Análisis de Dragon's Dogma

Análisis de Dragon's Dogma
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Capcom tiene entre manos el que ha sido uno de los desarrollos más ambiciosos del género rolero en los últimos tiempos: Dragon's Dogma. Recogiendo el testigo del RPG occidental, aunque realizado desde una fuerte sensibilidad oriental, estamos ante un interesante y atípico videojuego. ¿Ha cumplido las altas expectativas que lo rodeaban? Te lo contamos.

El género rolero está deseando la inyección de innovación que aportan las nuevas sagas que, ya con cuentagotas, van debutando en esta generación. En este sentido Dragon's Dogma es uno de los proyectos más interesantes de los últimos tiempos no sólo por suponer el inicio de una nueva IP con todas las novedades que eso conlleva, sino también por ser la poco habitual fusión del estilo de desarrollo de los equipos orientales dentro de un concepto de lo más occidental.

El interés por el título que nos ocupa ha sido enorme durante su desarrollo, y ahora tras haber invertido un sin fin de horas las valoraciones y nuestra opinión están listas. Dragon's Dogma es un lanzamiento que cumple con algunas cosas pero que no acaba de convencer de igual forma en otras, conformando un producto muy interesante aunque con algunos elementos algo irregulares que lo alejan del podio.

La Batalla Definitiva
En Dragon's Dogma encarnamos a un personaje al que bautizaremos con el nombre que deseemos y que vive en una pequeña aldea costera, sin saber nada de todo lo que le rodea ni de los peligros que se ciernen sobre su mundo. Un buen día un gigantesco dragón se planta en esa localidad para sembrar el pánico, y tras una breve pugna le arranca el corazón. Lo que hubiera acabado con cualquiera, desencadena en el héroe el descubrimiento de que en realidad es un Arisen, lo que hará que en cuanto volvamos a la vida comencemos una épica epopeya en busca del dragón para conocer todos los misterios que se ciernen sobre él y nosotros mismos.

Al comienzo del juego podemos definir el look de nuestro personaje y su sexo, con una herramienta bastante detallada que nos permite lograr con generosa variedad a nuestro héroe o heroína. El personaje principal no goza de enorme carisma más allá del físico que logremos crear para él, y es que su relación con el resto de protagonistas y secundarios es la de la mera escucha. No es un problema ya que hay montones de videojuegos de este tipo en los que el protagonista permanece silente, sin embargo sí es algo que resta algo de fuerza a su personalidad que ya de por sí no parece demasiado trazada con el argumento.

En realidad la propia historia del juego se sigue con interés en función de lo apasionados que seamos por este tipo de historias. Esta afirmación puede sonar a auténtico perogrullo, pero es una matización necesaria ya que el que nos ocupa no tiene una narrativa lo suficientemente cuidada, profunda y con gancho como para atrapar a cualquiera... Sólo lo hará con los que estén debidamente preparados para sumergirse en un título de estas características, y los que estén dispuestos también a perdonarle a su guión algunas pequeñas incongruencias y una cierta falta de exposición que hace que a menudo no avancemos demasiado en su línea argumental.

El programa puede durar unas 30 horas si vamos al grano con las misiones principales de la campaña, aunque para un mayor disfrute hay un sin fin de encargos secundarios, y también una exploración que el propio juego trata de fomentar y que, según la propia Capcom, podrían elevar la duración de este lanzamiento por encima de las 100 horas. Dragon's Dogma, en este sentido, no tiene nada que envidiar a títulos como el reciente Skyrim ya que su oferta en este campo es también rica y amplia, aunque aquí falta mucho del talento y la chispa que tienen las referencias que indudablemente ha tenido en mente Capcom para desarrollarlo.

Dragon's Dogma abre las puertas de su gigantesco reino a los jugadores de todo el mundo. Rol de corte occidental hecho por un equipo japonés. Prometedor, ¿no?
Dragon's Dogma abre las puertas de su gigantesco reino a los jugadores de todo el mundo. Rol de corte occidental hecho por un equipo japonés. Prometedor, ¿no?

No es que estemos ante un mal videojuego, nada más lejos de la realidad, pero sí ha faltado algo más de brillantez a la hora de lograr un conjunto que podía haber dado mucho más de sí. Al comenzar la aventura se nos planta con un gigantesco escenario natural ante nosotros para que lo exploremos con total libertad, sin embargo no hay demasiado incentivo en descubrir algunos de sus decorados y la interacción con los NPCs es tan escasa que tampoco acaba siendo un buen reclamo. A menudo nuestros viajes se reducen a caminar por un camino salpicado por encuentros predefinidos con manadas de lobos o grupos de bandidos, lo cual puede resultar divertido en primera instancia pero no muy estimulante a medio plazo; y sólo hay viajes rápidos entre puntos muy específicos del mapa cuando la aventura ya está bien entrada, así que vamos a tener que combatir... y mucho.

Espada y Brujería -Personaje, Clases...-
En Dragon's Dogma, como ya hemos dicho, tenemos la opción de personalizar físicamente a nuestro personaje, pero también de hacerlo desde el punto de vista de sus habilidades y rasgos para el combate. Todo en el juego de Capcom tiene que ver con la acción, así que no es de extrañar que la orientación de nuestra clase y habilidades tenga que ver exclusivamente con todo ello.

Al comienzo de la aventura elegimos una de las tres clases puras que el título pone a nuestra disposición: Luchador, Strider y Mago. Tres opciones muy básicas con algunas destrezas ya liberadas desde el comienzo, y que nos permiten comenzar nuestra andadura con el tipo de combate que más se asemeje a nuestros gustos entre el de cuerpo a cuerpo, el de distancia y el mágico respectivamente. Después, más adelante, tendremos la oportunidad de invertir experiencia en cambiar de Vocación (como define el juego a las clases), y también la de acceder a otros tipos de éstas que son híbridos y que mezclan unas características de unas y otras para ser algo más versátiles. Aquí tenemos al Guerrero, al explorador, al hechicero, al caballero místico, al asesino y al arquero mágico... Todas ellas muy descriptivas y sin grandes complicaciones.

La experiencia, por otra parte, se denomina Puntos de Vocación, y comparte la compra de habilidades con la mencionada posibilidad de cambiar la clase. Lo curioso es que en el juego no podemos invertir todo esto en la compra de habilidades por nosotros mismos, ya que para gastarlos deberemos acceder a determinadas tiendas que encontraremos en ciudades, campamentos y otros tipos de núcleos. De este modo la subida de nivel y la mejora de los rasgos que van asociados con éste es lo único que podemos ampliar fuera de los comercios. Podremos hacernos en éstos con diferentes habilidades especiales que iremos equipando en un esquema que describiremos más adelante en la sección dedicada al combate.

Una de las primeras cosas que deberemos hacer será personalizar nuestro personaje y también a nuestro peón.
Una de las primeras cosas que deberemos hacer será personalizar nuestro personaje y también a nuestro peón.

No estamos solos en la aventura, y es que una de las grandes innovaciones de Dragon's Dogma es la de contar con un grupo de acólitos que nos acompañarán en la aventura y que él mismo define como Peones, y que son tratados en el mundo del juego como algo parecido a los humanos pero "sin voluntad". Contaremos con uno fijo que irá mejorando a nuestro lado y del que podremos escoger nombre y aspecto, y también con la posibilidad de contratar eventualmente a otros dos que no evolucionarán y que podremos intercambiar por otros en cualquier momento.

De hecho el juego propone las "fallas" para hacerse con estos misteriosos personajes, y deberemos acceder a menudo a este mundo inclasificable y neblinoso para ir renovando nuestro equipo con mejores compañeros a cambio de una suerte de moneda espiritual. El contar con unos buenos aliados y el elegir adecuadamente sus clases para que compensen nuestras flaquezas será fundamental porque muchas veces los combates son difíciles. La idea de su presencia no es mala en absoluto y tiene aspectos fascinantes como el hecho de que éstos aprenden en tiempo real cosas sobre los enemigos o los mapeados, aunque pierde algo de interés por una serie de errores que no son difíciles de detectar. En primer lugar la profundidad de nuestro control sobre ellos es nula, con apenas tres instrucciones para marchar hacia delante, replegarse o ayudar al héroe. Además hay fallos de comportamiento bastante a menudo y también hay otros elementos que buscaban ser muy novedosos como sus consejos durante las batallas o sobre el escenario que, en realidad, acaban siendo bastante inútiles y algo repetitivos.

Hay compra-venta de objetos como en todos estos tipos de juegos, y ésta se lleva a cabo principalmente en las ciudades o en los puntos de acampada donde encontremos NPCs. Será fundamental estar siempre equipados, y además, también podremos utilizar los inventarios de nuestros peones para que estén adecuadamente preparados para los combates, o bien para utilizarlos como meros mulos de carga.

El Poder del Acero -Los Combates-
Si en un juego de rol apenas podemos interactuar con unos NPCs más bien inertes y la exploración está prácticamente siempre salpicada por encuentros con bestias o bandidos, ¿qué nos queda? Principalmente el combate, uno de los puntos donde Dragon's Dogma busca hacerse fuerte... aunque sólo lo consigue a ratos con mayor o menor éxito.

Hay que dejar claro que el juego de Capcom tiene como principal eje vertebrador el ofrecer a un personaje muy ágil. Esto es algo que el programa sólo logra a medias, ya que si bien permite una movilidad muy poco habitual para un RPG (especialmente en aspectos como la escalada, por ejemplo), lo cierto es que en otros sentidos se muestra bastante torpe. Con algunas clases que utilizan los combates a distancia como las que usan destrezas mágicas o de arco y flecha, por ejemplo, alcanzan a veces cotas dramáticas cuando nuestro protagonista es incapaz de apuntar correctamente. Las mecánicas de fijado de objetivos en la lejanía es muy bastante y nos va a provocar más de un disgusto.

En las luchas de rango cercano el juego funciona con bastante más eficacia, principalmente por la gran movilidad de la que hace gala el personaje. Los ataques se encadenan con mayor o menor velocidad en función de nuestras características, pero también hay otras acciones llamativas que le dan cierto toque imprevisible al combate. Hablamos de posibilidades como la de agarrar a enemigos o incluso objetos y arrojarlos o retenerlos, pero también de otras como la de amarrarnos a los enemigos e incluso poder escalarlos para tratar de dañarles en puntos inaccesibles a ras de suelo.

Hay diferentes medidores de experiencia. Uno que nos permitirá mejorar nuestro personaje, otro que utilizaremos para adquirir peones.
Hay diferentes medidores de experiencia. Uno que nos permitirá mejorar nuestro personaje, otro que utilizaremos para adquirir peones.

¿Cómo se controlan todas estas opciones? Uno de los grandes puntos a favor del título es que cuenta con un esquema de manejo muy sencillo, y planteado de una forma muy inteligente. La idea es la de tener tres tipos de acciones en los botones frontales del pad, las de los ataques más básicos, y otros tantos que obtenemos combinando éstos con los botones R1-R2/RB-LB para liberar nuevas acciones y destrezas. Así tenemos un esquema no sólo amplio en lo tocante a opciones, sino también rápido y tan versátil que nos permite alternar los ataques estándar con las habilidades que habremos comprado en las tiendas a cambio de experiencia.

La IA y la ejecución de todo lo que sucede en pantalla, lamentablemente, no está a la altura de las posibilidades que podría tener el juego. Hay momentos en los que Dragon's Dogma es muy divertido, pero también hay otros en los que resulta frustrante. Quizá éstos últimos ponen de manifiesto la inexperiencia de un equipo japonés trabajando en un producto netamente occidental, algo que se traduce en un videojuego que es irregular en sus luchas, que tiene una inteligencia artificial muy básica para aliados enemigos y que quizá salpica en demasía de enfrentamientos a nuestros frecuentes paseos por los escenarios. La decisión de la cuantía de la acción ha sido tomada para luchar contra unos escenarios a menudo bellos, pero también en ocasiones algo vacíos de contenidos o cosas que hacer; el problema es que con esa frecuencia de combates (especialmente por las noches) podemos sentir que lo que el juego trata de hacer es directamente entorpecer nuestro avance... algo especialmente molesto cuando, por ejemplo, deshacemos el camino ya andado y por lo tanto conocido tras una misión cumplida.

El combate debería ser uno de los puntos fuertes de Dragon's Dogma, pero tiene el fallo de que casi resulta más edificante ver a nuestros compañeros luchar que hacerlo nosotros mismos.
El combate debería ser uno de los puntos fuertes de Dragon's Dogma, pero tiene el fallo de que casi resulta más edificante ver a nuestros compañeros luchar que hacerlo nosotros mismos.

Un Mundo de Contrastes -Gráficos y Tecnología-
Si Dragon's Dogma es un juego de altibajos en lo jugable, podemos decir exactamente lo mismo del apartado visual. El conjunto es bastante interesante en lo artístico, con cierta irregularidad en unos diseños que a veces son muy potentes y otras veces bastante discretos, pero que en líneas generales cumplen su cometido con notable efectividad.

Los escenarios son el gran baluarte del juego de Capcom, con algunas ideas francamente buenas para esos a menudo épicos escenarios que recorreremos en la campaña individual. La aldea en la que comenzamos la aventura, que edifica sus pequeñas y entrañables construcciones en la ladera de una montaña que da al mar, es un buen ejemplo de ello, aunque también podríamos mencionar otros castillos y localidades. Las texturas de las construcciones no son nada del otro mundo y la ausencia de sincronía vertical es aterradora, pero observadas desde la distancia cumplen su cometido y bañadas por la buena iluminación que presenta el juego ganan muchos puntos.

Tristemente el notable nivel que exhiben los escenarios no se ve acompañado por unos personajes que en algunos casos están bastante desatendidos. Muchos NPCs e incluso muchos modelos del protagonista o sus acompañantes presentan un aspecto francamente bueno en estático, otros en cambio ofrecen un acabado muy pobre. Lo que todos comparten en movimiento son unas animaciones que están en muchos casos muy por debajo de lo que esperábamos: algunos movimientos programados de habilidades muy determinadas tienen un buen trabajo a sus espaldas, pero otros más habituales y aparentemente convencionales como el caminar presentan un aspecto mejorable. Las bestias tienen en algunos casos diseños muy imaginativos, y en otros bastante rutinarios, pero cumplen su cometido en mayor medida que los seres humanos.

Gráficamente el que os ocupa es un juego de luces y sombras. Algunos escenarios y criaturas están muy bien terminados, otros denotan cierta falta de trabajo.
Gráficamente el que os ocupa es un juego de luces y sombras. Algunos escenarios y criaturas están muy bien terminados, otros denotan cierta falta de trabajo.

Entrando ya en la faceta tecnológica, el escenario es francamente grande, y no exige tiempos de carga más allá de los momentos en los que cruzamos una puerta para atravesar una muralla, entrar en una ciudad, etcétera. Esto es una verdadera suerte, ya que cada vez que debemos lidiar con una pantalla de espera deberemos hacerlo durante largo tiempo.

Por otra parte, el juego cuenta con diversos problemas e incidencias. Hemos encontrado bastantes molestos bugs durante nuestras partidas, pero los errores más irritantes poco tienen que ver con ello. Si entramos en una ciudad y ésta está completamente desierta que no nos sorprenda, ya que no se trata de una ciudad fantasma sino de los desproporcionados problemas de popping que hacen que una plaza vacía se pueble repentinamente de NPCs cuando ya llevamos unos segundos desplazándonos por ella. Por otra parte la IA presenta también constantes lances capaces de poner a prueba nuestra paciencia: va a haber un sin fin de combates de los que saldremos derrotados por algún poco oportuno arranque de valentía de nuestros compañeros desobedeciendo nuestras órdenes, pero resulta mucho más desconcertante cuando observemos a aliados o enemigos tratando de sortear rocas o árboles sin éxito durante segundos y segundos.

En cuanto a lo sonoro el título llega a nuestro país traducido a nuestro idioma únicamente en sus textos, con un nivel en la interpretación de las de versión original más bien discreto. La música de Tadayoshi Makino tiene algunos temas discretos y otros en cambio brillantes y que exhiben unos pasmosos valores de producción.

Bueno

Sin sello

Dragon's Dogma

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Con muchas buenas ideas pero con una ejecución bastante pobre, Dragon's Dogma queda algo por debajo de lo que esperábamos. No es en absoluto un mal juego, pero le ha faltado algo de inspiración y de acabado para consolidarse como el título puntero que parecía dibujarse en el horizonte. Muy estimable, eso sí, desde el punto de vista de la duración, y del gigantesco prisma de algunas de sus decisiones estéticas y de la innovación de las jugables.

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Jugadores: 1
Idioma: Manual en español, textos en español y voces en inglés
Duración:
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VÍDEO ESPECIAL

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