebe directamente FROM, imitando todo lo malo y tratando de copiar todo lo bueno que aquella serie tenía.

Lo de Perdidos no es cosa mía, es que FROM te restriega esa inspiración por la cara. El origen de la serie surge de la fuente creativa de David Lindelof y Carlton Cuse, quienes previamente habían dejado una huella indeleble en el mundo de la televisión, para bien o para mal, con Perdidos. Con FROM, Lindelof y Cuse buscaban nuevamente desafiar las convenciones narrativas y sumergir al público en un mundo lleno de enigmas y emociones siguiendo al pie de la letra el manual "Cómo crear una serie como Perdidos for Dummies".

David Lindelof, que ha sido el impulsor de numerosos proyectos de éxito, incluyendo las maravillosas The Leftovers y Watchmen, llega a este proyecto rebotado de Star Wars, una galaxia donde sus ideas no han tenido demasiado suerte. Por su parte, Carlton Cuse ha sido el cerebro detrás de series de éxito como Bates Motel De la mezcla de sus ideas surge esta serie que prometía  ser algo verdaderamente especial.

Y digo prometía porque cuando ves el primer episodio quedas atrapado en el misterioso pueblo que sirve de escenario a la historia. Igual que los protagonistas, gente que toma una carretera y llega a un pueblo del que no puede salir. A partir del momento en el que te explican de qué va a ir la serie, la trama se diluye y el sopor solo se rompe con los golpes de efecto y los giros de guión, que de tan continuados y esperables, comienzan a amontonarse rutinariamente uno sobre otro episodio tras episodio. Y sin embargo, no puedo dejar de ver FROM.

El enigma que rodea a FROM

En FROM los límites entre la realidad y la imaginación se desvanecen, sumergiendo a los espectadores en una trama llena de intriga y elementos sobrenaturales. El primero, el pueblo al que llegan los diferentes personajes y del que no pueden escapar. Pero hay más: por las noches una siniestra tropa de sonrientes criaturas sale de caza para acabar con todo aquel incauto al que logren atrapar. Con "acabar" quiero decir "todo tipo de mutilaciones y evisceraciones". Además, voces miseriosas en la radio, apariciones y lugares que están y luego dejan de estar. En cada episodio, nos adentramos en un mar de incertidumbre mientras los personajes comienzan a conectar unos con otros. A medida que se van resentrado nuevas ideas fascinantes, nos encontramos cuestionando la naturaleza misma de la realidad y nuestras propias personalidades. Normal que a Stephen King le encante, porque casi parece una nueva adaptación de su novela La Niebla.

La influencia de Stephen King en FROM es innegable. Los elementos de suspense paranormal se entrelazan con algunos dramas cotidianos, creando una atmósfera inquietante pero cercana. Al igual que en las obras de King, FROM explora los miedos y deseos más profundos de sus personajes, mostrando cómo enfrentan sus demonios internos y externos en medio de la confusión y el caos. King es el maestro apretando esos botones, y dado que la acción transcurre en una pequeña población aislada, la vinculación para los lectores del maestro del terror están claras.

El caso es que ya llevamos dos temporadas de FROM y como espectador sigo básicamente igual. Solo han ido apareciendo nuevas preguntas que se suman a viejos enigmas. Las cosas raras simplemente se van acumulando, y eso para mí es un problema, porque soy de esos espectadores que conviven con las secuelas psicológicas de Perdidos y sus últimas temporadas, en las que el el magnífico pulso narrativo de la primera mitad de la serie se vio sustituído por un montón de fascinantes preguntas que no llegaron a resolverse, o se resolvieron "regulinchi".

Perdidos en un pueblo sin nombre

Como ves, si eres fan de Perdidos y te apasionan las historias de Stephen King, FROM tiene todos los ingredientes para, de primeras, gustarte. Al igual que Perdidos, esta juega con el compás de momentos increíbles y desarrollos lentos. Los diversos personajes de FROM se enfrentan a fuerzas desconocidas y desafíos inimaginablesa la vez que sus diversas hitorias se cruzan, pero su mayor problema es que la serie se esfuerza tanto en parecerse en Perdidos que estas dos temporadas han sido una especie de "Déjà vu". Y es que si sujetas en una mano la lista de pasajeros del vuelo Oceanic 815 y en la otra los residentes en este misterioso pueblo, casi podrías protagonizar tu propio meme de They're The Same Picture.

Este parecido resta un poco de carisma a los personajes, a pensar del competente trabajo del reparto, que casualmente se encuentra encabezado por Harold Perrineau, nuestro querido Michael de Perdidos. Qué cosas. Todo esto genera una sensación de familiaridad que más de una vez me ha llevado a pensar "bah, están todos muertos". Que no digo que sea el final de FROM. Espero, de verdad, que no lo sea. Pero en estos momentos, recién terminada la segunda temporada, es una explicación tan buena como cualquier otra. Incluso tendría sentido, la verdad. Solo quedaría explicar cómo ha fallecido cada uno de los personajes para encontrarse en semejante purgatorio.

El tema de las explicaciones también es interesante. En Perdidos, mejor o peor, todo tenía cierta explicación, y cuando la serie ofrecía esa explicación, nos ofrecía otro enigma. ¿Un oso polar en una isla tropical? Es que se ha escapado de un zoo. ¿Cómo, un zoo en una isla tropical desconocida y deshabitada? Es que la isla ni es desconocida ni está deshabitada. Ya sabéis cómo iba el tema. En From no existe esa sensación de causalidad, y eso, en mi caso, genera cierto despiste y desconexión. Hay unos tipos sonrientes muy creepies que salen por la noche y matan gente. ¿Qué son? No se sabe pero viven en una nueva. ¿qué cueva? Una en la que aparecen objetos del pasado. ¿Del pasado de quién? Ni idea, pero puedes entrar a la cueva por el tronco hueco de un árbol misterioso. Así todo el rato, enigma tras enigma. Y en dos temporadas ya van muchos enigmas juntos, por lo que espero que la tercera temporada empiece a sacar cosas en claro.

Y es que son muchos los espectadores que coinciden en que los guionistas de Perdidos se metieron en una serie de berenjenales de los que luego no fueron totalmente capaces de salir airosos. Que los motivos fueran por añadir temporadas extra a un relato que ya estaba cerrado, puede ser. Es otra historia. Pero como el problema es parecido en las dos series, quiero pensar que a estas alturas está todo lo suficientemente bien cerrado como para que el último episodio de FROM no sea una sucesión de excusas en lugar de una gratificante resolución. Pero de momento, me tiene enganchado.

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