Lo que más asustaba a George Lucas con la primera Star Wars no eran ni los efectos especiales ni la historia, era su título
Ponte en situación. Primavera de 1981. Estás en el cine dispuesto a volver a ver la película que ha cambiado la historia del cine. Te la sabes de memoria. Se apagan las luces. Abrazas tus palomitas. La fanfarria de John Williams te sacude como un terremoto y ahí estás, en una galaxia muy lejana: Star Wars. Episodio IV, Una Nueva Esperanza. ¿Cómo? Espera, ¿Episodio 4?
La película que llevabas años adorando ahora tenía un número que rompía cualquier lógica narrativa para los recién llegados. Y no, no estabas soñando. Fue George Lucas quien decidió alterar el título original para indicar que, en realidad, aquella aventura era solo una parte de una historia mucho mayor. ¿Pero por qué empezar una saga por el capítulo cuatro? Lo cierto es que el mayor miedo de Lucas no era si R2 funcionaría o alguien se daría cuenta de que algunas piezas de las armaduras de los soldados de asalto estaban sujetas con cinta adhesiva. Lo que más le inquietaba era si el público aceptaría una historia que comenzaba in medias res.
Un guion demasiado ambicioso para una sola película
Según detallan Paul Duncan en The Star Wars Archives y J. W. Rinzler en The Making of Star Wars: The Definitive Story Behind the Original Film, Lucas empezó a trabajar en Star Wars en 1973 con una idea tan grande que no cabía en una sola película. Imaginó la historia completa de una galaxia: la caída de la República, el ascenso del Imperio, la tragedia de Anakin Skywalker y el nacimiento de sus hijos, Luke y Leia, como nueva esperanza. Era una historia densa, política, espiritual y operística. Demasiado para meterla en 120 minutos de metraje.
Tras varios borradores, uno de ellos titulado The Adventures of the Starkiller con Annikin Starkiller, Lucas entendió que tenía que dividir su visión en varios actos. Así fue como surgió la idea de convertir cada acto en una película independiente. De todos ellos, el cuarto le pareció el más completo dramáticamente: Luke Skywalker tenía su arco del héroe, Darth Vader era una amenaza clara, y había una misión simple pero épica. Era un punto de entrada eficaz y directo.
Restricciones técnicas y presupuestarias
El otro gran condicionante fue la técnica. Lucas tenía en su mente batallas espaciales colosales, planetas llenos de razas alienígenas, ciudades flotantes y guerras míticas. Pero en los años setenta, eso era, literalmente, ciencia ficción para los medios de los que disponía. Industrial Light & Magic, la empresa de efectos visuales que fundó para la ocasión, era un pequeño grupo de visionarios que trabajaban de manera artesanal, resolviendo cada problema técnico sobre la marcha. Como señala Dale Pollock en referencia a declaraciones del propio Lucas en Skywalking: The Life and Films of George Lucas, ni los ordenadores ni las técnicas de animación estaban lo suficientemente desarrollados como para contar visualmente el origen de los Jedi o las Guerras Clon.
Además, la 20th Century Fox no iba a soltar un cheque en blanco. El presupuesto final de Star Wars fue de unos 8 millones de dólares (acabó costando un poco más), y Lucas tuvo que recortar secuencias, criaturas y conceptos que no se podían llevar a la pantalla con dignidad. El cuarto acto tenía escenarios "reales", como la Estrella de la Muerte o Tatooine, y un enfoque más clásico de la lucha entre el bien y el mal. Era el más asumible técnica y financieramente ya que eran o bien sets de rodajes que se podían construir o bien localizaciones reales, nada ver con la locura digital que supuso el posterior rodaje de las precuelas.
Sumergir al público en medio de la aventura
Hay otra clave que tiene que ver más con el espíritu narrativo que con la técnica. Lucas quería que Star Wars funcionara como los viejos seriales de aventuras que él adoraba de niño: Flash Gordon, Buck Rogers, aquellas historias en las que llegabas al cine y la acción ya había empezado. En palabras de Mark Hamill, quien interpretó a Luke Skywalker, en el pódcast Smartless: "George quería que sintieras que entrabas a mitad de una historia. Por eso existía el texto en pantalla al principio, para ponerte al día. Me dijo que el Episodio I era más político, más lento, menos comercial...". Esta idea también la recoge el autor Michael Kaminski en The Secret History of Star Wars, donde explica que Lucas optó por empezar con el cuarto episodio por "motivos técnicos y narrativos". Y no solo eso: Lucas creía que arrancar con La Amenaza Fantasma no habría funcionado ni de lejos.
Este enfoque no solo homenajeaba a los viejos seriales, sino que también creaba un universo denso, que parecía existir mucho antes de que el espectador llegara a él. Desde la primera escena se habla de las Guerras Clon, de la Orden Jedi, del Emperador… y nada se explica del todo. Ese misterio fue una de las armas narrativas más poderosas de la saga. Era como si Lucas nos dijera: "Esto no es un simple cuento, es historia galáctica".
Un nuevo subtítulo
Cuando Star Wars se estrenó en 1977, no aparecía por ninguna parte el término "Episodio IV". Eso llegaría en el reestreno de 1981, cuatro años después, cuando la película ya era un fenómeno global y Lucas tenía la seguridad de que podía continuar con su plan de múltiples películas. Añadir "Episode IV – A New Hope" al icónico texto inicial fue una jugada arriesgada. Pero necesaria.
De acuerdo con J. W. Rinzler, Lucas había empezado a manejar la idea de los episodios durante la producción de El Imperio Contraataca. Solo entonces tomó forma definitiva la idea de que Darth Vader era el padre de Luke, y que toda la saga giraría en torno a la tragedia y redención de Anakin Skywalker. La numeración de los episodios permitió a Lucas situar su historia dentro de una estructura mayor, y preparar al público para las precuelas que ya imaginaba, aunque aún no tuviera claras todas las piezas.
En entrevistas posteriores, como la de la D23 Expo 2015, Lucas ha confirmado que siempre pensó en empezar por el episodio más atractivo visual y narrativamente. "El guion original era demasiado grande. Era una película imposible de hacer", declaró. Según él, había escrito el primer acto, pero era demasiado político, demasiado denso. No tenía el gancho emocional ni la acción directa que sí tenía el episodio IV.
Cuando el miedo te obliga a innovar
Hoy nos parece lógico empezar Star Wars con Una nueva esperanza. Sabemos que ese "Episodio IV" encabeza una de las historias más importantes del cine moderno. Pero en su momento, fue una decisión arriesgada que pudo haber hundido la saga antes de haber logrado completarla. George Lucas no temía tanto al público como a sus propias ideas: temía que su visión de una gran epopeya galáctica fuera demasiado para una sola película, y que jamás viera la luz. Ahora son los propios fans los que deciden en qué orden disfrutar la saga: ¿Cronológico, de estreno? ¿Has visto el Orden 'Machete'? ¿Y el Orden 'Relato'? A veces un maratón de Star Wars no empieza ni por el Episodio I ni por el Episodio IV…
Lucas volvió a convertir una limitación en virtud. En lugar de contarlo todo, nos dio un fragmento. Un trozo de una historia más grande en el que la imaginación de los fans podía volar más allá de lo que pasaba en la pantalla. Y con ello no solo creó un universo narrativo, sino un modelo de negocio en el que se podían ir encajando nuevas historias a lo largo de los años enriqueciendo una narrativa que no parece tener límites. Ese miedo original a presentar un título para la película acompañado de una numeración sirvió par alanzar una primer apelícul de Star Wars que era disfrutable como una historia independiente que se convirtió en un fenómeno histórico, pero fue lo que acabó haciendo de Star Wars algo único fue la decisión posterior de establecer esa historia como una pieza más de una saga que no iba a dejar de crecer y desarrollarse a lo largo de las siguiente 5 décadas. Porque si algo nos enseñó Lucas, es que en el cine, como en la Fuerza, lo importante es el equilibrio. Y a veces, ese equilibrio se encuentra... En el episodio IV.
En 3DJuegos | La versión original de Star Wars de hace 47 años es horrible, George Lucas ha terminado de convencernos de que tiene razón
En 3DJuegos | Ahora es muy difícil de volver a ver, pero en su primera aparición en Star Wars, el Emperador era una mujer y un chimpancé
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