Serie de televisión y videojuego: Defiance ha llegado haciendo mucho ruido. ¿Está su MMO de acción a la altura? Con un ambicioso planteamiento y un gran mundo por explorar, el título que nos ocupa queda algo lejos de lo que debe ofrecer un producto de éstas características. De buenas intenciones pero escasa profundidad, sus fallos de programación y su excesivamente simple planteamiento le restan muchos puntos a su sugerente punto de partida.
No podemos ocultar que teníamos grandes esperanzas en cuanto a lo que podía aportar Defiance, su mundo original e inusualmente rico parecía ofrecer un telón de fondo perfecto para una experiencia de acción en tercera persona de corte MMO que pudiera lograr grandes resultados. El hecho de que serie de televisión y videojuego se fusionen bajo un mismo nombre y concepto contribuía, además, a disparar nuestro interés sobre una propuesta sugerente y atípica.
Por desgracia, ahora que tenemos el producto final en las manos, las sensaciones han sido encontradas. Huelga decir que el punto de partida es poderoso y la base prometedora, sin embargo rápidamente nos vamos a dar cuenta de que en realidad no hay mucha profundidad o alternativas en un universo tan grande como poco denso en cuanto a contenidos. Lo nuevo de Trion Worlds llega, por si fuera poco, cargado de un sin fin de bugs y problemas que ni el ingente tamaño de los parches lanzados hasta la fecha han logrado solventar por completo.
Resistencia
El guión de Defiance es uno de los principales aspectos que flojean, y eso es una verdadera lástima teniendo en cuenta lo prometedores que resultan siempre los planteamientos post-apocalípticos. La serie de televisión del mismo nombre, de la que Trion Worlds nos ha recomendado que veamos su episodio piloto antes de proceder al análisis, ejerce a modo de carta presentación, y sostiene con algo mejor pulso las labores de tratamiento del guión. No obstante ni el programa televisivo ni el videojuego son particularmente hábiles a la hora de exponer sus argumentos, pero éste último además salpica al conjunto de unos diálogos de una calidad inusualmente baja.
Este aspecto relacionado con la historia, unido a otros muchos que iremos desgranando más adelante, hacen discutible la decisión de crear esta suerte de "cross-media experience", como sus responsables han venido denominando a lo que serie y videojuego ofrecen conjuntamente. ¿Por qué? No se nos ocurre qué pueden ganar unos u otros más allá de la promoción comercial, puesto que todavía no se ha concretado en demasía la relación entre ellos más allá de unas buenas intenciones. Por ejemplo aún está en el aire cómo se va a poder cumplir todo aquello relacionado con el efecto de uno sobre otro y viceversa en cuanto a la interacción, puesto que por ahora sí ha llegando a verse la presencia en cameos de algunos de los protagonistas de la serie en el juego, pero actualmente sólo se ha asegurado verbalmente que algunos eventos protagonizados por los jugadores tendrán repercusión sobre el show. El particular timing de la televisión hace difícil que esa política se pueda mantener debidamente y de una forma constante, aunque a falta de que pueda o no cumplirse es una posibilidad que sólo podemos mencionar pero en ningún momento valorar.
El concepto de partida argumental es de un claro estilo de ciencia ficción, y está ambientado en un planeta Tierra que, dentro de 50 años, ha sido adaptado a sus necesidades por una raza alienígena (Votans). Éstos, de una forma pacífica y diplomática, van a la búsqueda de un nuevo hogar en el que instalarse tras la desaparición de su universo. Esta suerte de terraformación a la inversa genera un conflicto con la humanidad que deriva en la destrucción de su flotilla galáctica, en una lucha que deja una abundante y valiosa cantidad de restos espaciales orbitando alrededor del planeta. Estos artefactos que van cayendo de ciento en viento sobre la superficie acaban siendo tan relevantes que son sobre lo que gira buena parte de la experiencia de Defiance, acabando por atraer la atención de unos mercenarios llamados "Ark Hunters" que, al más puro estilo Borderlands, se ganan la vida recogiéndolos y sacando partido de ellos o vendiéndolos en el mercado negro.
Si bien la serie de televisión se toma cierto tiempo a la hora de exponer su prólogo y contexto, y lo hace, con mayor o menor acierto, siendo detallada y pormenorizada, el videojuego no se toma tantas licencias. El título de Trion Worlds toma la línea recta y más corta para unir lo narrativo y lo jugable, con un despliegue mucho más limitado y exiguo. En el lanzamiento creamos de la nada a uno de los "Ark Hunters", y recorremos las zonas más agrestes del norte de California con libertad, en un mundo post-apocalíptico bastante tradicional y genérico. Defiance, sin muchos preámbulos, nos planta en este universo, y no pasa ni un minuto antes de que tengamos que efectuar ya nuestro primer disparo sobre un mutante.
Así se construye una propuesta basada en los estándares más clásicos del género, aunque muy lejos de la complejidad que estilan la mayoría de éstos. En este shooter on-line nos relacionamos con otros NPCs exclusivamente para recibir misiones, aunque al contrario que en otros MMOs no podemos aceptar más de una al mismo tiempo. Esto no es un problema por la gran apertura que muestra el mundo en cuanto a mapeado, pero sí que lo es en términos de lo poco que difieren unos encargos de otros a corto plazo, y del escaso margen de maniobra que nos dejan unas mecánicas de disparo y movimiento bastante rudimentarias.
Cazadores
Las sensaciones en nuestros primeros momentos con Defiance no son particularmente buenas, y como siempre en estos casos sólo profundizando en su propuesta podemos descubrir las virtudes jugables que en realidad atesora el producto de Trion Worlds. No son grandes puntos a favor y, desde luego, no nos hacen olvidar sus lastres de ejecución y conceptuales, sin embargo pese a su debilidad puede que algunos encuentren acomodo en su mundo abierto y en sus toscos pero accesibles estilos shooter.
De hecho Defiance trata de lograr una fuerte sensación de pertenencia en cuanto a su mundo, pero ésta se queda reducida a unos escenarios grandes y con varios caminos para llegar del punto A al B... Pero eso es todo, no hay nada que hacer en su mundo a parte de matar, matar y... ¿adivina? Volver a matar. Todo está muy vacío, y las quests se limitan a indicarnos la dirección hacia la que debemos encaminarnos, a pie o a bordo de vehículos, para abrir ante nosotros objetivos bastante estándar de recogida de objetos de valor, de sabotaje, de protección o de limpiar áreas completas de presencia enemiga.
El esquema se rompe de vez en cuando con algunos eventos de corte aleatorio de los que se nos informa a través del HUD sobre la distancia a la que están y el tiempo que tendremos para cumplirlos y obtener sus incentivos. Se trata, generalmente, de situaciones en las que nos juntaremos con otros muchos jugadores para acabar con un objetivo o con oleadas de criaturas a toda velocidad, y se componen así secuencias donde el caos y la falta de control sobre lo que está pasando son la clave. Hay también arenas competitivas para hasta 32 usuarios en una modalidad de captura de objetivos que no acaba de estar particularmente equilibrada entre los usuarios debido a algunas decisiones conceptuales, nuevamente, bastante cuestionables. A pesar de estas partes no tan conjuntadas, el resto de aspectos de la mezcla de MMO y shooter no están del todo mal conseguidos sobre el papel, y al final una de las conclusiones positivas que deja el título es su adecuada cohabitación de géneros.
El problema es que al final de cuentas todo se reduce a ese esquema tan sencillo de metas, algo que no es impedimento para disfrutar de otros muchos MMOs, pero que en esta ocasión se ve lastrado por la escasa profundidad del resto de labores principales y accesorias. El combate, por ejemplo, es muy básico, y no saca partido de prácticamente ninguno de los avances que ha experimentado el género shooter en los últimos 5 o 6 años. Se reduce a apuntar y disparar, y apenas hay alguna alternativa como la de rodar para esquivar disparos o ataques o la de saltar y agacharse. A la falta de opciones para nuestro manejo se suma una inteligencia artificial enemiga muy limitada, y una escasa variedad no sólo en sus modelados sino también en sus actitudes.
Esta escasez de opciones se hace extensible a absolutamente cualquier faceta del programa, que toca muchos palos como cualquier título del género, pero que no acaba de ofrecer resultados de verdad satisfactorios en la forma de abordar ninguno de ellos. Hay, por ejemplo, también actividades secundarias y otros entretenimientos, pero la mencionada falta de vida del universo Defiance y lo repetitivo de los conceptos que se proponen en este tipo de actividades definitivamente no ayudan. Hay también vehículos, pero éstos exhiben los mismos problemas que el resto de elementos del conjunto jugable. Los podemos "invocar" con sólo dejar apretado el botón adecuado durante un tiempo, y aparecerán ante nuestros ojos, pero sus físicas son desastrosas y su maniobrabilidad pobre y brusca.
¿Un MMO al Uso?
La herramienta de creación de personaje es sorprendentemente limitada para lo que es tradicional en cuanto a personalización dentro del género. Podemos bautizar a nuestro héroe, y también decidir su sexo y su pertenencia o no a la raza humana o Irathient. A continuación, al más puro estilo BioWare, definimos su origen entre cuatro alternativas idénticas para cada género o raza: se dividen en Veterano, Superviviente, Fuera de la Ley o Maquinista. El arquetipo, finalmente, nos facilita la opción de escoger entre tres rangos generales de aspecto que luego se abrirán para definir entre siete estilos de cráneo, de nariz, de boca y de tonalidad de piel. Esta escasez de alternativas es también extensible a todo lo que tiene que ver con la gestión del protagonista, bien planteada pero algo corta para un MMO.
Por ejemplo el panel de éste es bastante comprensible, aunque sí es obligatorio mencionar que el acceso a los diferentes interfaces es incómodo, y nos informa de un sólo vistazo de aspectos importantes como nuestra calificación EGO, nuestras unidades EGO, la cantidad de moneda de la que disponemos (scrip) y cómo va nuestro inventario. La parte superior, en cambio, nos permite definir qué objetos equipar en las categorías de Arma Principal, Secundaria, Granada, Escudo, Vehículo y los diferentes Perks a los que iremos teniendo acceso. Los Poderes, por otra parte, merecen mención aparte, puesto que su presencia por fin sí es decisiva a la hora de dar un poco más de forma a nuestro estilo de juego. Al comienzo la inteligencia artificial EGO nos presentará las primeras cuatro alternativas, muy básicas, y luego se irán abriendo las opciones para invertir nuestras Unidades EGO en otras que vayan ayudando a enriquecer nuestras posibilidades.
Los cuatro pilares principales son la invisibilidad temporal, el uso de un señuelo para distraer a los enemigos, la posibilidad de aumentar su velocidad y potencia de ataques cuerpo a cuerpo y, por último, el aumento de velocidad en un 50%. A su alrededor se erigen toda una serie de habilidades de corte principalmente pasivo que también podemos ir liberando con la utilización de nuestros puntos de experiencia. ¿Cómo se obtienen éstos? Prácticamente cada cosa que hagamos nos proporcionará un plus de experiencia que podremos invertir, sin embargo la escasa relevancia que acaban teniendo los poderes y habilidades en las que podremos invertir acaban haciendo que sea mucho más importante escoger adecuadamente las dos armas que podemos llevar equipadas.
Los servidores de su mundo, por otra parte, están todavía bastante vacíos. No es que importe demasiado porque el juego no se toma esfuerzo alguno por fomentar cualquier tipo de cooperación entre los jugadores, sin embargo es bastante demoledor ver cómo sólo esporádicamente topamos con algún silencioso y poco colaborativo usuario humano. A pesar de algún pequeño esfuerzo como los desafíos cooperativos para cuatro, en líneas generales Defiance parece estar pensado para lobos solitarios, por chocante que resulte dentro de un planteamiento MMO. De este modo tenemos un mundo francamente grande, pero por ahora tan disgregado y poco cohesionado como poco poblado por aficionados o NPCs.
Y es que todo este sentido de la escala no tiene mucho sentido tanto por resultados tan desérticos como por las limitaciones en la distancia de dibujado. De nada sirve tener un escenario tan grande si los enemigos no se dibujan adecuadamente, lo que significa que armas como la de francotirador sólo son útiles a corto rango -algo absurdo en sí mismo-, y también muy limitador en cuanto a la posibilidad de elaborar tácticas o distintos acercamientos. Un sólo ejemplo de los abundantes que hay en un ]título fallido desde el punto de vista de la ejecución y de lo conceptual, y cuya diversión acaba reducida a momentos muy concretos.
Amenaza - Gráficos y Tecnología
A nivel visual Defiance no es un videojuego particularmente llamativo, sin embargo lo que de verdad es demoledor por lo negativo es su apartado tecnológico. Los diseñadores artísticos de Trion Worlds sí habían llevado a cabo un trabajo más que aceptable con RIFT: Planes of Telara, un juego algo genérico en lo estético pero con ciertas partes logradas. En el título que nos ocupa, sin embargo, han optado por decisiones todavía menos sorprendentes, dejándonos un mundo bastante plano y con muy poca personalidad: seguramente lastrado por la imposibilidad de llevar a cabo trabajos imaginativos en la serie de televisión sin un presupuesto disparatado.
En el trabajo puramente gráfico las conclusiones son parecidas en cuanto a la falta de inspiración, pero acentuadas por una ejecución no particularmente vistosa. Por ejemplo entrar a valorar el aspecto de mutantes o alienígenas entraría en el terreno de los gustos, pero sí podemos decir que no son particularmente destacables o memorables. El aspecto del modelado se sale ya del puro terreno de la subjetividad, y ahí podemos hablar de unos trabajos poco generosos en cuanto a texturización o carga poligonal tanto para los personajes como para los objetos de repetición o los decorados. A esto hay que sumar decisiones de diseño bastante discutibles, que afectan incluso a aspectos tan básicos como la distribución de los menús y que hacen muy difícil acciones que deberían ser tan sencillas como definir el aspecto de la pantalla o incluso salir del propio título.
En lo tecnológico Defiance es un producto irregular y que denota un mayor trabajo, seguramente acentuada por la necesidad de tener el producto listo para que su lanzamiento coincida con el inicio de la emisión de la serie. Hasta la fecha se han lanzado infinidad de MMOs, y muchos de ellos han presentado un acabado muy pobre en el momento de su puesta a la venta, pero ya varios días después y con numerosos y descomunales parches a sus espaldas, el shooter on-line que nos ocupa sigue sin acabar de tener los mínimos exigibles para una producción de sus características. Hemos de reconocer que tras la actualización de esta misma madrugada las cosas van algo mejor, pero todavía resta mucho trabajo que hacer. Hay infinidad de bugs e incidencias, aunque también problemas de clipping que parecen más fácilmente solventables pero que todavía siguen generando situaciones absurdas como el atravesar completamente unos vehículos que no existen como objetos sólidos.
Las animaciones, por ejemplo, tampoco logran alcanzar los estándares que esperamos de un producto de estas características, y sólo algunas crestas de la ola en cuanto a iluminación permiten ofrecer alguna estampa algo más llamativa en determinados puntos del escenario. A nivel de optimización el producto no es particularmente exigente, aunque sus escasos parámetros de personalización gráfica no obligan a hablar de un juego muy poco escalable. Apenas podemos definir la resolución, la presencia de sombras, bloom o motion blur, así como la calidad gráfica entre los patrones de baja, media o alta.
Desde el punto de vista sonoro el programa tampoco está a la altura de lo que se espera de un lanzamiento con sus ambiciones. La música es de una pobreza asombrosa, no sólo en cuanto a sus valores de producción, sino también en términos de inspiración y variedad de unas partituras que no dejarán de repetirse. Los efectos de sonido tampoco rayan a buen nivel, y el juego llega a nuestro país sin doblar ni traducir siquiera sus textos, y con unas voces bastante discretas ya en su versión original.
Defiance no acaba de triunfar ni como shooter ni como MMO, y todas sus buenas intenciones y su correcto equilibrio entre géneros pierden mucha fuerza. No sólo hablamos de un producto descuidado desde el punto de vista técnico, sino también de uno al que le falta mucha riqueza jugable. Una lástima teniendo en cuenta su gran ambición y sugerente punto de partida.
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