El papel más ridículo de Jim Carrey está en un musical de ciencia ficción ochentero que parecía una parodia del humor cuñado… pero era completamente real
1988 fue un año generoso para quienes amamos el cine. Nos regaló joyas como Big, con un Tom Hanks adorable y entrañable; Rain Man, que marcó un hito dramático para Tom Cruise y Dustin Hoffman; la maravillosa ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, donde animación y acción real se daban la mano como nunca antes; y también hubo espacio para la aventura fantástica en la maltratada Willow. Pero si hay una película de ese año que me marcó de una forma tan extraña como fascinante, fue La Jungla de Cristal. Un clásico. Una obra maestra del tiroteo, los fumadores y las sonrisas de medio lado. Y sin embargo, entre tanto título de culto, hubo espacio para algo tan excéntrico que todavía hoy cuesta creer que exista: Las Chicas de la Tierra son Fáciles (Earth Girls Are Easy), que llegó a la cartelera española dos años después. Un musical de ciencia ficción en el que Jim Carrey aparece completamente cubierto de peluche rojo. Sí, así empezó uno de los mayores iconos cómicos del cine moderno.
Wiploc: el alienígena más absurdo y encantador del multiverso Carrey
En esta película inclasificable, Jim Carrey da vida a Wiploc, uno de los tres alienígenas procedentes del planeta Jhazzala que se estrella accidentalmente en la piscina de Valerie, una manicurista del Valle de San Fernando interpretada por Geena Davis. El trío de extraterrestres está formado por Carrey, Damon Wayans y Jeff Goldblum, quien, por cierto, estaba casado con Davis en la vida real durante el rodaje, y su misión es simple: vivir aventuras, divertirse y, sobre todo, ligar. Lo que uno espera de una vacaciones de verano cuando tiene veinte años.
Wiploc es un torbellino peludo de energía, con una lengua larguísima, movimientos descontrolados y una gestualidad propia de un dibujo animado. Claro, esa descripción vale tanto para el personaje como para el actor. Antes de Ace Ventura, antes de La Máscara, antes incluso de que supiéramos lo que podía dar de sí su mímica prodigiosa. En Las Chicas de la Tierra son Fáciles, Carrey no interpreta un personaje: lo lanza como un misil de algodón de azúcar fluorescente contra el espectador, y se deja arrastrar por un guion que a día de hoy tendrás grandes problemas para llegar a ser estrenado.
Una fiesta pop al borde del colapso narrativo
Dirigida por Julien Temple, conocido por sus videoclips para artistas como David Bowie, Depeche Mode o Janet Jackson, y basada en un guion de la cómica Julie Brown, Las Chicas de la Tierra son Fáciles es una locura audiovisual que en su momento logró críticas aceptables. Un musical de ciencia ficción que mezcla el espíritu de La Tienda de los Horrores, el humor de Saturday Night Live y la estética horrorosamente noventera de un videoclip de Cyndi Lauper pasado de vueltas. La película es una mezcla de gags físicos, momentos surrealistas, humor grueso, coreografías improvisadas y canciones con títulos como Cause I’m a Blonde que, aún hoy, siguen resonando en la cultura pop gracias a referencias en videoclips de Britney Spears.
Los efectos especiales son ingenuos y encantadores, los decorados parecen sacados de una tienda de juguetes y los diálogos se sostienen gracias al carisma de un reparto entregado a la causa. Porque si esta película funciona, es gracias a la absoluta falta de vergüenza de todos los participantes. Desde Julie Brown, robando escenas con cada intervención, hasta Jeff Goldblum, interpretando al alienígena más atractivo de la historia del cine, o el mismo espectador, que ha de sentirse muy cómplice de la propuesta para dejarse llevar por ella.
¿Y si alguien propusiera hoy algo así? Spoiler: no pasaría el filtro
La gran pregunta es: ¿se podría hacer una película así en 2025? La respuesta rápida es "no", y la larga es "ni de broma". Vivimos en una era donde el humor ha cambiado radicalmente, quiero pensar que para mejor. Pero no estoy muy seguro tampoco. a finales de los 80 los chistes sobre sexualidad interspecies, estereotipos de género y situaciones absurdas eran moneda corriente. Hoy afortunadamente ya no nos parece que lo no normativo sea algo que pueda ser ridiculizado. La opinión pública puede cancelar un proyecto antes de que se haya rodado una escena. Y si un estudio decide invertir decenas de millones en una película, no quiere arriesgarse a aparecer en la lista negra del activismo digital.
Una cinta como esta se enfrentaría hoy, y con razón, a acusaciones de sexismo, por su retrato del estereotipo la "valley girl" californiana como ingenua e hipersexualizada; de insensibilidad cultural, por su humor basado en clichés; e incluso de zoofilia encubierta, por la insinuación de una relación romántica entre una humana y un alien peludo. Lo cierto es que nuestro sentido del humor colectivo ha evolucionado, pero también deja por el camino este tipo de locuras que en los 80 se permitían con toda tranquilidad. Cada quien juzgue si salimos ganando o no.
Y sin embargo, cada verano en España...
Paradójicamente, mientras en Hollywood un proyecto como Las Chicas de la Tierra son Fáciles sería inviable a día de hoy, en España cada verano vemos cómo las películas de Santiago Segura revientan la taquilla con chistes que, siendo generosos, podríamos catalogar como "trasnochados". Ya sabeís estereotipos manidos y gags reciclados año tras año… y, sin embargo, ¡funcionan! El público ríe, las salas se llenan, y los números justifican repetir la fórmula.
Esto nos lleva a una reflexión incómoda: no se trata solo de qué tipo de humor se permite, sino de quién lo hace, cómo se presenta y dónde. Tal vez Las Chicas de la Tierra son Fáciles no sobreviviría al juicio de las redes sociales, pero sigue siendo más honesta, gamberra y creativa que muchas comedias actuales: al menos no iba de otra cosa ni trataba de hacerse pasar por "cine familiar" o "comedia ligera para todos los públicos".
Películas como esta no tienen la intención de aleccionar ni de construir mensajes profundos. Su valor está en la libertad de ser absurdas, en su desparpajo visual y narrativo, en ese deseo casi infantil de mezclar ciencia ficción con comedia, música, amor y colorines sin preocuparse por la coherencia ni el qué dirán. En ese desenfado casi pre-adolescente intento justificar Las Chicas de la Tierra son Fáciles frente a producciones actuales que llegan a los cines a pesar de ser fruto de un cinismo oportunista completamente inseparable de la industria actual del entretenimiento. Con todo, cuando alguien me dice que echa de menos el tipo de cine que se hacía en aquella época, siempre le recuerdo esta película.
Por que Las Chicas de la Tierra son Fáciles no es una obra maestra. Ni siquiera es una buena película. Pero sí es un ejemplo de lo que puede pasar cuando el cine se deja llevar por la tontería más absoluta: "no filter" que diría Joaquín Reyes. Y en ese sentido, Wiploc, es probablemente el personaje más ridículo, y también extrañamente entrañable, de toda la carrera de Jim Carrey. Aunque solo sea para recordarnos que a veces nos reímos de cosas de las que no deberíamos, y que siempre habrá alguien dispuesto a sacar partido de ello. Somos así de contradictorios, ¿no? Si quieres darle una oportunidad, Las Chicas de la Tierra son Fáciles está disponible en Filmin.
En 3DJuegos | La nueva película de Red Sonja tiene tan mala pinta que no la salvaría ni Conan
Ver todos los comentarios en https://www.3djuegos.com
VER 0 Comentario